muchas de las cosas que figuraban en las páginas siguientes y otras que ni siquiera estaban en el libro. Ella dijo: ‘Nunca leí sobre esto, pero esa escena me ha sido presentada una y otra vez’ ”. Cuando él le preguntó: “¿Por qué no la pusiste en tu libro [El conflicto de los siglos]?”, ella respondió: “No sabía dónde ponerla”.675 Por estas declaraciones, William White demostró su comprensión de que, mientras el contenido mayoritario de los escritos históricos de Elena de White provenía de visiones, ella dependía de fuentes comunes para las conexiones geográficas y cronológicas.
Un año después de su presentación de 1911, William White reiteró más plenamente su comprensión sobre la utilización de los escritos de su madre como una autoridad en detalles históricos. Stephen N. Haskell y W. W. Eastman le habían transmitido a William White algunos cuestionamientos planteados por William W. Prescott sobre la exactitud de ciertas fechas en El conflicto de los siglos.676 William White preparó un primer borrador de la respuesta y lo llevó a Elena de White para que lo revisara. Que ella lo aprobó es seguro porque, al final de la carta, aparece una nota de su puño y letra: “Apruebo las observaciones hechas en esta carta. Elena G. de White”.677
Esta carta a Haskell contiene una declaración bastante detallada del entendimiento de William White respecto del uso de Elena de White como una autoridad en historia. Él comenzó: “Respecto a los escritos de mamá, ella nunca deseó que nuestros hermanos los trataran como una autoridad en historia. Cuando se escribió El conflicto de los siglos, a menudo ella daba una descripción parcial de alguna escena que se le había presentado y, cuando la hermana Davis consultaba sobre el tiempo y el lugar, mamá la refería a lo que ya estaba escrito en los libros [Thoughts on Daniel y Thoughts on Revelation] del pastor [Uriah] Smith, y en historias seculares. Cuando se escribió El conflicto, mamá nunca pensó que los lectores lo tomarían como una autoridad en fechas históricas y que lo usarían para dirimir controversias, y ahora ella no siente que se lo debiera usar de esa manera. Mamá tiene el mayor de los respetos por esos fieles historiadores que dieron su [vida] al estudio del funcionamiento del gran plan de Dios en la historia de este mundo, y por quienes descubrieron en este estudio la correspondencia de la historia con la profecía. [...]
“Me parece que existe el peligro de poner demasiado énfasis en la cronología. Si hubiera sido esencial para la salvación de los hombres que él [o sea, el ser humano] debiera tener una comprensión clara y armoniosa de la cronología del mundo, el Señor no habría permitido los desacuerdos y las discrepancias que encontramos en los escritos de los historiadores bíblicos; y me parece a mí que, en estos últimos días, no debe haber tanta controversia respecto de fechas. [...]
“Creo, hermano Haskell, que existe el peligro de dañar el trabajo de mamá al reclamar de este más de lo que ella afirmaba, más de lo que papá haya esperado, más de lo que el pastor [J. N.] Andrews, [J. H.] Waggoner o [Uriah] Smith hayan demandado de ella. No puedo ver congruencia en hacer una afirmación de inspiración verbal cuando mamá no lo hace y, definitivamente, pienso que cometeremos un gran error si dejamos de lado la investigación histórica y nos esforzamos por resolver cuestiones históricas utilizando los libros de mamá como una autoridad cuando ella misma no desea, de ninguna manera, que se los use así”.678
Como se notó arriba, William C. White le dio a leer esta carta a Elena de White para que la aprobara. Probablemente basado en esa conversación, él preparó después un segundo borrador en el cual, en cierta manera, refinó su declaración. El enunciado temático de la primera carta era: “Respecto de los escritos de mamá, ella nunca deseó que nuestros hermanos los trataran como una autoridad en historia”. En el segundo borrador, W. C. White reformuló cuidadosamente esta oración para que tuviera una construcción más específica: “Ella nunca deseó que nuestros hermanos los trataran como autoridad en las fechas o en los detalles de la historia”. Este segundo borrador de la carta a Haskell se convirtió en el prototipo para una carta, de la misma fecha, enviada a W. W. Eastman, en la cual W. C. White continuaba el desarrollo de su exposición.679 El borrador de esta tercera carta comenzaba diciendo: “Respecto a los escritos de mamá y su uso como autoridad en puntos de historia y cronología, mamá nunca deseó que nuestros hermanos los trataran como autoridad respecto de los detalles de la historia o de fechas históricas. [...] Cuando escribía los capítulos para El conflicto de los siglos, a veces ella daba una descripción parcial de un evento histórico importante y cuando su copista, que estaba preparando los manuscritos para la imprenta, consultaba sobre el tiempo y el lugar, mamá decía [que] esas cosas están registradas por los historiadores concienzudos. Que inserten las fechas usadas por esos historiadores. [...] Cuando se escribió El conflicto, mamá nunca pensó que los lectores lo tomarían como autoridad en fechas históricas o que lo usarían para dirimir controversias respecto de detalles de la historia; y ella no siente ahora que se lo debiera usar de esa manera. Mamá tiene el mayor de los respetos por la obra de esos fieles historiadores que dedicaron años al estudio del gran plan de Dios como lo presenta la profecía y del funcionamiento de ese plan como lo registra la historia”.680
Gran parte de la carta a Eastman sigue el bosquejo general de las cartas a Haskell. Sin embargo, al concluir esta tercera carta, White fue más allá que con las anteriores. “Con respecto a los escritos de mamá, tengo prueba y convicción abrumadora de que son la descripción y el trazado de lo que Dios le ha revelado a ella en visión; y donde ella ha seguido la descripción de los historiadores o la exposición de escritores adventistas, creo que Dios le dio el discernimiento para usar lo que es correcto y está en armonía con la verdad respecto de todos los asuntos esenciales para la salvación. Si se llegara a descubrir, por estudio fiel, que ella siguió algunas exposiciones de la profecía que, en algún detalle relacionado con fechas, no podemos armonizar con nuestra comprensión de la historia secular, no influye en mi confianza en sus escritos en su totalidad más de lo que mi confianza en la Biblia es influenciada por el hecho de que no puedo armonizar muchas de las declaraciones [bíblicas] respecto de la cronología”.681
Así, W. C. White afirmaba tener “prueba y convicción abrumadora” de que Dios le había dado a su madre “discernimiento” para seleccionar, de las fuentes disponibles, “lo que es correcto y está en armonía con la verdad respecto de todos los asuntos esenciales para la salvación”. Él tenía confianza en que Elena de White exponía con exactitud “el panorama general”682 de la verdad salvífica. Al mismo tiempo, sabiendo que ella, en muchos casos, había obtenido fechas, citas e información cronológica de historiadores estándar, W. C. White no podía concordar en que esos detalles eran la autoridad suprema. Si lo fueran, no habría lugar para la clase de investigación histórica, la verificación y la corrección de citas que se dedicó a la edición de 1911 de El conflicto de los siglos.683
En resumen, W. C. White creía que la fuente primaria de los escritos de su madre era la revelación-inspiración divina, y esa creencia era el supuesto para todos sus tratos con los escritos de ella. Aunque él no creía que Dios había revelado en visión directamente cada detalle necesario para hacer una narración histórica conectada, sí creía que Dios la había guiado en la selección de las fuentes históricas que ella usaba para suministrar los detalles que no habían sido dados en visión. Y si bien él creía que los escritos históricos de Elena de White eran inspirados, no sostenía que fueran infalibles. En contra de aquellos que querían atribuir a la revelación cada detalle en las narraciones históricas de su madre, él argumentaba (en una carta con la aprobación de su madre) que ella no había obtenido cada detalle de la revelación y no tenía la intención de que sus escritos fueran usados para probar detalles históricos.
Por último, aunque W. C. White rehusaba atribuir infalibilidad a los escritos de su madre, también rechazaba el extremo opuesto. Contra la declaración rotunda de que ella no era teóloga ni historiadora, él argumentaba que, en el sentido más amplio de esos términos, ella había escrito mucho de teología e historia prácticas. Él creía que en sus conceptos teológicos y amplios temas históricos en general, Elena de White estaba inspirada y tenía autoridad.
Lo que sus escritos históricos implican para sus escritos sobre ciencia