Luis van Isschot

Orígenes sociales de los derechos humanos


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humanos fue llevada a la acción por trabajadores, campesinos, estudiantes, mujeres, partidos políticos y la Iglesia católica. En medio de un terrible período de violencia, estos grupos tuvieron que debatir e impulsar los principios básicos de los derechos humanos.61 Los procesos de debate sobre los derechos humanos no fueron fáciles. Esto fue, en parte, una reflexión de las diferencias de opinión que existían entre los movimientos urbanos y rurales. Fue una tensión productiva en muchos sentidos. Los activistas de Barranca tuvieron que ser creativos para poder resistir una oleada tras otra de amenazas y violencia. Las acciones mancomunadas, desde documentar las atrocidades en contra de los derechos humanos hasta convocar a protestas callejeras, fueron facilitadas debido a que el movimiento cívico popular de la ciudad tenía una larga historia de colaboración y estaba profundamente enraizado en las comunidades locales. El lenguaje de los derechos humanos, particularmente el registro estandarizado utilizado por las redes de activistas transnacionales, ¿allanó las diferencias políticas? El arco de la historia reciente de Barrancabermeja es indicativo de tendencias más amplias y heterodoxas de los derechos humanos en América Latina, donde los movimientos populares afrontaron la represión severa. Mientras que los informes que circulan entre las organizaciones internacionales no siempre reflejan las diversas bases sociales de los movimientos de derechos humanos, esta diversidad es evidente si observamos la extensión de sus actividades.

      Este texto está organizado cronológicamente. El primer capítulo se enfoca en el desarrollo de Barranca como un enclave controlado por extranjeros hasta finales de La Violencia (1919-1961). En el segundo capítulo se explora la nacionalización de la industria petrolera y el surgimiento de nuevos movimientos sociales con la Guerra Fría y la insurgencia guerrillera como telón de fondo (1961-1980). En los siguientes cuatro capítulos se da una mirada detallada al advenimiento del activismo de derechos humanos en respuesta a la violencia paramilitar (1980-1997). En el capítulo final se examina el proceso de paramilitarización que enfrentó Barranca comenzando en 1998, haciendo una pausa con el fin de considerar las posibilidades y limitaciones de organizar los derechos humanos en una zona de conflicto desde el punto de vista de los activistas de primera línea.

      La historia de la ciudad petrolera de Barrancabermeja y el Magdalena Medio, la región circundante rica en recursos, nos ayuda a esclarecer las fuentes y resultados de la violencia política en Colombia en el siglo XX y la relación entre distintos modos de organización popular, social y política. Para comprender como surgió el activismo en pro de los derechos humanos en Barranca, es importante comprender las circunstancias que causaron la violencia política en las zonas rurales. Las formas de violencia que se perfilaron en la región del Magdalena Medio reflejaron las funciones especiales que el Estado nacional ha desempeñado en Barrancabermeja. La historia de Barranca es la historia de una lucha de décadas por la justicia social, el desarrollo económico regional y nacional, y los derechos humanos. Barranca ha sido el lugar de una confrontación directa y prolongada entre el Estado y los movimientos sociales con la extracción petrolera, el conflicto partidista, la Guerra Fría y el surgimiento del paramilitarismo como telón de fondo. Barranca también ha sido un lugar de importante intervención del Estado nacional en el terreno de los derechos humanos. Yo ubico las experiencias de los defensores de derechos humanos dentro de la historia más amplia de los movimientos sociales y del conflicto armado colombiano.

       Notas

      1 Rafael Gómez Serrano, entrevista con el autor (Bogotá, septiembre 27, 2005).

      2 “Asesinada menor que presenció atentado a miembros de la UP”, El Tiempo, mayo 5, 1987.

      3 “La desbarrancada”, Semana, mayo 25, 1987.

      4 La expresión “guerra sucia” usada por activistas colombianos desde mediados de los años ochenta para describir un patrón de acciones terroristas cuyo objetivo son los civiles es un concepto clave en este libro. Una “guerra sucia” puede ser definida como una campaña militar encubierta, llevada a cabo por fuerzas estatales o representantes en contra de disidentes políticos. Prácticas como la detención arbitraria, la tortura, la desaparición forzada y la ejecución extrajudicial fueron empleadas por fuerzas militares y paramilitares colombianas en contra de activistas sociales y políticos, pero también de guerrilleros, de sospechosos de ser guerrilleros o de simpatizantes de la guerrilla.

      5 Mauricio Archila, Idas y venidas: vueltas y revueltas. Protestas sociales en Colombia, 1958-1990 (Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, fiflflXP-Centro de Investigación y Educación Popular, Cinep, 2004), 149.

      6 Ibid., 195.

      7 Las tasas de homicidio en Colombia han estado aumentando de manera constante desde mediados de los años setenta. El incremento más dramático ocurrió entre 1984 y 1987. Hubo 9969 homicidios en 1984, 12 922 en 1985, 15 735 en 1986 y 17 447 en 1987. Ibid., 237.

      8 “1987, el año de la ‘guerra sucia’: más de 2500 muertos”, El Mundo, diciembre 28, 1987.

      9 Credhos, “Barrancabermeja y la impunidad en los delitos de lesa humanidad” (noviembre, 1989), 24, archivos de Credhos, Barrancabermeja.

      10 Mauricio Archila, Aquí nadie es forastero. Testimonios sobre la formación de una cultura radical: Barrancabermeja 1920-1950 (Bogotá: Centro de Investigación y Educación Popular, Cinep, 1978), 199.

      11 Leon Zamosc, “The Political Crisis and the Prospects for Rural Democracy in Colombia”, Journal of Development Studies 25, no. 4 (1990): 48.

      12 “Incidentes en paro de Barranca”, El Tiempo, mayo 7, 1987.

      13 Francisco Campo, entrevista con el autor (Barrancabermeja, septiembre 20, 2005).

      14 Leila Iliana Celis González, Luchas campesinas en Colombia (1970-2016). Resistencias y sueños (Bogotá: Ediciones Desde Abajo, 2018).

      15 “Jornada ejemplar: el segundo paro cívico en Barrancabermeja”, Voz Proletaria, mayo 14, 1987.

      16 Es difícil calcular la tasa de homicidios políticos para Barrancabermeja durante el período de 1980 a 2010 con absoluta certeza. Con base en fuentes gubernamentales y no gubernamentales, podemos calcular que en Barranca se cometieron entre 3000 y 5000 asesinatos entre 1982 y 2002. Otros 1000 homicidios fueron cometidos en Barrancabermeja entre 2003 y 2009. La Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos (Credhos) documentó 902 homicidios entre 1988 y 1990 solamente. Credhos, “La complicidad de la indiferencia” (abril, 1991), 19, archivos de Credhos, Barrancabermeja. El Departamento Nacional de Estadística (DANE) registró 331 homicidios para el año 1991. Vicepresidencia de la República de Colombia, Panorama actual de Barrancabermeja (Bogotá: Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, 2001), 8. La Oficina de Instrucción Criminal en Barrancabermeja documentó 1307 homicidios entre 1992 y 2003, y concluyó que entre el 84 % y el 89 % de los homicidios cometidos en el año 2000 (429 de 480) y en 2001 (325 de 383) fueron motivados políticamente. Véanse los informes del Centro de Referencia Nacional sobre la Violencia, “Lesiones infligidas por otros”, http://www.medicinalegal.gov.co/.

      17 Luis van Isschot, “Rural Colombia: The Architecture of State-Sponsored Violence and New Power Configurations”, en Dominant Elites in Latin America, editado por Liisa North y Timothy D. Clark (Nueva York: Palgrave Macmillan, 2017), 119-148.

      18 Mary Roldán, A sangre y fuego: La Violencia en Antioquia, Colombia, 1946-1953 (Bogotá: Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH, 2003), 44-48.

      19 Mauricio García Villegas y Rodrigo Uprimny Yepes, “La normalisation de l’exceptionnel sur le contrôle juridictionnel