Marcela Thesz

Nuestro Útero


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tu fertilidad? Si tienes hijos, ¿a qué edad te convertiste en madre? ¿Has gestado otras creaciones? Durante las dos etapas más fértiles de la vida femenina, energética y biológicamente, es importante elegir conscientemente en dónde y en qué utilizamos esa fertilidad. Si bien la energía creativa estará disponible siempre, aun en menopausia, no se manifestará biológicamente de la misma manera posterior a los treinta y cinco años. En la competencia de proyectos internos, profesión versus familia, deberes versus deseos, hay que considerar la naturaleza biológica y energética.

      El inicio de la transición hacia la etapa lineal del útero, ¿fluyes o te resistes? Durante las dos últimas etapas, en las que tanto ovulación como menstruación se desactivan progresivamente, generalmente nos surge evaluar qué hemos hecho hasta ese momento. Puedes sentir que has logrado lo que deseabas o, por el contrario, que has perdido oportunidades. En la transición hacia la menopausia es momento de reconciliar para fluir. No se puede ni volver a atrás ni tampoco detener el tiempo.

      La inminencia de la menopausia, ¿estás lista? Si has hecho todo lo que deseabas hacer, sentido todo lo que el cuerpo te ha llevado a sentir, seguramente estás preparada. Lamentablemente, muchas mujeres llegan a la menopausia con cuentas pendientes que luego el cuerpo les reclama.

      Si estás en menopausia, puedes recapitular tus septenios y comprender en retrospectiva tu vida cíclica, decidirte a no transitar por los mismos senderos de negación y recrearte en este momento de tu vida en el que tus responsabilidades son solo para contigo.

       Creencias que nos descompasan de los ciclos de siete años

      Las demandas actuales de la lógica patriarcal no se condicen con la de los septenios del útero, motivo por el cual, las mujeres estamos descompasadas de este ritmo energético en algún grado. Cuando estas demandas se convierten en creencias, nos llevan a actuar de manera diferente respecto a lo que el cuerpo nos indica, ignorando la coherencia con la energía de cada etapa de nuestra vida.

      La necesidad de convertirse en mujer anticipadamente: trae como consecuencia la menarquía temprana. Es el resultado tanto de la hipersexualización infantil como también de una situación de abandono y desamparo, en la que las niñas se ven en la necesidad de tomar roles de adulto de modo prematuro.

      La demanda de la iniciación sexual en la adolescencia temprana: sucede ante situaciones de desamparo y falta de educación, a partir de la manipulación de los hombres o la amenaza de abandono o segregación en una etapa tan crucial como la adolescencia, donde la pertenencia y el reconocimiento son factores muy relevantes.

      La necesidad de adaptarse a la imagen que demanda la sociedad: tanto en el plano físico como emocional, mental o laboral. Las mujeres dejan de lado su naturaleza espontánea y anulan sus deseos individuales para acomodarse a un supuesto estándar que debería brindar aceptación, pero que solo genera desvalorización propia.

      El desarrollo profesional en competencia con la maternidad, o viceversa: muchas mujeres sufren la demanda de poder ser las dos cosas, madre y profesional exitosa. A pesar de las creencias instauradas en la estructura sociocultural, en las que el éxito profesional temprano es muy valorado, el cuerpo femenino sigue rigiéndose por los mismos ciclos que milenios atrás y la biología nos marca los tiempos.

      La maternidad a toda costa: el deseo de ser madre indiscutidamente, aun cuando el cuerpo no lo habilita, surge tanto de la idea de que el único valor de la mujer es la maternidad como también de la postergación del deseo debido a priorizar otros desarrollos, como el profesional y económico.

      El nido vacío y la angustia que provoca: surge de la creencia de que la mujer que ya no ejerce como madre activamente no tiene ninguna otra función en su vida. Por el contrario, cuando los hijos se independizan, la mujer tiene toda la energía disponible para sí misma, sus proyectos y creaciones.

      La resistencia a la menopausia: como si un útero que no sangra ya no tuviera vida. Aprender sobre la totalidad de las capacidades energéticas del útero nos permite vislumbrar a la menopausia con entusiasmo.

      Observa y analiza cuáles son las creencias y las necesidades particulares en tu vida que te han llevado a vivir los septenios del útero sin completa coherencia con su energía manifiesta. El resultado de esta parte de la recapitulación de la historia de tu útero no debe ser la autocrítica o el automaltrato, sino la aceptación del pasado y la comprensión de que todo lo que te haya quedado sin experimentar, sin manifestar o reprimido por el motivo que fuera, regresará tarde o temprano para ser expresado.

      Durante una relación sexual, intercambias fluidos físicos y energéticos que dejan registros en el cuerpo por un período de siete años. El principal receptor de esos registros sexuales es el útero, debido a su claro papel preponderante en la sexualidad femenina.

      Las energías que se intercambian son principalmente emocionales, aquellas presentes en el acto sexual, pero también energía del sistema en general. Durante la relación sexual, los campos energéticos de las personas se abren y muchas veces se fusionan, facilitando el intercambio de información y la unificación temporaria de la frecuencia vibratoria.

      La frecuencia vibratoria es una forma de dimensionar la calidad de la energía. La energía total de una persona depende de sus energías particulares: sus emociones, sus pensamientos y percepciones, sus acciones, su coherencia y autocuidado, por ejemplo. Cultivar emociones sanas, pensamientos abiertos y tolerantes, sanar los traumas y vivir activamente, en consciencia, son factores que ayudan a elevar la vibración energética. Por el contrario, las emociones reprimidas, los pensamientos y conductas autodestructivas, como la negación, la desconexión del momento presente, entre otros, son factores que sostienen frecuencias vibratorias bajas.

      Intercambiar energía con una persona de menor vibración causa que la vibración energética propia descienda, por lo menos temporariamente. Intercambiar energía con una persona de mayor vibración energética evidentemente causará que la vibración propia ascienda. De manera que es importante considerar el aspecto energético de la sexualidad, trabajar en elevar la vibración y preservarse de personas que posean una energía disonante a la propia.

       Haciendo cálculos

      Los fluidos que se intercambian durante el acto sexual (fluidos vaginales, seminales, la saliva y la sangre) poseen información energética que el útero registra y almacena a nivel celular. En las células, almacenamos información relacionada con nuestras creencias y formas de vida, tanto conscientes como inconscientes, por lo cual, no es extraño pensar que el intercambio sexual continuado con una persona nos lleve a asimilar sus creencias, a sentirnos y pensar de similar manera y viceversa.

      No solo intercambias energía con la persona con quien tienes sexo, sino que también intercambias la energía proveniente de las parejas sexuales previas de ambos, ya que en vuestros sistemas se encuentran los remanentes energéticos de sus otros compañeros de los últimos siete años.

      Si la pareja mantiene su relación de manera monógama por siete años, depuran sus energías y solo poseen remanentes uno del otro. Esto puede ser observado, ya que surge una sensación de que, por primera vez, se encuentran solos, uno con el otro, sin energías ajenas a sí mismos. Puede llevar a que la relación se profundice o se debilite. De cualquier manera, el séptimo año de monogamia en la pareja es un momento sobre el que prestar especial atención y activamente, construir con amor, si eso es lo que aún se siente respecto al otro.

      Si se mantiene celibato por siete años (algo casi impensado en los tiempos que corren, pero que es factible dentro de un trabajo enérgico de depuración y crecimiento interior) es posible alcanzar una depuración completa de tu sistema energético, incluyendo tu útero. Es necesario considerar otros tipos de limpieza y depuración para complementar este trabajo: la alimentación y el ejercicio, para depurar el cuerpo físico; la meditación, para depurar tus cuerpos emocionales y mentales; y otras técnicas complementarias de sanación.