José Antonio Piqueras

El pensamiento económico del reformismo criollo


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década larga de conflicto bélico antes de poder llevar a la práctica sus nuevas ideas de gobierno. Es probable que por esto las reformas de gobierno siempre fueron atemperadas, si no es que postergadas, ya que se debieron atender de forma inmediata las circunstancias generadas por la guerra y se prefirieron correcciones más que grandes innovaciones. Pero hubo además otro factor que debe ser considerado.

      En aras de la claridad, conviene aquí establecer quiénes eran los distintos grupos de comerciantes españoles que compitieron dentro del virreinato de Nueva España. Las representaciones estudiadas fueron escritas por el prior y los cónsules del Consulado de México, gremio que aglutinaba a todos los grandes comerciantes del virreinato dedicados al giro ultramarino. Todos ellos eran mayoristas dedicados a importar y exportar y fueron conocidos como almaceneros, precisamente porque compraban y guardaban grandes lotes de mercancías que después revendían por las distintas provincias novohispanas. A ellos nos referiremos como comerciantes “mexicanos”, aunque, como se dijo, la mayor parte era originaria de España. Eran mexicanos porque tras varios años de residencia y vecindad en el virreinato allí habían hecho su vida y labrado su fortuna. El otro grupo de comerciantes españoles involucrado en el giro ultramarino eran los recién llegados provenientes de España, los que venían en las flotas de comercio y que eran en general factores, encomenderos o empleados de grandes comerciantes que permanecían en la Península. A ellos nos referiremos como flotistas o gaditanos, porque venían en las flotas que zarpaban de Cádiz, no porque fueran oriundos de esa ciudad, o también les llamaremos factores españoles porque en su mayoría eran, como se dijo, empleados de los grandes mercaderes europeos.

      Conviene también establecer desde aquí los principales agravios que los comerciantes mexicanos resintieron por el curso que siguió el comercio marítimo bajo el nuevo gobierno borbónico. De acuerdo con las representaciones escritas por el Consulado de la ciudad de México en la primera mitad del siglo XVIII, uno de los principales problemas que enfrentaron fue la internación de los flotistas, es decir, que los comerciantes venidos de España en las flotas circularan dentro del virreinato, se instalaran y permanecieran en él por muy largas temporadas, lo que desató la competencia entre mexicanos y gaditanos en el interior mismo del territorio de Nueva España. Un segundo contratiempo fue la saturación de los mercados mexicanos con mercancías importadas, y un tercer y muy alarmante problema fue la intromisión de los “extranjeros” en el comercio con China, un mercado que los mexicanos consideraban suyo porque fue a través de su territorio, concretamente por medio de sus negocios en Filipinas, que ese comercio se realizaba. Estos son los temas que preocupaban a los mexicanos y sobre los que querían llamar la atención del rey y sus ministros. No está de más recordar que las representaciones no necesariamente describen la situación real del comercio novohispano, sino que exhiben lo que preocupaba a los comerciantes mexicanos o, sobre todo, los asuntos que ellos querían que la corte española atendiera.

      El orden y la alteración del régimen de comercio marítimo en Nueva España hasta 1713