Begoña Torres Gallardo

Anatomía de la voz


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más graves.

      Una cuestión básica a considerar es que la voz humana es única y es exclusivamente aire, que después de unas modificaciones producidas por nuestro aparato vocal se convierte en un sonido que se propaga a través del espacio.

      Si partimos de esta premisa, podemos llegar a concluir que el aparato vocal es como un instrumento musical que funciona gracias al paso del aire. Como un instrumento más, diremos que tiene la facultad de emitir un sonido lo suficientemente fuerte y armónico para hacerse oír solo o en compañía de otros instrumentos.

      A causa de la naturaleza de la voz y de su sistema de producción, se ha comparado el aparato vocal con un instrumento de viento. Clásicamente, en él se han descrito las mismas partes principales que en el mecanismo de un órgano. Así, podemos distinguir: el fuelle o aparato productor de aire; la lengüeta, que vibra y nos da la altura del sonido, y el tubo o caja de resonancia, en el que éste se modifica y se amplía.

      1. El fuelle

      Como el fuelle que suministra el aire en el órgano, el cuerpo humano utiliza los pulmones y los músculos de la respiración para dar el aire necesario para hacer vibrar las cuerdas vocales. Los mismos elementos serán utilizados, con las variaciones técnicas necesarias, por un instrumentista que toque cualquiera de los instrumentos de viento de una orquesta. Para la voz cantada se necesitará más cantidad de aire espirado que para la voz hablada. Será necesario aumentar la duración de la espiración y el control sobre la misma, mientras que la inspiración será lo más rápida posible para no interrumpir, en según qué casos, la melodía.

      2. El vibrador

      El aparato vibrador, que en el órgano es la lengüeta, en el aparato fonador son las cuerdas vocales. A diferencia de lo que sucede en el órgano, las cuerdas vocales se pueden alargar o acortar a voluntad. Esto determinará que, mediante las órdenes de nuestro cerebro, y en función de la nota que queramos emitir, la tensión y la longitud de las cuerdas vocales se regulen automáticamente.

      3. Los resonadores

      La caja de resonancia, que en el órgano son los tubos más o menos largos según la nota tocada, en el cuerpo humano la forman todas aquellas cavidades situadas por encima de las cuerdas vocales (faringe, boca y cavidad nasal). Estas estructuras presentan la ventaja, en comparación con los tubos del órgano, de poder cambiar de forma en función del sonido emitido. La cavidad nasal es el único resonador fijo, ya que sus paredes son rígidas y no puede cambiar de volumen y forma, pero esta cavidad será utilizada como resonador de la voz únicamente en determinados sonidos nasales, tanto en el habla como en el canto. La laringe, que contiene las cuerdas vocales, puede desplazarse verticalmente variando, según su posición más alta o más baja, el tamaño y la longitud de la hipofaringe. La posición de la laringe también influirá en la posición de la lengua y, por tanto, en el volumen de la cavidad bucal. La boca, que será el principal resonador de la voz, puede variar su abertura, y por medio de la lengua y los labios el sonido puede modificarse y convertirse en palabras o canto articulado.

      Como en el órgano, es necesaria la coordinación de todas las partes para poder hablar o cantar de la manera más correcta posible, evitando todo tipo de tensión que pueda lastimar el aparato fonador.

      La respiración es de gran importancia para la emisión de la voz: de ella dependen, en gran parte, la calidad de la voz y la salud vocal en el habla y, principalmente en el canto.

      Los antiguos maestros de canto italiano tenían una frase que resume lo que acabamos de decir: Chi sá ben respirare, sá ben cantare. En el habla, la mayoría de los problemas de la voz no parece que sean el resultado directo de la utilización inadecuada del mecanismo respiratorio, pero la mayoría de los pacientes con trastornos de la voz tendrían una fonación mejor si cuidasen la forma de respirar (Boone, 1983).

      Como muy bien dice Madeleine Mansion (1956), la respiración es para el cantante lo que el arco es para el violinista. No puede existir un buen violinista sin un buen golpe de arco, y no habrá un buen cantante sin un perfecto control de la respiración.

      El control de la respiración es la base principal de cualquier técnica vocal. Por tanto, es necesario conocer cuál es la manera más natural y correcta de respirar para poder emitir fácilmente la voz, tanto en el habla como en el canto.

      En general, se describen tres tipos básicos de respiración: la clavicular o torácica superior, la intercostal o torácica intermedia y la diafragmática, que también recibe los nombres de costodiafragmática, abdominal o costoabdominal. De todas ellas, la respiración diafragmática será la que permitirá ejercer un mayor control en la espiración del aire pulmonar, acción de vital importancia para la correcta fonación.

      La respiración clavicular es la que se practica levantando los hombros, hinchando sólo la parte superior de los pulmones, hundiendo el abdomen. De esta manera, se impide el descenso del diafragma, y la parte inferior de los pulmones, que es la más grande, no se dilatará, haciéndolo únicamente su parte más craneal y más pequeña. La elevación de los hombros creará tensiones en la musculatura que sujeta la laringe, impidiendo o dificultando la fonación.

      La respiración intercostal se practica levantando las costillas inferiores y produciendo un descenso parcial del diafragma. Si bien este tipo de respiración permitirá aumentar la cantidad de aire inspirado respecto a la anterior, al no descender totalmente el diafragma no se aprovecha la capacidad total de los pulmones y la posición poco natural adoptada (que genera diversas tensiones musculares) dificultará la emisión de la voz.

      Esta respiración es la utilizada normalmente durante el sueño.

      En la respiración diafragmática se produce un descenso del diafragma que determina una elevación de las costillas y un abombamiento de la parte más craneal de la pared del abdomen. De este modo, se produce la máxima dilatación de los pulmones y las diferentes estructuras se disponen en la posición más correcta para controlar la espiración. Este control sobre la espiración determina que sea la respiración utilizada en el canto. Para cantar será mucho más importante poder realizar una exhalación prolongada y sostenida que obtener una mayor o menor cantidad de aire durante la inspiración. Manuel V. García (Madrid, 1805 -Londres, 1906), mítico profesor de canto, decía: Chi non possiede l’arte di signoreggiare il propio fiato, non potrá mai chiamarsi vero cantante. Creemos que esto puede aplicarse a todas aquellas personas para las cuales la voz es su instrumento de trabajo.

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