Mi educación la enerva y lo disfruto. Casi soy capaz de ver cómo sus ojos relampaguean. De pronto algo se me cruza por la cabeza. Es la hermana. ¡La hermana! ¿Y si Jessica le ha contado lo que pasó entre nosotros? No, no creo que le haya dicho que la rechacé cuando estaba semidesnuda. Niego con la cabeza para mí mismo, tratando de alejar esos pensamientos. Es imposible que lo sepa. Ella misma me prohibió contárselo a nadie para que fuese algo que quedase entre ambos. Solo Julieta lo sabe y nadie más.
—Denotas chulería por cada poro de tu piel. Es como si te creyeses que puedes tener a cualquier chica y eso te hace quedar como un imbécil ante mis ojos.
¿Cómo demonios hemos llegado hasta esto? No me importa, pero solo tengo una cosa clara: nadie llama imbécil a James Hamler y esta chica ya me ha insultado demasiado por hoy.
—Oye, no tengo ni puta idea de qué vas, pero deja de actuar así conmigo, ¿me entiendes?
Le dirijo una mirada dura y me acerco a ella.
—¿O qué? ¿Voy a herir tu ego de chico duro si te digo que a mí tampoco me interesa en absoluto volver a verte?
Esas palabras no deberían herirme en absoluto. De hecho, jamás ninguna chica ha sido capaz de herirme salvo Julieta, pero no sé por qué no me son indiferentes. Sé que ella está recordando las palabras que le dije justo antes de dejarla en su propio coche.
—¿Acaso te crees importante para ser capaz de herirme? ¿A mí?
Veo cómo sus ojos se llenan de ira y su voz se vuelve rasposa.
—Eres un…
Le tapó la boca con una mano incluso antes de que acabe la frase. No voy a permitirle que vuelva a insultarme. Tampoco voy a hacerle daño, solo hago un poco de presión.
—Voy a lavarte la boca con lejía como vuelvas a insultarme, Mais.
Le digo su nombre buscando enfadarla y casi soy capaz de ver cómo me fulmina con la mirada. Ella eleva una mano hacia mi cara y trata de pegarme, pero yo se la aguanto de la misma forma que sujeto su cuerpo cuando hace presión contra el mío tratando de empujarme.
—Tranquila, Mais, si no fueses por ahí insultando a la gente no tendría que taparte nada ni estaríamos en esta situación. —Me estoy cabreando más de la cuenta y lo sé cuando le echo en cara lo siguiente—: De hecho, si no me hubieses tirado a la piscina, esta boda habría salido mucho mejor.
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