American College of Sports Medicine

Manual ACSM para el entrenador personal (Color)


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sinovial compuesta, en realidad, por dos articulaciones: la humerocubital y la humerorradial. Se sitúa en continuidad con la articulación radiocubital proximal, que permite que la cabeza radial rote durante la pronación y la supinación del antebrazo. El húmero distal se articula tanto con el cúbito como con el radio proximales, y las dos articulaciones están envueltas por una cápsula y comparten una única cavidad sinovial. En la parte lateral del codo, el cóndilo humeral se articula con la cabeza del radio para formar la articulación humerorradial. Medialmente, la tróclea del húmero se articula con la cavidad sigmoidea mayor o escotadura troclear del cúbito, para conformar la articulación humerocubital. La articulación radiocubital proximal, cuya cápsula articular se halla en continuidad con la de las articulaciones humerocubital y humerorradial, es la articulación de la cabeza del radio con la escotadura radial del cúbito (38) (v. fig. 3.20).

      FIGURA 3.20. Huesos y ligamentos de la articulación del codo; vista anterior. Tomado de Premkumar K. The Massage Connection Anatomy and Physiology. Baltimore, MD: Lippincott Williams & Wilkins; 2004, con autorización.

       Movimientos

      Tanto la humerocubital como la humerorradial son articulaciones en bisagra (gínglimos), que flexionan y extienden el codo en el plano sagital (fig. 3.21). La ADM normal para la flexión-extensión es de 145 a 150°, correspondiendo los 145-150° a la posición completamente flexionada (codo doblado) y los 0° a la posición completamente extendida (con brazo y antebrazo rectos en continuidad). Durante el movimiento sagital del codo, la escotadura troclear del húmero se desliza en la escotadura troclear del cúbito. En flexión completa, la apófisis coronoides del cúbito se aproxima a la fosa coronoidea del húmero. En extensión completa, la apófisis olecraniana del cúbito golpea en la fosa olecraniana del húmero, lo que refuerza la estabilidad del codo completamente extendido. La articulación radiocubital proximal es una articulación en pivote (trocoide), que permite la rotación axial de la cabeza del radio durante la supinación y la pronación del antebrazo. La ADM normal para la supinación (antebrazo rotado lateralmente con las palmas de las manos en sentido anterior) es de 80 a 90°, valores iguales a los de la ADM normal para la pronación (antebrazo rotado medialmente con las palmas de las manos en sentido posterior) (38).

       Músculos

      Anteriores Los músculos anteriores del brazo se encargan, principalmente, de flexionar la articulación del codo (5), y son el bíceps braquial, el braquial y el braquiorradial (fig. 3.22). El bíceps braquial es un músculo biarticular de dos cabezas, que actúa tanto sobre el hombro como sobre el codo. Su cabeza larga se origina a partir del tubérculo supraglenoideo de la escápula, en tanto que la cabeza corta tiene su origen en la apófisis coracoides de la escápula. Ambas cabezas se insertan en la tuberosidad del radio. El bíceps braquial es un potente supinador, que flexiona el codo con mayor eficacia cuando el antebrazo se encuentra en supinación. La cabeza larga del bíceps braquial también contribuye a la flexión del hombro. Para un mejor entrenamiento de este músculo, los movimientos de los ejercicios deben comprender tanto la flexión del codo como la supinación del antebrazo (p. ej., mediante la flexión del bíceps con pesas). El músculo braquial es considerado como el principal elemento flexor del codo (4). Las flexiones de codo tipo martillo, con los antebrazos mantenidos en posición neutra, son el mejor procedimiento para el desarrollo del braquial y el braquiorradial. En el antebrazo, el pronador cuadrado y el pronador redondo, tal como sugieren sus nombres, inducen pronación. El primero de ambos es el que mayor fuerza ejerce.

      FIGURA 3.21. Movimientos del codo. A. Flexión-extensión. b. Pronación-supinación.

      FIGURA 3.22. Músculos del brazo; vista anterior. A. Músculos. b. Referencias superficiales. Tomado de Premkumar K. The Massage Connection Anatomy and Physiology. Baltimore, MD: Lippincott Williams & Wilkins; 2004, con autorización.

      Posteriores Los músculos posteriores del codo principalmente se encargan de la extensión de la articulación del codo y comprenden el tríceps braquial y el ancóneo (fig. 3.23). El tríceps braquial es un músculo biarticular (cabeza larga) de tres cabezas que actúa sobre el codo y el hombro. Su cabeza larga se origina a partir del tubérculo infraglenoideo de la escápula, en tanto que las cabezas medial y lateral tienen su origen en el húmero superior. Las tres cabezas se insertan en el olécranon del cúbito. El tríceps braquial es el principal extensor del codo, aportando una menor contribución a esta función el músculo ancóneo. Este pequeño músculo también proporciona estabilidad a la parte posterior de la articulación del codo (18).

       Lesiones

      Debido a su uso en la mayoría de las actividades de la vida diaria, el ejercicio y la actividad deportiva, el codo sufre frecuentes lesiones por sobreuso crónico o movimiento repetitivo (3). La tendinitis resulta evidente en diversos puntos de inserción en el codo. El «codo de tenista» (epicondilitis lateral), que produce dolor en el lateral del codo, es la lesión por sobreuso del codo más generalizada en adultos (15,23). Suele deberse a sobrecarga excéntrica de los músculos extensores del antebrazo (p. ej., al agarrar una raqueta con demasiada fuerza, por grosor inadecuado de la empuñadura, por una técnica inadecuada en el golpe de revés o por excesivo peso de la raqueta) (11). Por su parte, el «codo de golfista» (epicondilitis medial), que causa dolor en la parte medial del codo, es a menudo provocado por tensiones en valgo repetidas sobre el brazo, durante el movimiento de swing en el golf o durante la práctica de deportes de raqueta. La tendinitis del tríceps, causante de dolor en el olécranon, es producida por tensiones posteriores repetitivas durante la extensión del codo. Los ejercicios de resistencia y flexibilidad para la flexión, la extensión, la pronación y la supinación del codo se incorporan a menudo a los programas de entrenamiento con el fin de evitar, o tratar, estas lesiones. El esguince de ligamento colateral medial es una consecuencia frecuente de los microtraumatismos repetitivos y la fuerza en valgo excesiva (3).

      FIGURA 3.23. Músculos del brazo; vista posterior. A. Músculos. b. Referencias superficiales. Tomado de Premkumar K. The Massage Connection Anatomy and Physiology. Baltimore, MD: Lippincott Williams & Wilkins; 2004, con autorización.

      En el codo se producen, por otra parte, lesiones traumáticas. La bursitis del olécranon, que provoca una extensa inflamación con rubefacción en la parte posterior del codo, suele ser consecuencia de una caída con impacto directo sobre el codo. La luxación cubital es consecuencia habitual de una hiperextensión violenta o de fuerzas en varo o en valgo. La luxación cubital, más frecuente en personas de menos de 20 años, produce una evidente deformidad del codo y puede presentarse con síntomas neurológicos en la mano (quinto dedo), por compresión del nervio cubital en el codo (3).

       MUÑECA, MANO Y DEDOS

      La muñeca, la mano y los dedos son necesarios para la mayor parte de las actividades de la vida diaria, para el trabajo y para las actividades deportivas, en funciones como asir y levantar, escribir, teclear, comer o lanzar objetos. Debido a que la correcta función de la muñeca y la mano es precisa para estas actividades, las lesiones en tales localizaciones son, a menudo, incapacitantes. La presente sección se centra, fundamentalmente, en la anatomía funcional de la muñeca. Se remite al lector a otras fuentes (1,16,28,29,33) para profundizar en la anatomía intrínseca de la mano y los dedos.