Victory Storm

Cenicienta De Sangre


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amorosas del padre.

       Con delicadeza, Zack besó a la dulce niña y con calma la colocó en los brazos delgados, pero todavía fuertes de Ahmed.

       Ese gesto molestó a todos los que estaban allí.

       Zack fingió no darse cuenta, pero en realidad sabía el motivo: Ahmed era un hechicero poderosísimo y había predicho grandes cosas, no siempre felices, cuando habían nacido otros de los niños allí presentes. Y ahora todos temían a la que llamaban “La profecía de Ahmed.”

       Sin embargo, Zack y Fanny no tenían miedo: April tenía sangre de lobizón y eso la haría fuerte e invencible para la felicidad de la madre, además de ser la futura heredera del imperio de los Macross.

       Ahmed dijo una breve pero dulce letanía en árabe que ninguno comprendió.

       Cuando terminó, Zack y Siobhan, ella también una hechicera, percibieron algo preocupante en el futuro de la pequeña.

      “ Quiero saber, Ahmed”, le dijo Zack notando el silencio del anciano.

      “ April. Una criatura delicada y frágil, pero capaz de desencadenar una de las guerras más violentas entre humanos y vampiros”, murmuró Ahmed arrugando el rostro por el esfuerzo de entender lo que su mente veía.

      “ April será muchas cosas excepto delicada y frágil!”, dijo Fanny lista para hacerle conocer la fuerza de lobizón a Ahmed. No era casualidad que ella fuera la responsable del entrenamiento y de los combates de los agentes del Orden.

      “ April es humana”, reveló Ahmed haciendo helar la sangre a todos los presentes.

      “ Pero ¿qué estás diciendo?”, se preocupó Zack temblando por el enojo y el miedo. “Fanny es una lobizón. Una sola mordida a un vampiro y se muere.”

      “ Lo lamento, Zackary, pero April no morderá a nadie. No podrá. Su humanidad…”

      “ Imposible!”, explotó Fanny reteniendo las lágrimas por la frustración.

      “ Sólo puedo decirles que la dulce April no morirá jamás por culpa de un vampiro. Su vida estará llena de amor, larga pero trabajosa.”

      “ Y una simple humana puede desencadenar una guerra?!”, se sorprendió Félix incrédulo.

      “ También tendrá el aspecto delicado de una flor, pero la fuerza heredada de la madre yace en su corazón.”

       Zack cayó exhausto sobre el borde de la cama. Era como si le hubiera caído encima una roca imposible de soportar.

       Durante todos los meses de embarazo, tanto Fanny como él se habían mantenido en la fantasía que su niña habría sido invencible como un lobizón, una criatura capaz de llevar adelante un imperio y combatir contra los vampiros rebeldes y, por el contrario, ahora tenían en sus brazos la vida precaria de una pequeña humana nacida en medio de una guerra más grande que ella.

      “ ¡Humana o no, no nos interesa! ¡Nosotros nos ocuparemos de defenderla!”, exclamó Vera determinada y decidida en no dejarse abatir por esa noticia.

      “ Vera tiene razón. April no será una guerrera, pero será siempre una princesa”, se unió Siobhan.

      “ Una princesa capaz de desencadenar una guerra”, recordó Jack, ganándose una mirada extraña por parte de Vera y Cecilia.

      “ Exacto. Capaz de desencadenarla. Ahmed no dijo que sucederá indefectiblemente”, aclaró Cecilia.

      “ El destino siempre puede cambiar”, se sintió obligado a aclarar Ahmed.

      “ Hasta que la Orden y la Confederación no sellen un pacto de forma oficial, el riesgo de una guerra será siempre inminente”, agregó Blake.

      “ Exacto”, continuó Vera. “Por ello decidí venir aquí y poner fin a esta guerra fría velada sólo por nuestra tregua. Ahora todo tendrá que cambiar.”

      “ El nacimiento de April cambia todo. Nosotros también somos su familia y queremos estar”, se entrometió Siobhan dirigiéndose a Zack, que se sentía cada vez más confundido.

      “ Por ello decidimos extender la Confederación y abrir una segunda sede aquí en Londres.”, reveló Vera entusiasmada.

      “ Qué cosa?!”, dijeron Zack y Fanny al unísono, junto a los agentes que estaban todavía firmes en la salida de la habitación.

      “ Han comprendido. New York está lejos. Ustedes están aquí en Londres, incluso los negocios de Nick y Tess los llevan siempre a los Estados Unidos e Inglaterra, por eso decidimos traer a la Confederación aquí. Para estar cerca.”

      “ La Orden de la Cruz Ensangrentada no lo tomará bien”, susurró apenas Zack con disgusto.

      “ Eres el jefe, ¿no?”

      “ Debo rendir cuentas incluso al Vaticano.”

      “ Estoy segura de que podrás hacerlo.”

      “ No lo sé.”

      “ Tienes que hacerlo por todos nosotros, por un futuro juntos, por la paz entre las razas… Hazlo por April.”

       April. Por ella habría hecho cualquier cosa. Incluso atravesar el fuego… o aceptar una alianza desquiciada.

       Vera le estaba ofreciendo en una bandeja de plata, lealtad y protección absoluta. Lo sabía.

      “ De acuerdo”, decidió finalmente, sorprendiendo a sus agentes.

      23 años después

       APRIL

      “ Nos están tomando el pelo!”, gritó furibundo y enojado Zack, tirando sobre la mesa la carta que había recibido esa mañana.

      “ No te adelantes”, intentó calmarlo Vera.

      “ Estás bromeando? Estos bastardos vienen aquí, a mi ciudad, ¡y se comportan tan arrogantes!”

      “ Zack tiene razón”, lo defendió la esposa furiosa. “Sabes cómo llaman a los lobizones? ¡Bárbaros! ¿Pero quiénes se creen que son?”

      “ Fanny, te lo ruego…”, le suplicó Vera que esperaba su ayuda.

       La situación se estaba complicando día a día y la que debía ser una alianza nueva con una de las facciones de vampiros más potentes y difíciles de acercar, se estaba transformando en una pesadilla por causa del odio recíproco cultivado por siglos.

      “ Los vampiros no olvidan”, habían sido las únicas palabras que había conseguido decirle a Vane Vampire, llamado por su clan como “El Príncipe”.

      “ Fueron muy tontos en creer que habría sido un paseo involucrarse con la que se considera la purasangre de la raza vampira, compuesta en su mayoría por aristócratas de alto linaje”, se entrometió Nicholas que había formado parte de esa facción donde todos lo conocían como “El Duque.”

      “ Nick, no te entrometas! Sabes que era inevitable llegar a este punto”, se enojó Vera, que en los últimos veinte años había conseguido mantener la paz entre las razas y sellar definitivamente la alianza con la Orden de la Cruz Ensangrentada.

       Sin embargo, todavía quedaban dos facciones a unir: la aristocrática a cargo del Antiguo y noble Príncipe, y la de los rebeldes que no querían dejar de alimentarse de sangre humana o someterse al control de la Orden, en quienes no confiaban por causa de la guerra secular entre ellos.

      “ Y ahora qué tendría que hacer?”, los interrumpió Zack indicando nerviosamente la carta.

      “ Se trata de una