Denis Fortin

Enciclopedia de Elena G. de White


Скачать книгу

“Confident in the Gift” (2/2006); Norma J. Collins, “Blistered Hands, Square Truths” (6/2006); Juan Carlos Viera, “God’s Guiding Gift: The Work of the Prophet in the Life of the Church” (12/2006); Michele Solomon, “The Oakwood Experience, Then and Now” (2/2007); Arthur G. Daniells, “Believing His Prophets” (10/2007); R. Steven Norman III, “Salvation and Social Action: Edson White’s Southern Work Remembered” (2/2008); Hubert Cisneros, “A Vision of Hope” (5/2008); Alberto R. Timm, “He Still Speaks” (7/2008); Gerhard Pfandl, “Foundations of Ellen White’s Prophetic Call” (9/2008); Denis Fortin, “Ellen White and the Bible” (11/2008).

      664 Ronald L. Numbers, Prophetess of Health: A Study of Ellen G. White (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing, 2008).

      665 Existen una cierta cantidad de otros estudios sobre distintos temas en su relación con Elena de White. Dado que una reseña de estas publicaciones está fuera del alcance de este ensayo, listamos solo algunos ejemplos: Elena G. de White, E. G. White and Church Race Relations (Washington, D.C.: Review and Herald Pub. Assn., 1970); Joseph Battistone, The Great Controversy Theme in E. G. White Writings (Berrien Springs, Mich.: Andrews University Press, 1978); R. Edward Turner, Proclaiming the Word: The Concept of Preaching in the Thought of Ellen G. White (Berrien Springs, Mich.: Andrews University Press, 1980); Delbert W. Baker, The Unknown Prophet (Washington, D.C.: Review and Herald Pub. Assn., 1987); Ralph E. Neall, How Long, O Lord: What Did Ellen White Really Say About the Problem of Our Long Wait for Christ’s Soon Return? (Washington, D.C.: Review and Herald Pub. Assn., 1988); Donald I. Peterson, Visions and Seizures: Was Ellen White a Victim of Epilepsy? (Boise, Idaho: Pacific Press Pub. Assn., 1988); Ciro Sepúlveda, ed., Ellen White on the Color Line: The Idea of Race in a Christian Community (Biblos Press, 1997); Martin Frederick Hanna, The Cosmic Christ of Scripture: How to Read God’s Three Books Comparing Biblical Perspectives With the Writings of Ellen White (Berrien Springs, Mich.: Cosmic Christ Connections, 2006).

      TANTO LOS ESCRITOS DE ELENA DE WHITE COMO SUS ACCIONES mostraron una actitud positiva hacia la ciencia. Ella animaba a los creyentes a “adquirir conocimientos científicos” (MI 2:288); también instó y ayudó a John Harvey Kellogg a recibir instrucción médica científica apropiada; e incluso insistió en que aquellos que se estaban formando para ser pastores debían “recibir primero un adecuado grado de preparación mental” para poder “hacer frente con éxito a las extrañas formas de error, religiosas y filosóficas combinadas, cuya refutación requiere conocimiento de la verdad científica y bíblica” (OE 82).

      Sin embargo, Elena fue implacable en su denuncia de los que trasforman “la verdad de Dios [...] en una cosa dudosa frente a los anales de la ciencia. Estos falsos educadores exaltan la naturaleza por encima del Dios de la naturaleza, el Autor de toda ciencia verdadera” (EC 47). Su condenación se enfoca particularmente en la geología y aquellos aspectos de esta que contradicen el registro bíblico: “...algunas deducciones erróneas de fenómenos observados en la naturaleza han hecho suponer que existe un conflicto entre la Ciencia y la Revelación y, en los esfuerzos realizados para restaurar la armonía entre ambas, se han adoptado interpretaciones de las Escrituras que minan y destruyen la fuerza de la Palabra de Dios. Se ha creído que la geología contradice la interpretación literal del relato mosaico de la Creación. Se pretende que se requirieron millones de años para que la Tierra evolucionara a partir del caos y, a fin de acomodar la Biblia a esta supuesta revelación de la ciencia, se supone que los días de la Creación han sido vastos e indefinidos períodos que abarcan miles y hasta millones de años. Semejante conclusión es enteramente innecesaria” (Ed 128, 129). Por un debate de sus declaraciones sobre la Creación, ver *Biblia y las ciencias de la Tierra.

      Ella, en cambio, promovía un estilo de vida sano y el uso de remedios inocuos. “El aire puro, el sol, la abstinencia [temperancia], el descanso, el ejercicio, un régimen alimentario conveniente, el agua y la confianza en el poder divino son los remedios verdaderos” (MC 89). La mayoría de las enseñanzas de salud de Elena de White cuentan ahora con un apoyo científico más amplio del que tenían cuando se escribieron por primera vez. Por ejemplo, ella denunció al tabaco como un veneno maligno (SG 4a:128). También recomendó granos integrales como nutricionalmente preferibles a la harina refinada; los aceites vegetales como más saludables que las grasas animales; y afirmó que una dieta vegetariana equilibrada, variada, era mejor que una dieta que incluyera carne. Sin embargo, otras declaraciones parecen bastante increíbles desde la perspectiva de la ciencia del siglo XXI.

      Este artículo aborda 12 declaraciones de Elena de White que, de manera directa o parcial, están en conflicto con los actuales conocimientos de las ciencias naturales. Estas declaraciones se pueden dividir en tres grupos. En el primero están las declaraciones que eran consideradas buenos consejos en el momento en que fueron hechas; todavía serían consideradas buenas bajo las mismas circunstancias, pero las circunstancias han cambiado. Este grupo incluye sus advertencias sobre las pelucas, los corsés “cintura de avispa”, los cosméticos tóxicos y el queso (declaraciones 1-4).

      El segundo grupo incluye declaraciones sobre las cuales hay apoyo parcial o tentativo, como las advertencias sobre enfermedades producidas por el “miasma”, una conexión entre comer cerdo y la lepra, la influencia de la nodriza en un bebé lactante, y los riesgos asociados con las diferencias extremas de edad entre los cónyuges (declaraciones 5-8).

      En el tercer grupo están comprendidas las declaraciones que se creía, ampliamente, que eran ciertas en la época cuando ella las escribió, pero que han sido rechazadas, en gran medida o completamente, por la opinión científica actual; por ejemplo, la dinámica de los volcanes, la altura de los antediluvianos, la amalgama de humanos y animales, y los efectos físicos de la masturbación (declaraciones 9-12).

      Se evaluarán estos temas sobre la base de tres premisas interpretativas, afirmados en la Escritura y en congruencia con los escritos de Elena de White.

       Primera premisa: Dios es infalible, pero los profetas son falibles

      La primera premisa interpretativa es que la Escritura retrata un Dios infalible que habla por medio de profetas que no son infalibles ni inerrantes (ver Gén. 20:7; 2 Sam. 7:3-13). La variedad de estilos literarios entre los escritores bíblicos apoya la opinión de que Dios reveló conceptos a los profetas, pero que la individualidad humana de los profetas tuvo un rol en la elección de las palabras específicas por las cuales se expresaron los conceptos revelados de manera divina. Para una exposición exhaustiva, bíblica, de este tema ver *revelación e inspiración.

      En síntesis, la postura de Elena de White fue que la revelación-inspiración no es verbal (dictada palabra por palabra), excepto en raras ocasiones, sino que representa, en general, “una unión de lo divino y lo humano”, en la cual las verdades reveladas de forma divina son “expresadas”, “corporiza[das]” y “transmitid[as]