ancestrales de Ishizuka, sólo debería masticar los alimentos el tiempo suficiente para poder dejar los cubiertos sobre la mesa entre cada bocado.
Masticar es especialmente importante para las personas que desean perder peso, ya que cuanto más se mastica, al final menos se come. Según una investigación reciente realizada en China, las personas que mastican los alimentos 40 veces consumen alrededor de un 12% menos de calorías que las que los mastican sólo 15 veces.3
Mantenga unos hábitos alimentarios regulares
El ciclo natural del cuerpo requiere varias comidas al día a intervalos regulares (la mayoría de las personas toman tres comidas principales al día), y ello es importante para mantener la fuerza en los órganos digestivos.
Saltarse comidas con frecuencia puede causar toda una serie de problemas:
• Saltarse el desayuno puede debilitar el Qi del Bazo. Tradicionalmente, el desayuno ha sido la principal comida del día, y proporciona la energía que el cuerpo necesita para salir a trabajar. Si el Bazo está débil, la digestión se ralentiza y se puede acumular humedad. En términos comunes ello significa que si uno se salta el desayuno –o cualquier comida, en realidad–, tiene más posibilidades de ganar peso en los momentos en que decide comer. Por lo tanto, para la persona que desea perder peso, saltarse el desayuno es contraproducente.
• Saltarse la comida acumula calor en el Estómago, ya que éste se prepara para comer, pero no le llega comida. El calor puede afectar la pared del estómago, los niveles de humedad y el yin. Ello puede causar una desagradable sensación de ardor en el estómago, apetito constante, sed y encías débiles.
• Saltarse la cena debilita el yin del Estómago, causando una falta de apetito, molestias estomacales y sequedad en la boca.
• Comer entre comidas y picar puede hacer que el Qi se estanque y la humedad se acumule. Ésta es otra causa de aumento de peso, y también causa dolor, molestias, gases e hinchazón.
• Los cambios frecuentes de dieta, por ejemplo cuando se viaja o se hace régimen, también pueden debilitar el Estómago.
Regule la rapidez con que come y bebe
Comer demasiado rápido puede dañar el Estómago y el Bazo y suponer una carga para el proceso de digestión. Puede causar un estancamiento del Qi y producir humedad. Ello ha sido confirmado por una investigación japonesa reciente que estudiaba el hábito de comer rápido durante las comidas. Concluía que las personas que comen rápidamente presentan el tripe de probabilidades de tener sobrepeso que las que comen a un ritmo normal.4
Beber demasiado puede llenar el estómago, y es algo que debe evitarse durante las comidas para no hacer trabajar demasiado al Estómago ni al Bazo. Durante las comidas se debería beber a sorbos, no a tragos largos.
Coma sin distracciones
Evite comer durante una situación emocionalmente delicada, durante una discusión, un debate, delante de la televisión o el ordenador, mientras trabaja o estudia y, en general, cuando esté estresado. Todas estas actividades pueden debilitar la digestión.
Cuando se está estresado, la circulación del Qi puede bloquearse, y la delicada relación entre el Hígado, el Bazo y el Estómago puede alterarse, lo cual causa indigestión, dolor de estómago e hinchazón.
Limite la cantidad de comida
Comer en exceso es algo que la mayoría hacemos sin ni siquiera darnos cuenta de cuán a menudo sucede. Los síntomas extremos del comer en exceso, entre ellos la indigestión, la hinchazón y los gases, dejan de ser extremos. De hecho, son tan corrientes que la gente los soporta a diario sin comprender que no aparecen por culpa de su cuerpo, sino por sus hábitos alimentarios.
Comer demasiado de una sola vez puede hacer que la comida se estanque por falta de espacio suficiente, literalmente, para que circule. Ello provoca dolor e incomodidad en el estómago, mal aliento, hinchazón, estreñimiento y cansancio. También se puede generar humedad y calor en el Estómago, ya que el estancamiento genera calor y acumula líquidos. Eso puede causar dolor de cabeza frontal, náuseas, sensación de pesadez, dolor estomacal e incomodidad y diarrea.
Lo ideal es parar de comer justo el momento antes de sentirse lleno, cuando la comida ocupa sólo dos terceras partes del estómago.
Cuidado con las dietas
Las dietas para perder peso que exigen comer menos pueden debilitar el Estómago, generando calor y dañando el yin. Si se sigue este tipo de dieta, probablemente se pierda grasa, pero a menudo el efecto en el Estómago y el Bazo supone que, una vez que se deja la dieta, se recupera lo perdido. Las dietas basadas en comer un solo tipo de alimento en cantidad también desequilibran el Estómago y el Bazo, y a menudo provocan una acumulación de humedad.
Atención a cómo combina los alimentos
Si se tiene el Estómago débil, lo mejor es evitar tomar alimentos calientes (cocinados) y fríos (refrigerados) a la vez. La razón es simple: el estómago tiene que trabajar más para procesarlos.
Igualmente, combinar demasiados tipos de alimentos, sabores y cualidades muy diferentes en un espacio de tiempo breve puede ser excesivo para un Estómago débil, y provocar estancamiento y humedad. En este caso, lo mejor es preparar comidas sencillas.
La fruta puede aportar mucha humedad al cuerpo, es fácil de digerir y ayuda a mantener un movimiento regular en el intestino. Sin embargo, si se toma con las comidas, en combinación con otros alimentos, muchos de estos beneficios se diluyen. Para que la fruta aporte todos sus beneficios, debe tomarse sola, fuera de las comidas principales, si es posible.
Una dieta ideal
Un estudio realizado en Grecia y publicado en 2009 constataba que muchas características de la dieta mediterránea tradicional favorecen la longevidad. Algunas de ellas son un consumo moderado de alcohol, un consumo bajo de carne y productos cárnicos, un alto consumo de verduras, frutas, frutos secos y legumbres, y una proporción alta de grasas monoinsaturadas frente a las saturadas.5
La dieta mediterránea favorece unos hábitos dietéticos que tienen mucho en común con los considerados beneficiosos para reforzar el Estómago y el Bazo. Si estos dos órganos digestivos están fuertes y reciben alimentos que favorece la producción de Qi y sangre, todo el cuerpo se ve beneficiado.
Según la medicina oriental, la dieta ideal es la que incluye los cinco sabores: amargo, dulce, picante, ácido y salado (ver el capítulo anterior). Pero como todos tenemos distintos cuerpos con desequilibrios, preocupaciones y vidas diferentes, la combinación adecuada exacta de sabores y temperaturas varía de una persona a otra. Lo que es saludable para una persona puede dañar a otra. Los individuos con un Qi débil, por ejemplo, pueden sentirse hinchados con productos lácteos, mientras que a los que tienen un yin débil les favorece su efecto humectante.
Para la mayoría de las personas, una dieta equilibrada puede consistir en:
35 % APROX.: cereales integrales, como arroz, mijo, cebada, trigo, avena, maíz, centeno, quínoa y amaranto.
35 % APROX.: fruta fresca y verdura de la temporada.
20 %: legumbres, semillas o frutos secos, entre ellos judías, lentejas, pipas, almendras y nueces.
10 % O MENOS: proteínas animales, entre ellas lácteos, carne, pescado, aves y huevos.
La mayor cantidad posible de comida debería ser de la máxima calidad y producida orgánicamente, ya que los productos animales comerciales pueden contener hormonas del crecimiento, antibióticos y esteroides, sustancias que no deberían entrar en nuestro cuerpo con frecuencia.
Las directrices anteriores son la base de una dieta equilibrada, y ésta debería adaptarse según las necesidades