Dicho por un vampiro centenario, ese concepto del tiempo casi que provoca angustia.”
“ Escanear los átomos del tiempo, eso es lo que tengo que hacer”.
“ Mientras buscas esos benditos átomos para escanear, podrías crear una especia de alarma para esta noche, cinco minutos antes de la medianoche… ¿y ponerla en este collar?”
“ Quisiera… quisiera, pero no tengo tiempo.”
“ Qué lástima, creía que podías hacerlo. Atrapar cinco minutos de Tiempo en este collar”, dije con un tono profético y fingidamente encantador, pero que alcanzó para llamar su atención.
“ Pero ¿tú quién eres?”, me preguntó después de algunos segundos.
“ April”, respondí cuando me di cuenta de que, en lugar de tiempo, Grucho tendría que buscar y escanear sus neuronas.
“ La muchacha que esconde un secreto que todavía no he descubierto?”, preguntó acercándose e inclinándose hacia mí, tanto como para que por un instante nuestras narices se rozaran.
“ Exacto”, exclamé feliz, preguntándome una vez más por que seguía llamándome así.
Antes de que se perdiera nuevamente en su locura, le entregué en la mano el collar y le repetí mi pedido.
Ya no entendía lo que pasaba, porque las quejas de Grucho se volvían cada vez más tenues mientras se ponía a trabajar en el collar detrás de un escritorio lleno de basura.
Luego de diez minutos, regresó con el collar, al que le había aplicado una sutil e invisible hoja metálica detrás de la gema más grande.
“ ¿Estás seguro de que, cuando lo lleve puesto, me avisará la hora?”
“ Claro. Quien lo lleve puesto tendrá una especia de paro cardíaco que volverá a la persona, inerte por varias horas.”
Sentí cada gota de mi sangre fluir hacia mi rostro.
“ No, mira… yo llevaré este collar y no quisiera morirme.”
“ Prefieres una sirena que pueda romper los tímpanos?”
“ No se podría optar por un minúsculo y apenas perceptible hormigueo?”
“ Algo que no dañe los tejidos humanos?”
“ ¡Eso, exactamente! ¡Sería perfecto!”, exclamé intentando tragar toda la tensión que había acumulado en la garganta.
“ Oh… ok, creía que preferías morir.”
“ No… no todavía. Sabes, todavía tengo que terminar mis estudios, casarme y tener hijos, envejecer… y después, al final, morir”, intenté explicar delante a la mirada perdida del científico.
“ Podrás hacer todo eso antes de morir? Sé que ustedes humanos tienen sólo algunos decenios a disposición y a veces pueden morir anticipadamente por causas naturales. Podría ocurrir incluso dentro de algunos minutos.”
Hablar con él podría producir mucha angustia, así que lo interrumpí.
“ El collar, Grucho. Soluciónalo rápidamente, de lo contrario corres el riesgo de perder más tiempo y sabes, el tiempo…”
“… escapa”, terminó él la frase corriendo a arreglar el collar mientras era preso del apuro.
Después de un cuarto de hora y con un poco de ansiedad por no vivir lo suficiente, volví con Leo y Elizabeth que estaban todavía peleando.
“ Qué sucede?”, una voz me hizo exaltar obligándome a dar la vuelta.
Era mi tía Siobhan, la madre de Leo.
Aunque sostenía que había perdido todos sus poderes mágicos al volverse una vampiresa, yo percibía en ella sólo magia y, una conexión especial con la naturaleza que la volvía especial y más parecida a un hada que a una vampiresa gracias a sus movimientos delicados y femeninos, a sus cabellos salvajes y llenos de trencitas y listones de colores.
“ Tía, hola.”
“ Esta mañana escuché el viento cambiar y ahora tú estás aquí”, dijo en voz baja y con el ceño fruncido.
“ Vine a ver a Leo y a Elizabeth”, mentí, pero apenas ella intentó tocarme, me alejé bruscamente. Mi prima me había explicado muchas veces como los vampiros pueden entrar en la mente de las personas a través del contacto físico.
“ No puedo evitar tu destino, pero sólo presta atención y elije con sabiduría tu futuro”. Con esas últimas palabras se fue, dejándome sola con mis elucubraciones.
Cuando llegué donde estaban mis primos, me llevó al menos media hora hacer que se calmen.
“ Se puede saber adónde fuiste?”, se enojó Elizabeth que se dio cuenta de mi presencia sólo después de haber terminado la discusión.
“ Aquí. Esperando que terminara esta tonta pelea.”
Con un gesto de enfado, Elizabeth me hizo callar. “De todas formas está todo decidido. Desde aquí se necesita cerca de media hora para llegar a la Brumoise Hall. Yo saldré a las once con mi padre, mientras tú iras con Leo en un coche rentado para no levantar sospechas. Partirán dentro de tres horas, por tanto, empieza a prepararte e intenta encontrar una excusa con tus padres. Por último, Leo y yo discutimos mucho y es mejor no pedirle ayuda a Siobhan, por tanto, ya que el abuelo Ahmed se ha ido a Susa, deberás conformarte con la magia de Leo.”
“ Magia de Leo?”, repetí confundida.
“ Si, April”, intervino él amablemente. “Yo no soy tan bueno como mi madre, pero habiendo heredado sus genes, un poco de su magia ha pasado también a mí, aunque si no la uso nunca. Con un encantamiento, esconderé tu lado humano, poniendo un escudo entre tú y los demás. Nadie percibirá el latido de tu corazón de manera que puedas pasar inadvertida. Sin embargo, tendremos que estar atentos porque será una magia débil y de poco tiempo. A medianoche, si todavía estamos allí, tendremos que renovarla, ya que la Hora de Sangre tiende a anularla.”
“ Y con el maquillaje apropiado, cubriremos ese enrojecimiento que te cubre siempre el rostro cuando te emocionas.”
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