David Peace

GB84


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href="#ulink_b2ab691c-5f7f-52e7-9d42-80513b400880">11. Michael John Bettaney fue un agente del espionaje británico nacido en 1950 que trabajó en el MI5 y fue juzgado en 1984 por filtrar información a la Unión Soviética. La traición de Bettaney estuvo motivada por su descontento con la política exterior de Gran Bretaña y por su temor a que estallase una tercera guerra mundial.

      12. Normal Tebbit es un político conservador británico nacido en 1931 que fue ministro de Trabajo del gabinete de Margaret Thatcher y, durante el periodo de la huelga de los mineros de 1984-1985, ejerció de ministro de Industria.

      Martin

      Martin! Por favor… Lárgate, ¿quieres? ¡Te odio! Apoyo la cabeza en la puerta. Lo siento, digo, yo… Déjame en paz, por el amor de Dios, grita ella. ¡Déjame en paz! Bajo la escalera. Me pongo la chaqueta. Cojo el coche y voy a Thurcroft. Entro en el centro de servicios sociales. Están buscando a gente dispuesta a pasar un par de días en Nottingham. Me tomo unas copas y apunto mi nombre. Día 50. Harworth. A las diez y media estamos muertos de hambre. Hay un hueco entre la gente. Me meto en una calle lateral con el Pequeño John y Keith. Entramos en una tienda de periódicos donde venden sándwiches y empanadas. Tengo un par de rollos de hojaldre con salchichas y una lata de refresco en las manos cuando entran unos policías… Tres. Camisas blancas. Sin números de placa. Metropolitana… Crr, crr. ¿Qué cojones hacéis aquí? Comprando unas salchichas y una lata de refresco. Y una mierda. Salid. No he pagado. No tenéis dinero, escoria. Salid. Pero… Además de corto de entendederas eres corto de oído. Que salgas, coño. El tío de detrás del mostrador se queda quieto. La boca abierta. Dejamos las cosas. Keith se vuelve hacia el vendedor. Lo siento, dice. Calla y sal, dice el poli. Salimos… Nos empujan en la espalda. Al otro lado de la calle. A ver, dicen. Daos prisa. Recorremos la calle hasta el campo donde están encerrando a todo el mundo. Tres hileras de policías los rodean. A kilómetros de distancia de los esquiroles y la verja. Casi hemos llegado cuando oímos un grito fuerte. Unos chicos atacan a la policía con una puñetera pantalla de críquet. La policía contraataca. La pantalla choca de lleno contra media docena de policías. Los chicos se dispersan. Se van corriendo al vertedero de carbón. Cien policías más o menos salen disparados detrás de ellos. El resto de los chicos empujan hacia delante… Las vallas se caen. La gente se agarra a los postes… Nosotros nos quedamos en la calle detrás del cordón policial. Furgones de la policía que pasan por detrás de nosotros. Camiones para la mina. Esquiroles. Peleas. Piedras que caen de arriba… A la mierda, dice el Pequeño John. Nos metemos otra vez en la calle lateral. Nos damos la vuelta. Nadie detrás de nosotros. Volvemos a entrar en la tienda. El tío de detrás del mostrador sacude la cabeza. Cogemos un rollo de hojaldre con salchicha y una lata de refresco cada uno. Pagamos rapidísimo. Salimos y volvemos andando hacia la mina…. Cuando llegamos ha estallado una puta batalla campal. Diez mil hombres que se dan de hostias… Como una escena de la Edad Media. La Edad Oscura. Los tres nos quedamos quietos… Las bocas llenas de salchicha. Cagados de miedo. Día 51. Llamo por teléfono a Pete a primera hora. Le digo paso de ir. La verdad es que no me apetece. Después de lo de ayer, no. Pongo la tele mientras desayuno… Dicen que el ejército está transportando otra vez las reservas de carbón. Cath baja. Se queda detrás del sofá. Ni una palabra. Apago la tele. Ella entra en la cocina. La sigo. Me acerco a ella. Le rodeo la cintura con las manos. Lo siento, digo. Ella asiente con la cabeza. Le beso el pelo. Vamos a Whitby este fin de semana, propongo. Ella sacude la cabeza. Está llorando. No podemos permitírnoslo, dice. Le hago darse la vuelta. No podemos permitirnos no ir, la corrijo. Dormiremos en el coche si hace falta. Ella sonríe. Es la primera vez desde hace mucho tiempo. Día 52. Anoche Pete llamó tarde y me preguntó si tenía ganas de ir hoy. Le dije que todavía no me encontraba bien. Me di cuenta por su voz de que no me creía… Pero me da igual. He ido prácticamente cada puto día desde que la huelga empezó. Tengo los nervios hechos trizas. Ya ni siquiera pongo la televisión. Prefiero pasar el día en el jardín. Por lo menos Cath está contenta. Le tengo el té preparado cuando llega. Salchichas y puré de patata. Riquísimo. Me acuesto pronto, listo para mañana. En lo alto de la escalera, el teléfono vuelve a sonar. A la mierda, pienso. Que suene. Pero Cath baja. Martin, dice. Es para ti. Bajo por la escalera. ¿Quién es?, pregunto. Ella tapa el aparato con la mano. El señor Moore, de la mina, dice. Cojo el teléfono. Soy Martin Daly, digo. Cath no se mueve. Se queda allí, mirando mi cara. Escucho al hombre. No sé quién le ha dicho eso, contesto. Ella sigue allí, mirando mi cara. Se han equivocado, digo. Ella sigue allí… Sí, se lo diré. Ya sé dónde está. Buenas noches. Mirando. Vosotros nos tirasteis a un pozo. Cuelgo. Día 53. Salimos temprano. Vamos en coche a York. Evitamos Ferrybridge. Drax. Esos sitios. Cruzamos Malton. Pickering. Vamos al parque de North York Moors. Precioso. Una comida deliciosa en un pub. Aire fresco, las ventanillas del coche bajadas. Olemos el mar antes de verlo. Oímos las gaviotas. Me vuelvo hacia Cath. Ha sacado el pañuelo. Le caen lágrimas por la cara… A mí también. Vosotros nos cubristeis de tierra. Día 54. Nos cogemos de la mano. Vamos andando a la abadía. Encontramos el camino. Paseamos hasta el borde. Miramos… El mar. Los acantilados. El cielo. El sol… Me dan ganas de saltar. Llevármela conmigo. Caer… […]

      La octava semana

      lunes 23-domingo 29 de abril de 1984

      La calavera. La vela. El reloj y el espejo. Neil Fontaine se mueve por el suelo. La alfombra. Las toallas y las sábanas. La luz sobre el papel pintado. Las cortinas. Los accesorios y los muebles. La sombra sobre el hueso. La cara. Las manos y el pelo. Las botas a través de la habitación. El edificio. El pueblo y el país…

      Jennifer se mueve a través de la cama. La almohada. El nombre de él en sueños.

      Se despierta con la luz…

      Enterramos a los que apreciamos…

      La puerta está cerrada. Neil se ha vuelto a ir.

      La cabeza le cae hacia delante. Schaub está inconsciente. Atado.

      El Mecánico se acerca al lavabo. Se lava la mano derecha debajo del grifo del agua fría. Tapa el desagüe. Llena el lavabo. Moja los nudillos.

      Su cabeza se mueve. Schaub gime.

      El Mecánico quita el tapón. Se seca las manos con una toalla pequeña. Se dirige a los teléfonos. Coge uno de los aparatos. Marca el número.

      Julius Schaub gime.

      Neil Fontaine está sentado en el Mercedes y lee los periódicos…

      Su presidente afirma que las reservas de carbón de la cegb solo durarán nueve semanas más. El tgwu amenaza con convocar una huelga en el puerto si despiden a los estibadores por apoyar a los mineros en huelga. Su presidente se niega a reunirse con la compañía del carbón para debatir la renegociación de los cierres de minas. La compañía lanza hoy su campaña de vuelta al trabajo.

      Neil Fontaine arranca dos pequeñas noticias de las páginas interiores…

      Se guarda los recortes en el bolsillo. Los reserva para más tarde.

      El gabinete de guerra se disuelve. El Judío sale de Downing Street.

      Neil Fontaine le abre la puerta.

      El Judío sube a la parte trasera.

      —Al club, por favor, Neil.

      —Desde luego, señor.

      Neil Fontaine conduce hasta el club Carlton. Abre la puerta trasera al Judío.

      El Judío mira su reloj.

      —A las tres, por favor, Neil —dice.

      —Desde luego, señor.

      Neil Fontaine deja el coche cerca del club y camina por Charing Cross. Neil ve a Roger Vaughan. Roger ve a Neil Fontaine. Neil sigue a Roger Vaughan por el Strand. Roger gira a la izquierda por un pequeño callejón. Neil Fontaine está justo detrás de él. Roger Vaughan entra en un pub. Neil se sienta a una mesa en el rincón. Roger pide las bebidas. Neil Fontaine enciende un cigarrillo. Roger Vaughan trae dos bebidas…

      Zumo de naranja fresco para Neil y un whisky doble para Roger.

      Roger