J. I. Packer

En pos de los puritanos y su piedad


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siguiente cita de John Howe, en la cual cuenta una anécdota de lo que Thomas Goodwin, quien estaba presente en la conferencia, le contó:

      Él personificó a Dios frente a las personas, diciendo: «Yo les he confiado mi Biblia por mucho tiempo (…) está en una y en otra casa cubierta de polvo y de telarañas; y ustedes no se preocupan ni por darle un vistazo a su interior. ¿Ustedes están descuidando así mi Biblia? Pues entonces ya no tendrán más mi Biblia» Y después levantó la Biblia y la retiró como si la estuviera apartando de la gente; y en ese mismo momento personificó al pueblo de Dios, se postró en sus rodillas, y clamó y suplicó con mucho fervor: «Señor, haz lo que quieras con nosotros, pero no nos quites Tu Biblia, mata a nuestros hijos, incendia nuestras casas, destruye nuestros dioses; pero déjanos Tu Biblia, llévate todo menos Tu Biblia». Seguido de eso, personificó una vez más a Dios, diciéndole a la gente: «Si eso es lo que quieren, está bien, los pondré a prueba por un tiempo; aquí tienen mi Biblia para ustedes, yo observaré cómo la utilizan, si la aman y la valoran más, si la obedecen más, si la practican más y viven más conforme a ella».

      De acuerdo con el relato de John Howe, lo que ocurrió después fue que, tanto Thomas Goodwin como las demás personas presentes, en ese preciso momento se encontraban inundados en lágrimas, y cuando Goodwin salió de ahí, «se sentía tan contrito que se abrazó al cuello de su caballo y lloró sobre él durante un cuarto de hora, pues antes de eso, no tenía poder para montarse al caballo; de esa magnitud fue la impresión que, tanto en él como en las personas en general, causó la amonestación por el descuido de la Biblia»46 Sin embargo, por lo general, el avivamiento puritano parece haber sido una obra relativamente tranquila y ordenada, que estaba separada del fanatismo que surgió durante las décadas de 1640 y 1650 cuando éste se encontraba en su apogeo.

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      Si uno quiere tener una mayor luz con respecto al avivamiento puritano será necesario estudiar la teología puritana, particularmente su innovador interés y concentración en las cosas relacionadas con el ministerio del Espíritu Santo;47 y también será necesario estudiar la adoración puritana, con su énfasis en el «trabajo de corazón», la espontaneidad, el canto de himnos y salmos, la oración libre impulsada por el Espíritu, la cual está caracterizada por «familiaridad», «plenitud» y «afecto», y la predicación del pecado y la gracia de una manera «sencilla, apremiante y franca» la cual por una parte «desgarra» la conciencia y por otra parte, derrama sobre ella el bálsamo sanador del evangelio.48 La teología y la adoración puritanas, a medida que se desarrollaron, mostraron cada vez más su carácter como productos y complementos del avivamiento. Como ya se dijo anteriormente, una exploración más profunda de los anales del ministerio puritano también nos podría dar un entendimiento más fresco con respecto a este movimiento. Por ejemplo, sería fascinante aprender más acerca de hombres como Elkanah Wales, de Pudsey, quien «fue considerado como el predicador que tuvo más éxito en la conversión de almas, en todo el país», o de muchos otros como Greenham que tuvieron una mayor influencia» entre los extranjeros y los oyentes ocasionales de la que tuvieron entre su propia gente»;49 o del itinerante Henry Oasland de Bewdley, «quien viajó de un lugar a otro, predicando fervientemente y ganando muchas almas para Dios»;50 o de Thomas Tregoss de Mabe, al oeste de Cornwall, quien «afirma que su conversión ocurrió después de haberse enrolado algún tiempo en el ministerio (…) y quien también sufrió por su postura Inconformista»;51 o de Samuel Annesley, el abuelo materno de John Wesley, a quien el Parlamento «infiltró» en Cliffe (Kent) en lugar de un ministro que había sido escandaloso pero popular, y cuya congregación, resentida por el cambio, lo atacó «con varillas, trinches, y piedras; amenazándolo de muerte», pero ante esa situación, el prometió dejarlos tan pronto como estuvieran listos para aceptar a otro ministro igual que él, y tal como él lo había dicho, después de que «la gente fue grandemente reformada, y su trabajo tuvo un éxito maravilloso» mantuvo su palabra y se fue, «para no darle lugar a ninguna aparente ligereza de su parte que pudiera ser de tropiezo para sus jóvenes convertidos»;52 o de Thomas Lye, el evangelista de niños, quién todavía era recordado más de 40 años después de que su ministerio terminara, debido a «su excelente don para catequizar a los más jóvenes, a los cuales por medio de muchos artificios logró convencer de deleitarse en la obtención del conocimiento de las mejores cosas».53 Estos hombres (literalmente había cientos como ellos) fueron ministros avivados, que laboraron en tiempos de avivamiento, y sus historias nos pueden llevar directamente hacia el corazón del movimiento puritano. Lamentablemente, si incluyéramos todas esas historias, este libro sería demasiado largo. Sin embargo, mi argumento ha sido presentado y defendido, y con eso me doy por satisfecho.

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      LOS ESCRITOS PRÁCTICOS DE

      LOS PURITANOS INGLESES

      

l Directorio cristiano de Richard Baxter, compuesto entre 1664–65 e impreso en 1673, de acuerdo con el juicio de los primeros editores, contiene «probablemente el mejor cuerpo de teología práctica que está disponible en nuestro idioma o en algún otro».54En su «Anuncio» preliminar, Baxter dice que lo escribió en parte para que «los ministros más jóvenes que tienen poca experiencia, puedan tener a su alcance un manual de resoluciones prácticas y direcciones acerca de los temas que deben tratar».55 Bajo el título «Casos eclesiásticos de conciencia» aborda, como se vio en el capítulo anterior, muchos asuntos prácticos en los que los ministros más jóvenes podrían necesitar orientación, y cuando responde a la pregunta 174, «¿Cuáles son los libros, especialmente de teología, que debería escoger una persona que, ya sea por falta de dinero o de tiempo, no puede leer mucho?»56 enlista lo que él consideraba «La biblioteca más pobre o más pequeña que uno puede tolerar», y con eso se refería a la colección privada de un ministro joven. Su respuesta, numerada en el estilo puritano estándar, consta de seis elementos: Una Biblia, una concordancia, un comentario, los catecismos, algo acerca de las doctrinas del evangelio, y el sexto elemento es: «todas las obras prácticas y fervorosas que puedas conseguir de escritores ingleses». Después de nombrar más de sesenta obras como esas, él repite: «Todas las que puedas conseguir».57 Tanto su repetición enfática como el tamaño de la lista58 son excepcionales. Es evidente que Baxter no tenía muchas esperanzas para los ministros jóvenes que no se sumergían en las «obras prácticas y fervorosas de los escritores ingleses».

      Pero esa recomendación no la hacía únicamente para los ministros. En la carta dedicatoria de su primera obra escrita, The Saints’ Everlasting Rest [El reposo eterno de los santos] (1649; un éxito en ventas de 844 páginas, que fue reimpreso anualmente durante los primeros diez años después de su publicación), instó a su congregación de Kidderminster con las siguientes palabras: «Lean muchos escritos de nuestros teólogos antiguos y sólidos.»59 Y ahí se refería a los mismos escritores «prácticos y fervorosos». La invitación a leerlos, a menudo con recomendaciones particulares, aparece muchas veces en los libros devocionales de Baxter, los cuales fueron puestos juntos para aumentar este corpus. En el prefacio de su sermón acerca de la soberanía absoluta de Cristo (1654), Baxter escribió:

      Me he esforzado por adaptar todo, o casi todo, en contenido y forma, a la capacidad de las personas del vulgo. No obstante, el contenido es muy necesario para toda clase de personas, pero lo publico principalmente para los del vulgo; y yo preferiría que este texto fuera contado entre aquellos libros que viajan de puerta en puerta por todo el país, entre la mercancía de los vendedores ambulantes, antes de que se pusiera entre los libros que se encuentran en los estantes de las librerías, o entre los libros que guardan en las bibliotecas de los teólogos eruditos. Y mi intención, si Dios me concede el tiempo y la capacidad, es diseñar de esa manera la mayoría de mis publicaciones.60

      Baxter mismo, un cuarto de siglo antes, había aprendido la fe en Cristo de la obra de Sibbes, The Bruised Reed [La caña cascada], la cual compró su padre de manos de un vendedor ambulante en la puerta de su casa,61 y él no podía imaginar una mayor utilidad para sus propios libros que