quemar, así el extremo de uno es el extremo del otro.
Quizás el modo más fácil de comprender el yin y el yang es verlos en términos de algo distinto. Y qué ejemplo mejor que el de un pez globo.
Lo descubrí cuando trabajaba como pescador en un barco de pesca japonés en el mar de China Oriental. Todo el incidente se basó en la premisa errónea de que, a fin de comprender verdaderamente los conceptos de la naturaleza, antes hay que vivirlos realmente. Así, a mi pesar, durante seis meses me convertí en un pescador japonés rural y luché contra todos los elementos a los que la naturaleza y el capitán pudieron enfrentarme.
Para alguien no familiarizado con la pesca de peces voladores, diré que no hay mucho que hacer cuando esperas que las redes se llenen aparte de tumbarte en la exigua sombra que ofrece el mástil y dejar que el balanceo del mar meza tus sueños. Era un tipo de trabajo caracterizado por unas tandas de esfuerzo extremo seguidas por largas horas de espera. Supongo que era inevitable que el yin y el yang apareciesen de pronto en el horizonte.
El fugu alterado y completamente hinchado
Las redes solían sacar todo tipo de peces voladores: lampugas, peces dardo, caballas, algún que otro caballito de mar y, de vez en cuando, lo que parecía una bola hinchada con pinchos.
Esa pelota amarilla y perfectamente redonda tenía dos ojos grandes y una boca fruncida que le daba una expresión de sorpresa permanente. Se conocía como fugu, un pez tan feo que en realidad es muy bonito, y tan peligroso que ocupa el segundo lugar después de la rana dardo dorada de la selva amazónica entre los vertebrados más venenosos del mundo.
La razón por la cual el fugu es útil para comprender el yin y el yang es que no siempre tiene este aspecto. Normalmente, el fugu es pequeño, azul, liso y modesto (dejando de lado sus ojos saltones). Como el yin y el yang, presenta aspectos que son casi opuestos, uno de ellos agresivo, hinchado y con púas (yang) y el otro calmado, flaco y plano (yin).
El fugu en reposo
No obstante, lo que cuenta es lo que tiene dentro. Cuando nuestro amigo se mueve lentamente, relajado, rondando por las profundidades, para salir lanzado cuando ve un alimento microscópico, tiene el aspecto contraído del yin. En cambio, cuando se expande, con todo el calor y la energía necesarios para llenarse el estómago de agua y doblar su espina en una forma casi imposible, aparece su contrario, el yang.
Una vez expandido, la propia concentración de energía requerida para crecer se ha agotado, de modo que es yin por dentro y yang por fuera. Y cuando está inerte y es azul, toda la fuerza para hincharse está en su interior, esperando. Entonces es yang por dentro y yin por fuera. Incluso cuando yace sin vida en la cubierta, en su estado más yin, posee suficiente neurotoxina para matar a 30 personas.
Así pues, dentro del yin está el yang, y dentro del yang está el yin. De ahí que en el símbolo, cada lado presente un punto del color opuesto, que representa la presencia de cada uno dentro del otro.
Esta idea es esencial cuanto intentamos imaginar cómo funciona el cuerpo humano, que no es sólo yin o sólo yang. Al igual que en el fugu, bajo la superficie hay más de lo que se ve.
En el cuerpo como un todo, el yin y el yang pueden estar equilibrados, pero el acto de vivir hace que este equilibrio sea breve. En general, el equilibrio del cuerpo tiende más hacia un lado o hacia el otro. Si el yang se debilita, pueden darse síntomas de frío y cansancio, y si se debilita el ying, se notará calor y desasosiego.
Yin en equilibrio (derecha)
Yang débil
Yin débil
Exceso de yang
Exceso de yin
Si el yang es demasiado fuerte, se notará que el calor sube hacia la cabeza, y si lo es el yin, se percibirá frío y retención de agua.
Este equilibrio no es tan estable como se puede pensar; más bien es como un péndulo que oscila continuamente de un lado para otro. Sólo cuando la diferencia es más pronunciada, por debilidad o por una enfermedad, predominan los indicios de uno de los dos.
Las mismas pautas de ascenso y caída del yin y el yang se dan cuando profundizamos en el cuerpo. Tanto la sangre como el Qi, los vasos sanguíneos y los órganos tienen su propio equilibrio yin-yang, que puede contribuir o no al equilibrio de todo el cuerpo.
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YANG | YIN |
Cuerpo caliente | Cuerpo frío |
Piel seca | Piel húmeda |
Extrovertido | Introvertido |
Activo | Pasivo |
Masculino | Femenino |
Positivo | Negativo |
Agresivo | Tímido |
Irascible, impaciente | Temeroso, inseguro |
Voz alta | Voz baja |
Lógico | Intuitivo |
Ambicioso | Complaciente |
Cuerpo fuerte | Cuerpo débil |
Tenso | Fláccido |
Tez rojiza | Tez pálida |
Por ejemplo, una persona agotada puede sufrir lumbalgia debido a que tiene el yang débil en el Riñón. O se puede sentir dolor en las sienes a causa del estrés en el trabajo, que debilita el ying del Hígado. En este sentido, tanto el yin como el yang pueden estar desequilibrados al mismo tiempo en distintas partes del cuerpo. La aplicación de la teoría del yin y el yang significa que sería posible seguir esta pauta hasta nivel celular microscópico, sin dejar de hallar desequilibrios entre el ying y el yang.
Por lo tanto, el equilibrio del yin y el yang en el cuerpo varía constantemente. Cuando la balanza se inclina hacia un lado claramente, a menudo surgen indicios físicos que nos señalan dónde se producen los desequilibrios y lo agudos que pueden ser.
La cuestión del equilibrio es un tema recurrente a lo largo de todo el libro, pero por el momento obsérvense algunas asociaciones útiles entre el yin y el yang en la tabla de la página anterior.
Capítulo 3
En el sistema médico oriental antiguo que se creó en tiempos remotos, el yin y el yang y la teoría de los cinco elementos se combinaron con miras a lograr una mejor comprensión de la dinámica del cuerpo humano.
Se observó que, al igual que en la naturaleza,