Jürgen Weineck

Fútbol total


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necesarios dejan de funcionar a la suficiente velocidad. De esta forma, a largo plazo se llegan a lesionar y puede producirse su pérdida o empobrecimiento con la correspondiente pérdida de resistencia aeróbica.

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      La ilustración 23 muestra que al aumentar la capacidad de resistencia, la curva de lactato tiende hacia la derecha (ver pág. 145). La acidez aumentará sólo cuando aumente mucho la velocidad; de esta forma, el jugador puede trabajar en alta intensidad de forma aeróbica y en el partido puede correr a un ritmo más alto sin que por ello cansarse antes de tiempo.

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      Hasta el umbral anaeróbico, la capacidad aeróbica es suficiente para evitar el aumento del ácido láctico perjudicial para el rendimiento. A partir de este límite empieza un aumento rápido del lactato, ya que la extrema intensidad ha sobrepasado la cápacidad eliminatoria del sistema aeróbico. Cuando la hiperacidez es demasiado alta se tiene que reducir el ritmo, ya que de lo contrario el esfuerzo llegará al límite. Tal y como ya se ha comentado, cuando los valores de lactato se encuentran entre 6 y 8 mmol/1 se produce un aumento de los errores técnico-tácticos. Así queda muy clara la importancia de una capacidad aeróbica bien desarrollada para poder eliminar el lactato.

      Tal como muestran diferentes investigaciones, la capacidad anaeróbica en el fútbol solo utilizará valores de lactato de hasta un máximo de 7 mmol/1. Incluso en partidos muy intensivos de 4:4 nunca se sobrepasarán los 10 mmol./l (ver Hollman et al. 1981,118; Liesen 1983,24 y Liesen et al 1985, 16; Krümmelbein 1989,445).

       Mecanismos de regulación hormonales y capacidad de resistencia

      Los procesos metabólicos en el organismo humano se producen mediante procesos de control hormonal muy sofisticados que podrán mejorarse mediante el entrenamiento. En el entrenamiento intenso se producen diferentes modificaciones en el sistema hormonal que colaboran a un aumento de la capacidad rendimiento.

      1.Crecimiento de los órganos (hipertrofia) de las glándulas productoras de hormonas.

      En investigaciones en animales queda demostrado que los animales entrenados aumentan su capacidad de rendimiento hormonal debido a un crecimiento de las glándulas productoras de hormonas (hipertrofia) (ver Óst- man/ Sjostrand 1971, 202; Song et al. 1973, 59; Jobidon et al. 1985, 532).

      El crecimiento de un órgano siempre va relacionado con la mejora de la capacidad. La ilustración 24 muestra que las personas entrenadas en resistencia producen muchas hormonas de resistencia y estrés (adrenalina y noradrenalina) con lo cual obtienen un rendimiento superior.

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      2.Economización

      El entrenamiento intenso produce ya en 2-4 semanas una remarcable reducción de la tensión del simpático y un aumento de la actividad del vago (ver Ekblom et al. 1973, 251; Winder et al. 1979, 766).

      El nervio simpático -que es el opuesto al de la recuperación y de regeneración vago- regula el ajuste del organismo al esfuerzo. A través de él aumentará de forma adecuada al esfuerzo la actividad cardiocirculato- ria y el metabolismo energético. La disminución de la tensión del simpático podrá verse claramente en la disminución -esto corresponde a una eco- nomización- de la reserva de las hormonas de estrés (adrenalina, noradrenalina).

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      La ilustración 25 muestra claramente que al aumentar la capacidad de resistencia con el mismo esfuerzo no sólo se produce menos lactato sino que también se libera menos cantidad de hormonas de estrés. La determinación de las hormonas de adrenalina y noradrenalina también sirve, por lo tanto, para hacer un diagnóstico del rendimiento.

      El análisis del comportamiento de las catecolaminas permite no sólo sacar conclusiones sobre el esfuerzo corporal en el comportamiento de resistencia en el entrenamiento, sino que también permite extraer conclusiones del comportamiento psíquico. Las investigaciones de Lehmann et al., 1989, pág. 18, muestran que los deportistas que mejores resultados obtienen en las competiciones registran una menor segregación de catecolami- nas que los deportistas con una capacidad de rendimiento inferior. En este mismo entorno es interesante ver que los deportistas con pobres resultados de rendimiento ya empiezan a segregar catecolamina durante la noche anterior a la competición o entre los entrenamientos y la competición (ver Lehmann et al. 1989, 18).

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      Los jugadores que antes del inicio de la competición se ven atacados por inquietudes psicomotoras fuertes unido a molestias vegetativas («fiebre de candilejas»), y el rendimiento no se corresponde con el entrenamiento, deberían comprobar si tienen suficiente control de la tonicidad del simpático. Debido a que, al aumentar el esfuerzo, las reservas de catecolaminas aumentan exponencialmente (hasta unas 10 veces el valor inicial), mediante la identificación de la adrenalina puede determinarse bastante bien el esfuerzo individual y comprobar si existe alguna falta de control del simpático en la fase de control anterior a la competición (ver Lehman/Keul 1985,312). Además esto también permite comprobar si hay un «sobreentrenamiento» (ver pág. 176): a los jugadores que se han esforzado demasiado durante el entrenamiento se les reduce la segregación de catecolamina basal (catecolamina = adrenalina y noradrenalina) remarcablemente por debajo de los valores normales, y los valores máximos también quedan disminuidos (ver Lehmann et. al., 1989, p. 20).

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      Resumiendo puede determinarse que mediante los fenómenos de ajuste de las células del músculo causados por el entrenamiento -aumento de las reservas de energía, aumento de la capacidad de producción enzimáti- ca, optimización de los mecanismos de regulación hormonal- puede conseguirse una mejora del rendimiento en general. El grado de mejora y la calidad de este proceso metabólico depende de los métodos de entrenamiento y el contenido del mismo. Si se cometen errores al seleccionar los métodos, si el entrenamiento está demasiado objetivizado, si la recuperación es insuficiente -normalmente causado por un entrenamiento de equipo sin tener en cuenta el individuo- y la alimentación no es la adecuada (ver pág. 25), pueden producirse problemas de ajuste que no permiten llegar hasta el objetivo propuesto provocando también caídas del rendimiento.

      Para que la capacidad de rendimiento de los músculos que se estén ejercitando no quede limitada antes de tiempo se necesita un sistema de transporte efectivo, concretamente el sistema cardiocirculatorio. El corazón representa el motor de este sistema. Bombea la sangre (como medio de transporte) a través de los vasos (como vía de transporte) hasta el usuario final, que son las células musculares.