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Kinesiotaping


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los casos en los que se ha definido un déficit en una determinada musculatura o una estructura de tejidos blandos, el kinesiotape ha demostrado efectos beneficiosos en los tejidos identificados, ya que reduce el dolor y restaura la amplitud de movimiento (González-Iglesias y cols., 2008; Lim y cols., 2013), recupera la cinemática (Hsu y cols., 2009), mejora el drenaje linfático (Bialoszewski y cols., 2009) y fomenta la propiocepción y el momento de activación (Griebert y cols., 2014; Tamburella y cols., 2014; Simon y cols., 2014; Yeung y cols., 2015). Cabe recordar al lector que el mecanismo de funcionamiento a través del cual se considera que el kinesiotape trabaja en el organismo no puede ejercer ninguna función ni eficacia en una población «sana» en la que no se observan déficits funcionales; no se puede restaurar la homeostasia de un sistema que ya se encuentra en equilibrio. De hecho, la investigación de la eficacia del kinesiotaping en una población normal es cuestionable, a no ser que previamente se haya alterado a esta población de tal manera que ya no se encuentre en homeostasia y después se pase a evaluar la eficacia. Además, solo se podrán obtener resultados escasos con la aplicación genérica sin considerar la mecánica individual y los hallazgos positivos de cada individuo que reflejan las necesidades específicas de un determinado individuo. La diferencia principal entre el vendaje rígido y el kinesio-taping para la longitud y la fuerza reside en el objetivo inherente de facilitar la función dentro de la amplitud de movimiento sin dolor. A diferencia del vendaje rígido, cuyo objetivo principal es restringir la movilidad al impedir y limitar los movimientos indeseables, el kinesiotape para la longitud y la fuerza se aplica con el tejido en posición elongada para facilitar el movimiento sin restricciones. Se crea «espacio» mediante el efecto de elevación del vendaje, el cual, después de haber sido colocado sobre la piel elongada, retrocede para volver a la posición neutra. De este modo, a diferencia del vendaje rígido, mantiene la circulación local. Este hecho se evidencia sobre todo en las circunvoluciones o los pliegues que pueden apreciarse en el vendaje en diversas aplicaciones.

      Cabe destacar que la decisión de utilizar un kinesiotape o un vendaje rígido no se basa en un argumento simple de que uno sea mejor que el otro, sino que se determinará en función del contexto y del resultado pretendido. El objetivo de la aplicación de cada tipo de vendaje puede ser muy distinto, el período en que el paciente debe llevar el vendaje puede diferir y el estilo de cada vendaje posee sus propios objetivos y beneficios. Por ejemplo, es posible que un paciente simplemente tolere mejor un tipo de técnica de taping, lo cual daría preferencia al uso de este tipo de intervención frente al de otro tipo de vendaje o del conjunto de otras modalidades, también indicadas para este problema.

      Un argumento es que la aplicación de un vendaje rígido empeora la circulación y provoca irritaciones cutáneas. Sin embargo, este vendaje puede ser necesario para prevenir movimientos indeseables. Si el médico quiere inmovilizar la extremidad o la articulación, posiblemente el kinesiotape con sus propiedades elásticas inherentes no será el medio más eficaz para este propósito. El objetivo de la aplicación de un kinesiotape para la longitud y la fuerza es mantener la amplitud de movimiento completo sin dolor mediante la corrección de las estrategias musculares deficientes y de los desequilibrios. El paciente no debe sentir ninguna restricción por la aplicación de un kinesiotape. Es evidente que es posible utilizar simultáneamente en un mismo individuo el kinesiotaping y los vendajes rígidos ya que ambos pueden complementarse. Por ello, no es cuestión de que el uso del kinesiotaping excluya la aplicación de otras modalidades. Es reflejo de una buena práctica clínica combinar diferentes modalidades que se complementan entre sí para obtener un determinado efecto en un individuo en función de sus hallazgos relevantes.

      Otra diferencia en los estilos de vendajes queda reflejada en la filosofía del kinesiotaping, cuyo objetivo es restaurar la armonía de los elementos de Ku, Do y Rae. El kinesiotape procura un cambio en la información propioceptiva del tejido subyacente, ya que su intención es normalizar la actividad nerviosa y la función muscular, así como restaurar el movimiento («Do»). El objetivo de restaurar el espacio («Ku») se consigue aplicando una tensión leve del vendaje sobre la piel y la fascia elongada, con lo que se genera un efecto de descompresión cuando la piel y las fascias, separadas de las estructuras subyacentes, vuelven a la posición neutra. El taping favorece el movimiento de la piel («Do»); así, cuando vuelve a la posición neutra se crean áreas de menor presión en donde se ha colocado el vendaje para facilitar el flujo e intercambio linfático. A su vez esto procura un enfriamiento («Rae»), ya que se eliminan los exudados inflamatorios. Gracias a la normalización del flujo linfático, el deslizamiento fascial y la actividad neuromuscular, se puede conseguir una cascada de beneficios, que incluyen el control de la fatiga, así como de los procesos inflamatorios asociados a una falta de biomecánica y función. De este modo, al restaurar la homeostasia de los sistemas, todo ello procura un alivio del dolor al paciente. Al haber una mayor coordinación del sistema, los músculos pueden funcionar eficazmente y con menos «calor» generado por una actividad muscular y nerviosa inadecuada.

      Para que el profesional clínico sepa cómo, cuándo y dónde aplicar correctamente el kinesiotape, es necesario que conozca las relaciones entre los diversos sistemas que influyen en nuestro organismo. Cuanto mejor conozca estas relaciones, más capaz será de discernir la manera en que un sistema influye en los otros y así priorizar las intervenciones destinadas a una zona frente a otras, de forma que podrá generar una cascada mayor de efectos positivos para el organismo y no solo manejar un componente del problema.

      La formación tradicional basada en la práctica clínica occidental se ha centrado sobre todo en el sistema musculoesquelético y en la evaluación de la mecánica articular y la función muscular local en relación con los síntomas. En la formación básica de la mayoría de las instituciones, el ámbito de evaluaciones habitualmente ha sido topográfico; es decir, por ejemplo, en un problema de rodilla suelen evaluarse las articulaciones y los músculos de esta, con lo que las correspondientes intervenciones se centrarán sobre todo en esta zona. Este libro ofrece un marco para las pruebas musculares locales y las intervenciones a aquellos profesionales clínicos que se han formado según este modelo clínico básico.

      Para los profesionales con experiencia en relaciones interregionales y la conectividad del sistema esquelético miofascial, también son relevantes las relaciones con las articulaciones adyacentes y los requisitos compensatorios de una persona en su globalidad. Para ello precisarán pruebas funcionales adicionales. Sin embargo, incluso en este marco más interrelacionado, para determinar las intervenciones más beneficiosas y eficaces que han de aplicarse sigue siendo importante ser capaz de evaluar los elementos básicos del movimiento y la contribución de cada músculo a cada tarea exigida. En este abordaje, en lugar de aplicar varias capas de vendajes, el concepto es una intervención mínima de kinesiotaping para obtener el resultado máximo. Los profesionales clínicos que aplican un enfoque más interrelacionado pueden empezar no colocando el vendaje sobre el músculo o la estructura directamente en contacto con la zona sintomática o con molestias; sin embargo, el proceso de reevaluación debe estar en relación directa con los síntomas y/o la función del área afectada del paciente. Este enfoque reconoce las relaciones entre las estructuras y tiene en cuenta que si bien las intervenciones pueden aplicarse a nivel local, debe realizarse una reevaluación global del éxito relativo de la correspondiente intervención verificando el impacto en la globalidad de la persona y en relación con las tareas funcionales relevantes para ella. Por lo tanto, no se trata de pruebas singulares que simplemente identifican un déficit en el rendimiento.

      En definitiva, el taping para la restauración de la longitud y la fuerza puede significar una estrategia muy potente para procurar modificaciones en un sistema. Sin embargo, siendo conscientes de la interacción de los sistemas, solo se trata de una estrategia más a disposición de los profesionales clínicos. En este contexto, cabe recordar que si sospechan la implicación de otras zonas, los profesionales que aplican el método de kinesiotaping deben plantearse una derivación apropiada para un diagnóstico en profundidad.

      Los profesionales clínicos deben reflexionar con regularidad sobre sus pacientes y sobre cómo pueden hacer mejor su trabajo. Deben consultar con otros profesionales, solicitar consejo de sus mentores y actualizar sus conocimientos asistiendo a los cursos y las conferencias de kinesiotaping. De este modo se acelerará el proceso de mejorar los niveles de éxito y las habilidades del profesional