debido a su orientación generalizada acerca de este tema. Hay muchos libros que tratan el tema directamente. Y sólo para nombrar unos cuantos de muchos: The Doctrine of Faith [La doctrina de la fe] de John Rogers (1627), Treatise on Faith[Tratado acerca de la fe] de Ezekiel Culverwell (1623), Treatise of the Nature and Practice of Repentance [Tratado acerca de la naturaleza y la práctica del arrepentimiento] de Perkins (1593), Bruised Reed [La caña cascada] de Richard Sibbes (1630), The New Birth [El nuevo nacimiento] de William Whateley (1618), y Method of Grace[El método de la gracia] de John Flavel (1681), todas estas obras desembocan en exhortaciones e invitaciones a buscar al Señor mientras pueda ser hallado. Además, los escritores puritanos inventaron el «despertar persuasivo»25, algo a lo que deberíamos llamar el «tratado evangelístico» (si es que la palabra «tratado» se puede usar para describir libros de cuarenta mil palabras). La obra de Baxter, A Call to the Unconverted to Turn and Live . . . from the Living God [Un llamado a los inconversos para que se vuelvan y vivan (…) por el Dios vivo] (1658), la cual vendió 20 000 copias en un año y fue traducida al francés, al holandés, y al algonquino (lengua de los pueblos amerindios), fue una obra pionera en esta área, seguida por Una guía segura al cielo de Joseph Alleine (1672), quien tomó prestado de Baxter y de la cual, según Calamy, se vendieron 70 000 copias dentro de esa misma generación.26 Además, como respuesta a una situación en la que abundaban los cristianos nominales y los «hipócritas del evangelio», los puritanos escribieron muchas obras diseñadas para romper su apariencia de religiosidad y alertarlos sobre su necesidad de la gracia renovadora. En esta clase de libros podemos catalogar obras como Mystery of Selfe–Deceiving [El misterio del autoengaño] de Daniel Dyke (1614), Parable of the Ten Virgins [La parábola de las diez vírgenes] de Thomas Shepard y The Almost Christian: or the False–Professor Tried and Cast [El casi cristiano: O el falso profeso probado y expuesto] de Matthew Meade (1662).
El análisis de este corpus de escritos evangelísticos no es posible aquí, pero se puede decir con certeza que, al declarar el evangelio de la gracia gratuita de Dios en Cristo, los puritanos no dejan nada que desear con respecto a los estándares de ninguna época anterior o posterior. Su creencia, como hijos de la Reforma, de que todos los contenidos de la Escritura tienen relación o con la ley o con el evangelio, los llevó a una exploración extremadamente rica de ambas partes. La sugerencia expresada ocasionalmente de que había algo legalista en su énfasis en la necesidad de una «obra preparatoria» de contrición y humillación por el pecado, antes de que los hombres puedan acercarse a Cristo, es bastante falsa: la única realidad que ellos estaban enfatizando (y, ciertamente, a veces lo hacían con mucho esfuerzo, en conformidad a las necesidades de sus lectores) era la realidad de que, dado que el hombre caído, está naturalmente enamorado del pecado, es psicológicamente imposible para él abrazar a Cristo de todo corazón como un Salvador, no solo por el castigo del pecado, sino por el pecado en sí mismo, y por lo tanto, no puede acercarse a Cristo si no alcanzado un estado mental que le permite odiar el pecado y anhelar su liberación. En ese sentido, la «obra preparatoria» a la que ellos se referían, era simplemente la creación de ese estado mental. En general, el relato puritano de la conversión como una obra del hombre volviéndose hacia Dios, que al mismo tiempo es una obra de Dios volviendo al hombre hacia Sí mismo, parece reflejar exactamente lo que dice el Nuevo Testamento.
2. Libros de casuística, que detallan los estándares de conducta establecidos en la ley de Dios para que los cristianos puedan vivir con una buena conciencia, sabiendo que están haciendo la voluntad de Dios. El siglo que siguió a la Reforma fue una gran época de «casos de conciencia» entre los romanos y los protestantes, pero mientras que la casuística jesuita era una guía para el sacerdote en el confesionario, la casuística de los puritanos era una guía para el cristiano común en la vida cotidiana. Perkins fue el pionero aquí, pues, por medio de la Biblia, reformó sistemáticamente la herencia medieval en los temas de la conciencia y las buenas obras; la mayoría de los contenidos de los tres volúmenes tamaño folio de sus obras (1616–1618) giran en torno a la casuística.27 El enorme Directoriode Baxter condensa dos generaciones de trabajo en este campo, y entre Perkins y Baxter hay una abundancia de libros más pequeños acerca del tema, tales como Plaine and Familiar Exposition of the Ten Commandments[Una explicación sencilla y familiar de los Diez Mandamientos] de John Dod y Thomas Cleaver (1603) (del cual existieron diecinueve ediciones en un periodo de treinta y dos años), y muchos tratados acerca de áreas particulares en donde surgieron problemas en lo que respecta la conducta correcta, tal como sucede ahora en las diferentes áreas de la vida (el matrimonio y la familia; el trabajo; las cosas ocultas; el uso de las riquezas; la administración de la verdad, etc.). Todo este material sigue siendo muy impresionante en cuanto a su profundidad de comprensión tanto de la enseñanza bíblica como de los paralogismos del corazón humano.
3. Libros de parénesis(exhortación), que eran escritos para «consolar» (es decir, fortalecer y alentar), y para dar al cristiano motivos y recursos para tener una «obediencia alegre» sobre la base de una «seguridad triunfante». En esta categoría se encuentran innumerables volúmenes que «abren» los temas del evangelio: el amor de Dios, la obra de Cristo, el ministerio renovador del Espíritu y el compromiso de salvar que es hecho al creyente por las tres personas de la Trinidad en el pacto de gracia. Me aventuro a afirmar que la riqueza de estos tratados aún no tiene paralelo, por muy anticuada y difícil que sea su forma. En esta categoría también podemos incluir a los libros que tratan directamente con la seguridad de salvación, libros diseñados para ayudar a los cristianos que se encuentran en estados de ansiedad, morbilidad y sequedad («deserción»), para que puedan discernir la autenticidad de su fe, frente a los sentimientos de desesperación, y para que estén conscientes de la realidad de su posición en la gracia ante la tentación de llegar a la conclusión de que están perdidos. Estos libros fueron escritos porque durante todo el período puritano hubo muchas almas atribuladas que necesitaban ayuda de este tipo. Ya que las preguntas: «¿Qué debo hacer para ser salvo?» «¿Seré parte del número de los escogidos?» y «¿Estaré en el estado de gracia?» eran preguntas que estaban enredadas dentro de las mentes de muchos, pero una de las principales fortalezas de los escritos pastorales de los puritanos, en lo que respecta al trato pastoral, era que tenían la habilidad de desenredar esas preguntas y aclarar las confusiones que surgían a causa de ese enredo. La obra pionera en este campo fue el Tratado de Perkins titulado: Treatise Tending unto a Declaration whether a man be in the estate of Damnation or in the estate of Grace and if he be in the first, how he may in time come out of it; if in the second, how he may discern it, and persevere in the same to the end [Un tratado que tiende a declarar si un hombre se encuentra en el estado de condenación o en el estado de gracia, y, si se encuentra en el primer estado, ayudarle a entender la manera en la que puede salir de ahí; pero si se encuentra en el segundo, que sepa la manera en la que puede estar seguro de eso y la manera en la que puede perseverar hasta el final] (1586); y por otra parte, el tratado clásico acerca del tema, quizás sea The Christian’s Great Interest[El gran interés del cristiano], la cual fue escrita por el teólogo escocés, William Guthrie, a quien John Owen admiraba mucho.
En resumen, esas eran las características de la literatura devocional puritana. Pero, por otra parte, podríamos usar El Progreso del peregrino de Bunyan como un índice pictórico para evaluar el alcance y el contenido de esa literatura. William Haller, quien, en 1938, escribió lo que hasta ahora sigue siendo la mejor introducción a esta literatura, habla de su «extraordinaria vitalidad»28, y, además, también existe una gran cantidad de testimonios contemporáneos acerca de su utilidad. Baxter mismo recuerda que, cuando él tenía alrededor de 15 años,
un pobre vendedor ambulante vino a la puerta (…) Y mi padre le compró el libro del Dr. Sibbes, The Bruised Reed [La caña cascada]. Ese libro (…) abrió ante mí la verdad del amor de Dios, y me dio un entendimiento más vívido del misterio de la redención, y de cuán grande era mi deuda para con Jesucristo (…) Después de esto, tuvimos un Siervo que tenía una pequeña porción de las obras del Sr. Perkins (que incluía: Repentance [Arrepentimiento], The Art of Living and Dying Well [El arte de vivir y morir correctamente], y The Government of the Tongue [El gobierno de la lengua]) Y la lectura de eso me instruyó de manera profunda y me afirmó