Santiago Beruete

Aprendívoros


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Aprendívoros

      Aprendívoros

      El cultivo de la curiosidad

      Santiago Beruete

      Título:

      Aprendívoros. El cultivo de la curiosidad

      © Santiago Beruete, 2021

      De esta edición:

      © Turner Publicaciones SL, 2021

      Diego de León, 30

      28006 Madrid

      www.turnerlibros.com

      Primera edición: marzo de 2021

      Diseño de la colección: Enric Satué

      Ilustración de cubierta:

      Face of a woman reflected in leaves. © CSA Images

      Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.

      Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 45).

      ISBN: 978-84-18428-39-5

      E-ISBN: 978-84-18428-28-9

      DL: M-1607-2021

      Impreso en España

      La editorial agradece todos los comentarios y observaciones: [email protected]

A los profesores que siguen cruzando el umbral del aula con sed de aventuras

      índice

       Leer antes de reciclar

      Primera parte. Las raíces o una cultura sin código de barras

      i Humus, humano, humildad: tres conceptos y una misma raíz

      ii La inteligencia naturalista

      iii ‘Jardinosofía’ frente a ‘digitalopatía’

      iv El verdor del olvido

      v Microhuertos y macroorganismos

      vi ‘El barón rampante’ o de la educación silvestre

      Segunda parte. El tronco o una educación bioinspirada

      vii Qué significa ser una persona cultivada

      viii Por qué es más importante dudar que creer

      ix Cómo mantenerse cuerdo en un mundo de locos

      x Callar para ver

      xi Carta a alguien que se inicia en el oficio de cultivar personas

      xii Sembrar en las trincheras: 24 horas en la vida de un profesor

      xiii Anatomía del niño salvaje

      Tercera parte. Las ramas y las hojas: el ecosistema del aprendizaje

      xiv Ni niño ni adulto

      xv Corromper a la juventud

      xvi Las expectativas de labrarse un futuro

      xvii Cómo vivir a la manera de los árboles

      xviii Bromistas con pétalos

      xix Los avances tecnológicos no siempre significan un avance

      xx La creatividad no se puede enseñar

      Cuarta parte. Los frutos o las semillas del gozo de aprender

      xxi De profesión aprendiz

      xxii ¿Pueden los alumnos cambiar la vida de sus profesores?

      xxiii Florecer por dentro

      xxiv Para aprender hay que enseñar

      Apéndice. Abecedario jardinero para educadores

       Agradecimientos y despedida

      leer antes de reciclar

      Quiero mejores metáforas. Quiero mejores historias. Quiero más apertura. Quiero mejores preguntas. Solo gracias a todo eso dispondremos de herramientas a la altura de las increíbles posibilidades y las terribles realidades a las que nos enfrentamos.

      rebecca solnit

      Un día planteé a un grupo de estudiantes de diecisiete años cuál era el principal problema al que se enfrentaba la humanidad, la mayoría del grupo convino en que era la emergencia climática. Tanto da si se hacía eco de una preocupación generalizada por el calentamiento global o expresaban su íntima preocupación por el destino que les aguardaba, esa cuestión no dejaba indiferente a ninguno. Todos se sentían atañidos por el tema y llamados a actuar, lo que propició un tan encendido como estéril debate sobre los límites del crecimiento. Reproducían con sus palabras los manidos argumentos utilizados por tecnooptimistas, catastrofistas, valedores de la sostenibilidad y demás posturas. Con la insolente ingenuidad de la adolescencia, unos argüían que los robots acudirían en nuestro rescate y nos salvarían de un desastre anunciado. Otros, por el contrario, fantaseaban con ecoutopías o vaticinaban cómo sería el día siguiente al holocausto climático. Cuando les recordaba que esa posibilidad no era el argumento de un videojuego, que tras el game over el juego no volvería a comenzar, me respondían con una mezcla de confusión y rabia que no era culpa suya.

      Eran conscientes de que el maltrecho planeta que heredarán de sus mayores comprometerá sus oportunidades, hipotecará