Conrad Mbewe

La Predicación Pastoral


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debe ayudar a los creyentes a encontrar su camino a través del laberinto para que donde sea que ellos se encuentren en la Biblia no se pierdan sino tomen lecciones apropiadas para su propio crecimiento y madurez. Ellos van a aprender a hacer esto mientras escuchar la buena predicación pastoral que respete los contextos en los cuales los textos son encontrados.

      A pesar de que la Biblia tiene tantas secciones diferentes, es esencialmente un libro porque tiene un tema; es decir, la obra salvadora de Dios a través de Cristo Jesús. Los creyentes necesitan ser ayudados a tener una interpretación Cristo céntrica de la Biblia. Jesús una vez desafío a Sus adversarios durante Sus días en la tierra, diciendo, “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39). Él estaba diciéndoles que la Biblia entera se trataba sobre Él.

      Él hizo la misma observación a Sus propios discípulos después de Su resurrección, cuando les abrió Sus mentes para que ellos pudieran entender las Escrituras. Comenzando con aquellos a quienes conoció en el camino a Emaús (Lucas 24:13–27), y después con los otros (Lucas 24:36–49), Jesús enseñó que las Escrituras hablaban de Él desde la primer página hasta la última. Ahora, si eso era cierto del Antiguo Testamento (que es al que Jesús estaba haciendo referencia), ¿cuánto más debería ser verdad sobre el Nuevo Testamento, el cual fue escrito en respuesta a Su primera venida? Así que, la buena predicación pastoral debe ser Cristo céntrica, revelando a Cristo Jesús en el mensaje de la Biblia entera.

      Una apreciación de sana doctrina

      La predicación pastoral debe ayudar a los creyentes a obtener una apreciación de todo el consejo de Dios. Observa como el Apóstol Pablo describió su ministerio en Éfeso cuando hablaba con los ancianos de la iglesia allí: “Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios” (Hechos 20:26–27). Él debió haber dicho esto con un sentido de gratitud por un ministerio exitoso.

      ¿A qué se refería Pablo con “todo el consejo de Dios”? Él debía haberse estado refiriendo a todas las verdades que Dios ha revelado en la Escritura – verdades que son dulces y aquellas que son amargas debido a nuestra mundanalidad, verdades que están de moda y aquellas que son desagradables. Es por eso que el Apóstol Pablo habló en términos de “no he rehuido”. Los predicadores frecuentemente rehúsan hablar sobre verdades bíblicas que las personas no quieren escuchar. Pero los predicadores que no proclaman la verdad entera producen Cristianos sesgados y horneados a medas quienes fracasan en vivir vidas que glorifiquen a Dios.

      Otra forma de ver esto implica usar una frase más moderna. La predicación pastoral debe impartir teología sistemática sana al pueblo de Dios. Esto no quiere decir que los pastores deben enseñar doctrina como se hace en las escuelas Bíblicas. Más bien, este entendimiento sistemático de la verdad de Dios debe surgir al ellos predicar a través de varios pasajes de la Biblia. Debe haber un énfasis doctrinal de manera que el pueblo de Dios desarrolle un punto de vista bíblico de Dios, la Creación, los seres humanos, la historia, el pecado, la redención en Cristo, la salvación aplicada por el Espíritu Santo, la iglesia, el estado, las misiones, la segunda venida de Cristo, etc. Aunque estos pudieran parecer ser temas separados, los creyentes deben conocer cómo se interrelacionan y combinan para formar una realidad. La predicación pastoral ayuda a los creyentes a desarrollar una cosmovisión bíblica, centrada en Dios y saturada por el evangelio.

      El Apóstol Pablo explicó que era por esto que Cristo Jesús dio predicadores y maestros a la iglesia. Vimos en el último capítulo que “él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:11–13). Observa que estos dones de predicación y enseñanza fueron dados para traer a los creyentes a “la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios”.

      Cuando la Biblia habla de “la fe” (es decir, “fe” con el articulo definido “la” antes), está haciendo referencia al cuerpo de verdad que constituye la fe Cristiana. Es “la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3). Está haciendo referencia a la enseñanza Cristiana o la sana doctrina. El Apóstol Pablo esta, por lo tanto, diciendo que Dios dio a los predicadores y maestros como regalos a Su iglesia para ayudar a los creyentes a llegar a un entendimiento común de la doctrina Cristiana.

      ¿Por qué hizo Dios esto? Un conocimiento práctico de la Biblia y una apreciación de la sana doctrina ayudará a los creyentes a crecer espiritualmente y evitar ser engañados por las muchas falsas enseñanzas que son tan generalizadas a su alrededor. Como dice el proverbio Africano, “Cuando las raíces están profundas, no hay razón para temer el viento”. Dejemos que el Apóstol Pablo hable por sí mismo. Él dijo que Dios dio los predicadores y maestros a la iglesia “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:14–15).

      Un entendimiento de la vida piadosa

      La predicación pastoral debe ayudar a los creyentes a ver cómo quiere Dios que ellos vivan en todas las áreas de sus vidas – en sus hogares, en el lugar de trabajo, en la iglesia y en el mundo. La predicación pastoral anima a los creyentes a vivir vidas piadosas en conformidad con los estándares que Dios ha establecido para ellos. Esto surge de la sana doctrina que se les ha enseñado. Podemos ver esto claramente en la carta de Pablo a Timoteo, donde él comienza diciendo, “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina” (Tito 2:1), y luego continua diciéndole a Tito que instruya a los hombres mayores, mujeres mayores, hombres jóvenes y otros, en cómo deben vivir para agradar a Dios. Por ejemplo, “Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino” (Tito 2:2–3).

      Pablo quiere que Tito siga su propio ejemplo en las cartas que él escribió a varias iglesias. En esas cartas, él escribía sobre algunas verdades Cristianas importantes, y después diría “por lo tanto…” y deletrearía las implicaciones de esta verdad sobre como ocupaban sus vidas diarias (ver, por ejemplo, Romanos 12:1; 15:7; 1 Corintios 4:5; Gálatas 5:1; Colosenses 3:5). En su predicación pastoral, Tito también debe usar este famoso “por lo tanto”.

      Los Creyentes necesitan aliento para aplicar la doctrina porque frecuentemente el ambiente a su alrededor no fomenta un estilo de vida Cristiano, e incluso es a veces hostil. El mundo tiene una cultura que es impía y rebelde. Los hombres y las mujeres insisten en sus “derechos” pero su insistencia es a menudo simplemente un delgado recubrimiento que cubre una autodeterminación militante que es contra la ley moral de Dios. Aunque los corazones de los Cristianos han sido limpiados de la rebelión, ellos no se dan cuenta cuánto la cultura del mundo aún domina su manera de pensar. Sigue siendo un punto ciego muy grande. Los Cristianos necesitan empaparse regularmente en la Palabra de Dios para que la cultura impía sea limpiada de su pensamiento.

      Por ejemplo, en muchas culturas en África, la poligamia es normal. Entre más poderoso es un hombre financieramente y políticamente, más esposas acumula. Las esposas son tratadas como si fueran posesiones. Cuando un hombre se convierte y se sienta bajo la predicación pastoral, pronto aprende que su esposa es su semejante delante de Dios y que Dios desea que el matrimonio sea entre un hombre y una mujer. También se le enseña como un esposo piadoso debe ver y tratar a su esposa. Él debe amar a su esposa como Cristo amó la iglesia. Mientras él lucha con las implicaciones de esto, transforma totalmente su relación con su esposa.

      Otra área importante para la instrucción regular es cómo los creyentes deben vivir en la iglesia. Es una dimensión completamente nueva que ellos solo experimentan realmente en un nivel espiritual después de su conversión. Incluso si ellos asistían a la iglesia antes de llegar a ser Cristianos, tendrán las percepciones equivocadas. Necesitan darse