los primeros que usted mencionaría.
Al igual que en la vida en general, en medicina también se aplica el método de prueba y error. Siempre que escuche a su cuerpo y que no lo someta a algo como, por ejemplo, una dieta de grasas o un artículo al azar de una revista, no sufrirá ningún daño. Si comete errores –como seguir una dieta inadecuada–, puede que sus síntomas empeoren. Pero si reconoce que ha cometido un error y no se obstina en seguir la misma dieta inadecuada basada en un tipo de alimento fundamental, los efectos secundarios negativos normalmente se pueden invertir tan sólo buscando el tipo de dieta adecuado para usted.
Tomemos las ensaladas, por ejemplo. Si usted tiende a acumular calor en el estómago, y sufre un desequilibrio del yin, o vive en un clima caluroso, el frescor de una ensalada puede ser muy beneficioso. En cambio, si su estómago tiende a acumular frío, sufre un desequilibrio del yang y se siente agotado, una ensalada sería de los alimentos menos adecuados para usted. Las ensaladas son muy sanas, pero no para todo el mundo ni en cualquier momento.
Mi principal recomendación es que aplique una gran dosis de sentido común cuando utilice este libro. Use la cabeza y fíjese en cómo se siente, y no insista en hacer algo que pueda perjudicar a su cuerpo. Si tiene la sensación de que algo va mal en su interior, es probable que así sea. Si se encuentra bien, es que probablemente lo está haciendo bien. Sea como sea, no pierda el control de su destino, y practique la autoayuda para salvar los obstáculos que la vida levanta ante usted.
Primera parte
¿Qué es lo que nos hace enfermar?
Mediante la medicina oriental podemos averiguar mucho sobre lo que nos hace enfermar. A menudo hay pautas de enfermedades que asocian síntomas al azar aparentemente inconexos. Conocer sólo un poco estas pautas supone una gran ayuda para mantener la salud y, sobre todo, para prevenir problemas en el futuro.
Capítulo 1
Damos por sentado que bajo la piel hay músculos, tendones, nervios, vasos sanguíneos, órganos, cartí-lagos, huesos, etc. Lo que no es tan sabido, en particular entre las personas de culturas occidentales, es que dentro de este complejo sistema hay algo más difícil de cuantificar, algo que es real y esencial en la misma medida para la buena salud: el concepto de Qi.
El Qi se define de muchas maneras, pero normalmente se describe como una «energía». Técnicamente ello es correcto, dado que el Qi sin duda es energético, pero también es mucho más que simple energía.
El kanji, o carácter, para el Qi en chino es
Qi: vapor que se eleva del arroz hirviendo
El concepto de Qi se utiliza para explicar todas las formas de lo que podemos llamar energía, aunque en esencia no es una energía. El Qi existe en todos los seres vivos, grandes y pequeños. Es duro como una roca, y por lo tanto material, pero también es como el vapor y, por ende, también inmaterial.
Es el universo, que a la vez es usted y soy yo.
Es la respiración, la vida que tenemos o nuestra propia existencia.
Fluye por todo el cuerpo en una intricada red de canales, igual como la sangre fluye por los vasos sanguíneos, y sin la cual el aire no nos llegaría a los pulmones y nuestro corazón dejaría de latir.
No aparece en los exámenes médicos convencionales, y por esta razón su existencia en ocasiones es objeto de burla. Pero las cosas no tienen que ser observables a simple vista para que existan. Sentimos la brisa en las mejillas, vemos que los árboles se mecen suavemente y oímos el silbido de los edificios altos, y aunque no lo vemos, sabemos que sopla el viento. Lo sabemos porque vemos claramente sus efectos en el mundo que nos rodea.
El Qi no es algo en lo que podamos creer o no creer. Para que la medicina oriental funcione, no se necesita un sistema de creencias que facilite su comprensión. El Qi existe independientemente de lo que pensemos de él. Una manzana caerá del árbol tanto si creemos en la teoría de la gravedad como si no. El Qi simplemente existe, nos guste o no.
El Qi es algo que normalmente no sentimos de forma cotidiana, aunque podríamos sentirlo si supiésemos qué buscar y cómo practicar su búsqueda.
Sin embargo, lo sentimos cuando algo va mal. Si el Qi se atasca en su recorrido por el cuerpo, éste nos avisa generando dolor o molestias. Si se debilita, nos sentimos agotados. A veces sabemos que algo va mal pero no sabemos exactamente el qué, o bien unas pruebas médicas exhaustivas no consiguen dar un diagnóstico claro. En ocasiones, un simple cambio de punto de vista puede ser la respuesta: reconocer que el Qi desempeña un papel en el restablecimiento de la salud.
Capítulo 2
Dentro del concepto de Qi hay un sistema de equilibrio tan perfectamente simple que se puede aplicar absolutamente a todo, desde el universo ilimitado hasta la molécula más diminuta conocida. Es la teoría del yin y el yang.
Desde hace miles de años, infinidad de trabajos se han centrado en esta teoría. El concepto original surgió de una atenta observación de la naturaleza y el entorno. Ello estableció un proceso de pensamiento dinámico de gran relevancia para el mantenimiento de la buena salud.
Muchas personas tienen una noción del yin y el yang excesivamente simplificada. El yin y el yang se considera que representan opuestos: negro y blanco, noche y día, bien y mal, como Luke Skywalker y Darth Vader, etc. Pero así como la idea de los opuestos es cierta, también lo es que detrás del yin y el yang hay mucho más, y puede ser difícil no complicar demasiado las explicaciones.
Obviamente, una descripción del yin y el yang debe empezar por su representación gráfica.
El símbolo del yin y el yang
Este símbolo parecido a una pelota de tenis se reconoce al instante y adorna incontables llaveros, camisetas, pendientes y estudios de artes marciales. El color más claro se suele asociar al yang, y el oscuro, al yin. Ambos ocupan partes iguales y se corresponden simétricamente de forma perfecta.
Pese a la creencia común de los méritos relativos de uno frente al otro, ni el yin ni el yang son buenos o malos intrínsecamente. Estos términos deben entenderse como las dos caras de una moneda. Si falta una de ellas, la moneda deja de serlo para convertirse en una pieza redonda de metal. Deben darse ambas para que la moneda exista. Este símbolo representa tal idea de una forma más sencilla de lo que parece.
El yin y el yang no son tan solo contrarios, y tampoco son mutuamente excluyentes. En realidad, el yin puede transformarse en yang, y a la inversa. Del mismo modo que la fiebre puede provocar escalofríos,