rendirme todavía.”
“Deberías estarlo, después de ese horrible golpe que te dieron el año pasado”, dice Mason. “Estaba mirando el juego cuando esos tres tipos te derribaron.”
Alex se mueve y deja en claro con su lenguaje corporal que no quiere hablar al respecto. Solía jugar béisbol, así que entiendo a lo que se refiere.
“Oigan, ¿les conté que los chicos de la oficina crearon unas tarjetas falsas? Miren, déjenme sacar una…” dije yo y saqué una tarjeta de mi billetera. “Se supone que parezcan tarjetas de béisbol, pero son para agentes deportivos en Sampson.”
“No está nada mal tu fotografía”, dice Mason. Él me quita la tarjeta de mis dedos, la sostiene al lado de mi cabeza y entrecierra los ojos. “Podrías conseguir una buena vagina con esto, sabes.”
“Nada mal”, dice Alex, bebiendo su cerveza.
“Emily dice que es una mala fotografía”, digo yo, agarrando la tarjeta y regresándola a mi billetera.
“Oh dios mío. Bueno, si Emily lo dice, ¡debe ser verdad!” dice Mason y pone sus ojos en blanco. “Estoy cansado de escuchar su nombre. Te dejó por razones estúpidas, así que debes superarlo.”
“No es tan fácil”, protesté yo, pero no sonaba convencido.
“Ha pasado un mes, amigo”, dice Alex, dándome una palmada en la espalda. “Probablemente se esté follando a alguien nuevo. Debes superarla ya.”
“Como sea”, digo yo.
“En serio, deja de quejarte y actúa. Mira esta fiesta. Hay mujeres sexy en todos lados”, dice Mason.
Me tomo un minuto para evaluar y me doy cuenta de que Mason no se equivoca. Hay muchas mujeres en esta fiesta, bailando o hablando entre ellas.
“Creo que vi con quien voy a coquetear”, dice Alex. “Si me disculpan…”
Él se dirige al otro lado de la fiesta, su enorme tamaño fuerza a las demás personas a salir de su camino mientras atraviesa la multitud.
“¿Ves? Así de fácil”, dice Mason.
“Puedo conquistar a cualquier mujer que desee”, dije yo y levanté una ceja. “Soy Jett James.”
“No estoy seguro de eso.”
“¿En serio?” pregunto yo y vuelvo a levantar mi ceja. “¿Qué tal esto? Tú escoge la chica. Estoy dispuesto a apostarte asientos frontales para los Hawks.”
Mason me miró de reojo. “De acuerdo, pero no puedes irte a casa con la chica. Debes ir en una cita.”
“¿Una cita? ¿En serio?” digo yo.
“Es muy fácil irte a casa con una chica y luego no volverla a ver. Vamos, será bueno para ti.”
“Al diablo, de acuerdo”, digo yo mientras me toco la nuca. “Solo prométeme que escogerás a alguien buena.”
Sus cejas se elevan. “Me ofendes al pensar que no lo haría.”
Yo solo gruño y bebo de mi cerveza. Mason está ocupado mirando alrededor.
“¿Qué hay de ella, la rubia en la minifalda roja? Es mi tipo”, digo yo.
Mason me mira, ligeramente exasperado.
“Dijiste que yo podía escoger. Además, estoy aburrido de las rubias que siempre escoges. Son como dices, todas son iguales. Bajas, delgadas y rubias.” Él arruga la cara. “Necesitas algo diferente. Considera esto como una limpieza de paladar.”
“Sshh”, digo yo y sacudo mi mano. “Te quejas demasiado.”
“Shh, déjame ver.” Él arruga sus cejas y se concentra. “Ah. ¿Qué tal ella? La morena con el suéter rojo y la falda.”
Miro en la dirección que él me indica y la veo después de un segundo. Tiene un aspecto académico, pero atractivo. Tiene cabello largo, totalmente negro y una piel de color oliva. En su cabeza descansaban unas gafas de sol oscuras. Estaba usando un suéter rojo de tamaño grande, una falda de tubo negra y un par de tacones rojo cereza.
También llevaba una enorme cartera negra y estaba usando su iPhone. De repente arrugó su cara y comenzó a escribir algo en su teléfono. Por la forma en que sus dedos escribían, pude imaginar que alguien se había metido en problemas.
Parece inteligente, pero no estaría interesada en el aspecto de exatleta que tengo. Eso está bien, porque ella luce como alguien que está lista para enseñarme español, no alguien con quien iría en una cita.
“Es linda”, admito yo. “Pero luce aburrida. Mira, sus amigas intentan llevarla a bailar. Te apuesto a que dice que no.”
Unos segundos después, ella las rechaza amablemente y se queda sola de nuevo.
“Tengo un buen presentimiento con ella”, dice Mason. “Ella es la elegida.”
“Vamos, tienes que escoger a alguien más interesante”, digo yo. “Alguien como… cualquier otra en esta fiesta.”
“Pensé que Jett James podía conquistar a cualquiera”, dice él con una enorme sonrisa en su rostro.
“Parece que acaba de tragarse un limón entero.”
“¿Y?” dijo él. “Dijiste que estabas apostando entradas para los Hawks.”
Maldición. “De acuerdo, de acuerdo. Ahí voy.”
Lo miro mal mientras avanzo a través de la multitud y me dirijo hacia el lugar donde se encuentra recostada en la pared. Noto que está moviendo el pie al ritmo de la música, aunque luce algo enojada.
“Disculpa”, digo yo, deteniéndome en frente de ella.
Ella me mira, sus ojos grises llenos de duda. “¿Sí?”
Me gusta su voz, una ronroneo profundo.
“Solo vine a decirte que eres hermosa”, dije yo. Hago una mueca, ya que la música de repente subió de volumen en la mitad de mi oración. No se escucharon mis palabras.
Ella arruga su cara y se ve algo graciosa. “¿Qué?”
Me inclino hacia ella y logro olfatear un poco de su perfume. “Dije que eres hermosa.”
Su expresión se vuelve desaprobadora en un instante. En un segundo siento su mirada en mí, la siento evaluando mi ropa y mi altura y la siento calculando algo. También mira los tatuajes que tengo visibles. Luego veo desaprobación en su expresión, a pesar de no conocerme.
Parece haber decidido que no valgo la pena utilizando una métrica de la cual no tengo conocimiento.
No se siente nada bien.
“Oh, uh… ¿gracias?” dice ella. Puedo notar que está por terminar la conversación.
¿Dónde está el famoso encanto de Jett James? Me pregunto.
“Hey, ¿me harías un favor?” digo yo, sin siquiera pensarlo. “Mi ex Emily está aquí y está mirándome de reojo. ¿Estaría bien si pretendemos que estamos coqueteando?”
Sus ojos habían regresado a la pantalla de su teléfono, pero luego se elevaron de nuevo. Me examina por otro segundo, sus ojos grises son como mirar una tormenta.
“Hmmm…” dice ella, obviamente indecisa entre su teléfono y yo.
Demonios, ¿soy tan poco interesante?
“Claro”, dice ella finalmente, pero parece que solo he logrado que me mire. Supongo que es momento de asombrarla.
Le sonrío y me acerco un poco. “Me dirás si esta relación falsa te está molestando, ¿cierto?”
La