lo tanto, también sobre la capacidad de absorción de oxígeno necesaria para el esfuerzo de resistencia. Según Israel (en Strauzenberg/Schwidtmann, 1976, pág. 497) un aumento de 100 ml del volumen del corazón tiene como resultado un incremento de la absorción máxima de oxígeno de 200 mi o más. Un gran número de pulsaciones es una buena base para que el corazón trabaje sin esfuerzo en la persona entrenada en resistencia y un requisito para maxi- mizar la capacidad de transporte en ejercicios muy fuertes.
En estados de reposo una persona entrenada en resistencia tiene una frecuencia cardíaca (FC) de unas 40 pulsaciones/m (una persona no entrenada unas 70) y un volumen de bombeo de unos 105 mi (la persona no entrenada de unos 60-70 mi). Durante el ejercicio la persona entrenada en resistencia puede aumentar su frecuencia cardíaca hasta 5 veces (la persona no entrenada hasta 3 veces) mientras que el volumen de bombeo aumenta más del doble y frecuencias cardíacas de hasta 200 pulsaciones por minuto pueden permanecer constantes (Strauzenberg/Schwidtmann, 1976, pág. 498).
Como consecuencia de la alta frecuencia cardíaca y del volumen de bombeo se obtiene en el deportista entrenado un aumento considerable del volumen cardíaco por minuto (VC min): de unos 4-5 1/m en estado de reposo pasa a unos 30-401/m (en persona no entrenada unos 201/m) durante el ejercicio y con ello un aumento importante de la capacidad de absorción de oxígeno (ver Mellerowicz/Meller 1972,16; Strauzenberg/Schwidtmann 1976,498).
Como método de entrenamiento para aumentar rápidamente el tamaño del corazón se recomienda el método de intervalos (ver pág. 71) y el método de resistencia intensivo (ver pág. 67). Estos métodos tienen, sin embargo, la desventaja de que dañan o cargan muy fuertemente el metabolismo del azúcar y si se ejecutan de manera muy repetida juntamente con esfuerzos de entrenamiento y competición pueden llevar rápidamente a una «consumición» del jugador.
Ilustración 28. Tamaño del corazón (volumen absoluto y relativo del corazón) de 805 deportistas nacionales e internacionales. El valor normal del volumen relativo del corazón: 11 (10-12) rnl/kg de peso (ver Kindermann, 1983, pág. 23).
Ilustración 29. Efecto de un entrenamiento de resistencia de unas 6 semanas de duración.
La tabla 5 (pág. 77) muestra una visión global sumarizada de los métodos de ajuste de los músculos y del sistema cardiocirculatorio en un entrenamiento de resistencia aeróbica.
Factores inmunológicos
Fuerza de defensa y capacidad de resistencia
Después de presentar los efectos específicos en un entrenamiento de resistencia sobre los músculos y sobre el sistema cardiocirculatorio debería comentarse además un factor importante «no específico», concretamente las defensas del organismo bajo la influencia de un entrenamiento en resistencia.
Las defensas individuales o el estado inmunológico representa la base de la salud física. La importancia de la «salud» sólo se tendrá suficientemente en cuenta en caso de enfermedad; sólo entonces quedará claro hasta qué punto es importante la salud. Tanto para el futbolista de alto rendimiento como para el jugador de la liga amateur inferior puede utilizarse el lema de Schopenhauer: «la salud no lo es todo pero no hay nada sin salud». Sin la base «salud» no hay ni entrenamiento ni aumento de rendimiento posible. La especial importancia de un entrenamiento aeróbico en resistencia para el estado inmunológico viene basado en que -en dosis correctas- éste mejora la situación de defensas del cuerpo.
En general puede decirse: que después de esfuerzos deportivos puede detectarse la llamada presión inmunológica pasajera (debilitación de las defensas debido a la pérdida de globuüna inmunológica como por ejemplo la gama- globulina durante unos 2-4 días) (ver Badtke 1989, 199; Kindermann/ Urheusen/Ricken 1989, 32). Además a pesar de la reducción de los diferentes grupos celulares no se produce ninguna enfermedad, ya que su efectividad en la defensa de infecciones ha aumentado debido a que otros mecanismos de defensa no específicos como por ejemplo los fagocitos (eliminación de bacterias y cuerpos extraños mediante células devoradoras) se han consolidado de manera más fuerte que en las personas no entrenadas (ver Brahmi et al., 1985, pág. 31; Pedersen et al., 1988, pág. 673 y 1989, pág. 129; Badtke et al., 1989, pág. 199; Lisen et al., 1989, pág. 12; Werle et al., 1989, pág. 19).
Tal y como puede verse en diferentes investigaciones el sistema de defensa de los jugadores puede verse influenciado negativamente debido a grandes esfuerzos en el entrenamiento o en las competiciones lo que conllevará un aumento de la incidencia de infecciones (ver Berg/Jakob/Keu, 1989, pág. 1852; Berg/Keul, 1985, pág. 3074; Liesen et al., 1989, pág. 42; Peter, 1986, pág. 348; Ricken/Kindermann, 1989, pág. 42; Peter, 1986, pág. 348; Wulf et al., 1985, pág. 5). Especialmente en la preparación inmediata a la competición aparece un aumento de las infecciones (ver Liesen/Dufaux/ Hollmann, 1977, pág. 243; Fitzgerald, 1988, pág. 337; Jokl, 1973, pág. 202; MacKinnon/To- masi, 1986, pág. 1; Thompson/McMahon/Nugent, 1980, pág. 506).
En un esfiierzo máximo pueden llegarse a aumentar hasta 10 veces las hormonas de estrés adrenalina (estrés psíquico) y la noradrenalina (estrés físico), que a veces incluso pasadas unas horas del esfuerzo todavía no han recuperado los valores de descanso (ver Werler et al., 1989, pág.18). Debido a que ya es sabido que el cortisol y las catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) no sólo son activas en el metabolismo sino que también tienen efecto en la redistribución de los glóbulos blancos de la sangre (leucocitos) actuando de forma inmunode- presiva, debería prestarse una mayor atención al estrés para evitar afecciones de salud y por tanto fallos innecesarios en el proceso de entrenamiento (ver Bie- geret al. 1980,30; Fitzgerald 1988,213; Keast/Cameron/Morton 1988,248).
Tabla 3. Datos antropométricos, volumen cardíaco (VC) absoluto y relativo y frecuencias cardíacas (FC) en reposo de diferentes equipps de fútbol y/o de un equipo de balonmano. Grupo 1 y 2 : La misma asociación de la liga de primera división alemana, sometida a revisión antes y después de 12 meses (según Schmid et ai, 1983, pág. 367). Grupo 3: Liga alemana primera división. Grupo 4: Liga alemana segunda división. Grupo 5: Liga nacional Suiza. Grupo 6: Equipo nacional alemán de balonmano.
Tabla 4. Comparación aeróbica-anaeróbica con los parámetros ve- locidad (m/s), consumo de oxígeno (VO/kp. min) y el volumen relativo del corazón, entre atletas no entrenados y atletas de élite (corredores de fondo, futbolistas profesionales, jugadores hockey hierba) (según Hader et al, 1976, pág. 110).
Debido a que durante la fase de regeneración los valores vuelven a normalizarse dete advertirse sobre la importancia de unas medidas de recuperación suficientes y a tiempo. Unas medidas de regeneración efectuadas de forma regular y a tiempo pueden evitar la debilitación del sistema inmunológico causada por el entrenamiento (ver Kindermann/Urhausen/Ricken, 1989, pág. 41; Müns et al., 1989, pág. 65). Las medidas regenerativas (baños contra el cansancio, distensión de todo tipo o entrenamiento muy suave) no sólo producen una rápida recuperación de la capacidad de rendimiento deportiva sino también un rápido restablecimiento del sistema defensivo inmunológico del cuerpo que durante los 2-3 días posteriores al esfuerzo queda muy afectado, evitando de esta forma tener que faltar al entrenamiento debido a una infección (ver Müns et al., 1989, pág. 65; Green/Green, 1987, pág. 623).