a ser un predicador evangelista o un predicador pastoral – o pudieras ser ambos?
2. La Predicación Pastoral
y el Pastoreo
Una buena forma de entender una institución o actividad es reducirla a una sola palabra o frase – una palabra o frase que capture algo de su esencia. Cuando hayas encontrado la mejor palabra posible, sabrás de qué se trata esta institución o actividad. Por ejemplo, podemos reducir un juego de futbol a simplemente la palabra, “goles”. De esto es de lo que se trata el futbol. Si quieres expandirlo más, tal vez pudieras decir “anotar goles”. Eso es lo que causa un flujo de adrenalina. Todo gravita en torno a los goles. Ese es el enfoque.
¿Qué de la predicación pastoral? ¿Cuál es la palabra que mejor encapsula lo que estás haciendo como predicador cuando estas involucrado en la predicación pastoral? Me gustaría sugerir que esa palabra es “pastorear”. Si fuéramos a expandir esta palabra a una frase seria “pastorear el rebaño de Dios por medio de la Palabra de Dios”. Una vez que captes esta frase, entenderás el propósito central de la predicación pastoral. Esto es lo que Dios quiere ver que el púlpito Cristiano logre cada semana. El pueblo de Dios necesita ser pastoreado.
¿Cuál es el trabajo de un pastor? Es principalmente asegurar la salud y seguridad de las ovejas. Las ovejas son vulnerables a las enfermedades y animales salvajes, y tienden a extraviarse y perderse. Así que los pastores sacan a las ovejas fuera del corral cada mañana y las guían a lugares donde pueden ser alimentadas y encontrar buena agua limpia. Ellos vigilan de cerca a las ovejas para ver si alguna de ellas muestra algún síntoma de mala salud. También escanean los alrededores buscando amenazadas cómo predadores buscando comida. Cuando termina el día, el pastor guía al rebaño de vuelta al corral, contándolas para asegurares que todas están a salvo allí dentro para pasar la noche.
Pastores y ancianos como pastores
Cuando el Apóstol Pablo se estaba despidiendo de los ancianos de la iglesia en Éfeso, él les dijo, “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre” (Hechos 20:28). La palabra traducida “apacentar” es la palabra Griega poimaino, que quiere decir “pastorear”. Incluye las ideas de alimentar y gobernar. Así el Apóstol Pablo estaba instando a los ancianos de la iglesia en Éfeso a hacer por los Cristianos lo que un pastor hace por las ovejas.
Pablo no fue el único escritor del Nuevo Testamento quien utilizo esta imagen de pastores para describir el rol de los ancianos en la iglesia. Pedro hizo lo mismo. Él escribió, “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros” (1 Pedro 5:1–2). Así, los primeros líderes de la iglesia resumieron el papel de los ancianos en una palabra, “pastorear”.
El hecho de que la Palabra de Dios asemeje a los Cristianos a un rebaño de ovejas sugiere que existen algunas similitudes entre ellos. Una es que los Cristianos son tan vulnerables en el mundo espiritual como lo son las ovejas en el mundo físico. Las ovejas tienden a contraer enfermedades del ambiente, deambular y perderse y frecuentemente terminan como comida de las bestias salvajes. Los Cristianos también tienden a contraer ideas equivocadas de amigos y falsos maestros, lo cual los debilita espiritualmente. Ellos se desvían y hacen un naufragio de sus vidas. Para evitar esto, ellos necesitan ser cuidados. Esa es la tarea de los ancianos en la iglesia.
Hubo un ejemplo reciente en Sudáfrica de un pastor quien le dijo a su congregación que saliera y comiera sacate. Ellos corrieron afuera y comenzaron a comer sacate como vacas. Muchos se enfermaron. El mismo pastor después le pidió a su congregación que tomaran petróleo, afirmando que tenía el poder de convertirlo en jugo de frutas. Otra vez, muchos de ellos lo hicieron. En muchas iglesias Africanas, los pastores están defraudando a los miembros de sus iglesias con dinero y teniendo relaciones sexuales con los miembros femeninos como una forma de “limpiar” los malos espíritus. Estas actividades están llegando a ser tan prevalentes que están atrayendo la atención de gobiernos nacionales, quienes ahora están intentando ponerle un fin. ¿Cómo pueden los miembros de la iglesia caer presas de tales trucos? Es por su vulnerabilidad espiritual. Sin el cuidado pastoral apropiado los Cristianos serán débiles y fácilmente caerán presas de los falsos maestros. ¿Cómo encaja este rol pastoral de pastores y ancianos con la predicación pastoral? La conexión es la Palabra de Dios. Podemos resumir la predicación pastoral como “pastorear” porque la principal herramienta para este rol de pastorear es la Palabra de Dios tal como es predicada, enseñada y utilizada en la consejería.
Mientras que todos los ancianos de las iglesias son pastores de la iglesia de Dios, algunos ancianos son llamados por Cristo al trabajo de la predicación y enseñanza, en donde ellos se concentran en alimentar al pueblo de Dios a través de la Palabra de Dios. El Apóstol Pablo reconoció esta distinción cuando le dijo a Timoteo, “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar” (1 Timoteo 5:17). El trabajo que aquellos en el segundo grupo están haciendo es la predicación pastoral.4
La conexión entre pastorear y predicación pastoral también es esclarecida por medio de la palabra “pastoral” misma. Es el adjetivo derivado del sustantivo “pastor”, la cual es en realidad una traducción latina del sustantivo Griego poimen, que quiere decir “pastor”, que Pablo usa en Efesios 4:11.
La metáfora del pastor también ayuda a clarificar la diferencia entre predicación evangelista y predicación pastoral. La predicación evangelista está dirigida a aquellos que no están en el redil de ovejas. Es el instrumento por medio del cual Cristo los trae. Él una vez dijo, “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor” (Juan 10:16). A medida que nos involucramos en la predicación evangelista, Jesús llama a Sus ovejas a salir del mundo y venir a Su redil. Una vez que están en su redil, la predicación pastoral toma lugar. Así, en ese sentido, la predicación pastoral está dirigida a aquellos quienes se han arrepentido de sus pecados y han puesto su confianza en Cristo Jesús como su Señor y Salvador. Ya hemos cubierto este terreno en el capítulo anterior. Sin embargo, es útil ver esto otra vez a la luz de esta metáfora.
¡Sin lugar a dudas, la importancia de cuidar las ovejas es algo que Pedro jamás olvidó porque Jesús se lo ordeno tres veces! Juan registra a conversación entre Pedro y Jesús, revelando las respuestas sinceras de Pedro.
Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.” (Juan 21:15–17)
Pastores espirituales prometidos en el Antiguo Testamento
Es instructivo darse cuenta que de este papel de pastoreo también se habló en los tiempos del Antiguo Testamento. Por ejemplo, en el maravillosos Salmo 23, David habla sobre lo que Dios hizo por él como su Pastor.
Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. (Salmo 23:1–4)
También encontramos que cuando Dios se quejó