Denis Fortin

Enciclopedia de Elena G. de White


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frasco y vasija de esas mezclas”, causando enfermedades graves, parálisis repentina y aun la muerte. La descripción sugiere que se trataba de un cosmético basado en plomo y los síntomas descritos son los del envenenamiento agudo con plomo.701 El médico continúa: “Algunos que los usan tendrán una grave enfermedad repentina; y al recibir una advertencia en privado del médico de familia, dejarán de usar la causa de su trastorno y, al recuperarse, irán por la vida con una tez en extremo mala” (ibíd.). “Otros caerán repentinamente, con sus rasgos torcidos hacia un lado y quizá privados del uso de sus extremidades. Otros morirán directamente, sin que alguien sepa por qué” (ibíd.).702

      Declaración 3. Corsés “cintura de avispa”: “Algunas mujeres tienen cintura pequeña natural. Pero, en vez de considerar tal forma como hermosa, se debe ver como defectuosa. Esta cintura de avispa puede haber sido transmitida por su madre como resultado de su indulgencia en el hábito pecaminoso de usar corsé ajustado y como consecuencia de respiración imperfecta” (HR, 11/1871; la cursiva fue añadida). Unas pocas líneas después, ella cita un periódico contemporáneo, The Household: “Una mujer dice: ‘Pero mi cintura es delgada por naturaleza’. Ella quiere decir que heredó pulmones pequeños. Sus ancestros, algunos más o menos, comprimieron sus pulmones de la misma manera que nosotros y esto se convirtió en ella en un caso de deformidad congénita” (ibíd.).

      La denuncia implacable de Elena de White de la moda del siglo XIX de “ajustar bien” el abdomen femenino para producir una “cintura de avispa” tiene todo el apoyo de la evidencia actual, pero la idea de que esas deformidades adquiridas se puedan transmitir genéticamente es completamente incongruente con el conocimiento científico de la mayor parte del siglo XX. Sin embargo, la segunda declaración sobre la posibilidad de que los “pulmones pequeños” los “heredó” como “deformidad congénita” no es de su pluma, sino que es una cita de un periódico contemporáneo. La expresión propia de Elena de White no llega a una afirmación plena. Ella comenta: “Esta cintura de avispa puede haber sido transmitida por su madre”. La palabra “puede” indica su incertidumbre sobre la confiabilidad de la fuente contemporánea que citó.

      Como otra ilustración de los males causados al abdomen femenino por el uso corsé ajustado, Elena de White citó el informe de otra publicación contemporánea, Home and Health. En un hospital destacado de París, Francia, un médico conocido internacionalmente, el Dr. Gilbert Breschet, examinó a una paciente de 18 años. La niña tenía, en el lado derecho de la garganta, algo que Breschet llamó un “tumor de tamaño variable” que llegaba “desde la clavícula hasta la altura del cartílago tiroideo. Cuando se lo presionaba hacia abajo, desaparecía por completo; pero, apenas se quitaba la presión, era indoloro, blando y elástico. Se observó que era más grande cuando el pecho estaba muy ajustado por corsés. [...] A la pobre niña le habían ajustado el corsé tan fuerte”, decía Home and Health, que sus pulmones estaban aplastados fuera de su posición natural y estaban “forzando su camino al costado del cuello” (HR, 12/1871). Por la descripción parece obvio que su estado no era lo que hoy se llamaría un “tumor”, sino un saco lleno de aire producido por la restricción extrema de los pulmones. Elena de White no hace ninguna clase de comentario de este informe. Simplemente lo cita como un ejemplo de los males de usar corsés ajustados.

      El propósito de Elena de White para escribir sobre este tema era advertir a sus lectores que usar corsé ajustado constreñía los pulmones y desfiguraba el cuerpo humano. En esto tenía razón. En apoyo de su mensaje, cita autoridades contemporáneas, pero permanece tentativa sobre ciertas afirmaciones, como la posibilidad de heredar una “cintura de avispa”.

      Declaración 4. Peligros de comer queso (ver también *queso): “Jamás se debiera ­comer queso” escribió Elena de White en 1868, en su primera mención del tema (TI 2:62). Su últi­ma mención del queso (en 1905) decía: “El queso merece aún más objeciones [que la mante­quilla]; es absolutamente impropio como alimento” (MC 232). Para entender por qué ella escribiría una declaración así, es necesario considerar distintos factores históricos.