Simon Marshall

La mente del deportista


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      3 Caleb A. Scharf, «In Defense of Metaphores in Science Writing», Scientific American, 9 de julio de 2013, https://blog.scientificamerican.com/life-unbounded/in-defense-of-metaphors-in-science-writing/.

      4 Agradecemos al doctor Steve Peters habernos ofrecido la plantilla de esta discusión cerebral. «Optimising the Performance of the Human Mind: Steve Peters at TEDxYouth@Manchester 2012», https://www.youtube.com/watch?v=R-KI1d5NPJs.

      5 Jonathan Haidt, The Happiness Hypothesis (Nueva York: Basic Books, 2006).

      6 Daniel Kahneman, Thinking, Fast and Slow (Nueva York: Macmillan, 2011).

      7 Steve Peters, The Chimp Paradox: The Mind Management Program to Help you Achieve Success, Confidence, and Happiness (Nueva York: TarcherPerigee, 2013).

      8 Peters, The Chimp Paradox.

      CORAZÓN

       PULE TU PASIÓN, MOTIVACIÓN

       E IDENTIDAD

      2

       ME GUSTARÍA SENTIRME MÁS COMO UN DEPORTISTA

       AFRONTA LOS PENSAMIENTOS DEFECTUOSOS SOBRE TU IDENTIDAD COMO DEPORTISTA

       No vemos las cosas como son, las vemos como somos nosotros.

      ANAÏS NIN

      «Háblame de ti como deportista.» Te asombrarías de cómo contestan los deportistas a esta sencilla pregunta. A primera vista, es una invitación para hablar sobre aspectos rutinarios y cuantificables de la vida deportiva: la prueba en que compite un deportista, el tipo y cantidad de entrenamiento que hace, los resultados recientes, los registros personales, etcétera. Sin embargo, mucho más revelador es cómo hablan los deportistas sobre sí mismos: las palabras que usan, en qué deciden centrarse en primer y segundo lugar y, a veces más importante, lo que no mencionan en absoluto. Examinemos las respuestas de tres deportistas.

      Por supuesto. Soy muy bueno. Es probable que pronto sea profesional. Empecé con la bicicleta de montaña y competí en la élite durante varios años. Triunfé. Un chico con el que solía correr (y al que solía vencer) se pasó a Xterra y empezó a hacerlo en verdad bien; tal vez le conozcas [nombre de un profesional de Xterra]. —Sí, le conozco muy bien—. Así que probé Xterra y obtuve triunfos muy pronto. Me impuse en mi grupo de edad en [competición x] y fui tercero en los nacionales. En mi primera temporada me clasifiqué para los mundiales. No conozco a nadie más que haya hecho esto.

      DAVE, 27, TRIATLETA TODO TERRENO

      Compito en distancia olímpica y en algunos 70.3. En los próximos años voy a pasarme a distancias más largas porque creo que puedo competir bien en ellas. Creo que para distancias más cortas me falta velocidad pura. Por supuesto, soy totalmente realista sobre lo que conlleva poder hacerlo bien en una distancia Ironman, pero me gustaría probar el siguiente nivel. Soy muy disciplinado y estoy motivado. Mi familia piensa que estoy un poco loco, pero ven cuánto me gusta y vienen a todas mis competiciones. Eso significa mucho para mí.

      STEPHEN, 44, TRIATLETA

      No estoy segura de poder decir que soy una deportista. Me refiero a que estoy intentando serlo. Soy un poco lenta. Es probable que sea del tipo que se interpone en tu camino. Creo que me falta un poco de confianza en mí misma. Me gusta de verdad, pero... [larga pausa]. Bueno, pongamos por ejemplo mis carreras en grupo. Odio quedarme atrás, no porque sea lenta, sino porque me hace sentir muy mal la idea de que otras personas me están esperando. Estoy segura de que todos piensan: «Vaya, otra vez tenemos que esperarla». ¿Crees que soy un caso perdido? ¿Solo entrenas con personas rápidas?

      KATHERINE, 46, CORREDORA

      Por supuesto, no son las respuestas completas de Dave, Stephen y Katherine, pero puedes hacerte una idea de qué de forma distinta hablan sobre sí mismos como deportistas. Incluso tal vez te identifiques con alguno de ellos. Aún más revelador fue el hecho de que en casi todas las conversaciones que tuvimos con ellos proyectaban una autopercepción constante: Dave siempre nos decía lo bueno que es, Stephen era reflexivo y realista, y Katherine estaba siempre criticándose. Ahora bien, no estamos sugiriendo que sea necesario analizar al detalle lo que la gente dice cuando habla sobre su condición atlética. Lo que estamos sugiriendo es que la forma en que hablas sobre tu deporte y tu lugar en él casi siempre es una ventana abierta a tu mundo interno de creencias, expectativas y experiencias. Por supuesto, estas conversaciones también pueden encubrir significados ocultos o estar repletas de completas mentiras. Lee el siguiente recuadro para saber por qué algunos de nosotros hacemos eso.

       Distorsión cognitiva, manejo de impresiones y fundamentos del autoengaño

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      AL MENOS ALGUNA VEZ, todo entrenador dice: «Me gustaría que mi deportista fuera sincero conmigo». Muchos deportistas también dicen lo mismo sobre sus entrenadores. Para tu información, si eres entrenador o deportista, y te ves diciendo: «Tonterías, mi deportista/entrenador siempre es sincero conmigo», entonces aquí tienes una noticia de última hora: eres un iluso. Bueno, hablando técnicamente, sufres del sesgo de confirmación con una pizca de ilusión de transparencia, pero dejaremos eso para otro momento. Para entendernos en términos simples: todos somos mentirosos y manipuladores. Pero esta afirmación requiere alguna aclaración. Aunque sin duda es también un engaño, el tipo de engaño del que hablamos aquí no es el deliberado y caprichoso asociado con el vendedor de coches usados, el cónyuge que engaña a su pareja o el inversor que engaña a su socio. La clase a la que aquí nos referimos es mucho más benigna, involuntaria. Bienvenido a la emocionante ciencia de la distorsión cognitiva.

      Cuando te convences de que para ser un triatleta de competición necesitas una superbicicleta de 10 000 dólares, estás muy cerca del autoengaño. Cuando culpas a tu entrenador por no ser más rápido, a pesar de haber realizado solo el 60 por ciento de las sesiones, estás siendo, ejem, selectivo con los hechos. Los psicólogos llaman sesgos cognitivos a estos autoengaños, y son tan naturales como respirar. Son errores sistemáticos en el pensamiento que nos predisponen a pensar o actuar de una forma en perjuicio de otra, cuando la pura lógica recomendaría un pensamiento o acción diferentes.

      En lo que respecta a manejar nuestra identidad atlética externa, domina un tipo de distorsión: el sesgo de deseabilidad social. Es una bonita forma de decir que tenemos tendencia a decir a la gente cosas que nos ayudan a que nos consideren de manera favorable. Como sabe cualquier buen entrenador, cuando los deportistas dicen que son «en verdad disciplinados», antes que suponer que estamos usando el mismo diccionario es mejor esperar a las pruebas. El sesgo de deseabilidad social es una estrategia de una familia de distorsiones cognitivas que intentan controlar cómo nos ve el mundo. Los psiquiatras llaman a esto manejo de impresiones. De manera natural, casi todos nosotros estamos motivados para comprometernos en el manejo de impresiones porque está en juego nuestra identidad externa (en lenguaje sencillo, nuestra reputación o nuestro carácter). Imaginemos que