Luis van Isschot

Orígenes sociales de los derechos humanos


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como experimentos emocionantes en democracia popular. Campo estaba completamente involucrado por el movimiento de protesta de la ciudad:

      Todos corríamos muchos riesgos. Éramos un tanto irresponsables. Éramos muy jóvenes aún, pero muy convencidos de lo que hacíamos. Nadie nos obligaba, nadie nos manipulaba. No dormíamos. Estuvimos en el paro cívico de principio al fin. Terminamos agotados, agotados. Pero era la felicidad. Eso era la mayor escuela de formación que tuvimos los jóvenes. Me formé allá, y luego en la universidad. Después, en los derechos humanos creo que me cualifiqué. Pero mi formación fundamental fue allí en la calle.13

      El paro cívico en respuesta al asesinato de Sandra Rondón duró tres días y tres noches, y participaron miles de personas. El riesgo asumido que describe Campo, la pérdida de las inhibiciones, por lo general, fue parte del ethos de los paros cívicos. El Paro Cívico por la Vida fue un precursor del estado permanente de descontento en el que muchos activistas de la ciudad estaban a punto de sumirse.

      Mientras que el asesinato de Sandra Rondón impulsó a amplios sectores de la sociedad de Barranca, las protestas que surgieron también provocaron importantes debates entre los participantes. Los grupos cívicos locales, los sindicatos de trabajadores del petróleo y los partidos políticos, todos estuvieron presentes en las barricadas levantadas en puntos estratégicos de entrada a la ciudad. Algunos recordaron que estuvieron allí también grupos de milicianos de las guerrillas. En dicho ambiente nació entonces el movimiento en pro de los derechos humanos en Barranca: colmado de significados contrapuestos. Las organizaciones campesinas, que fueron las primeras en dar la alarma sobre las violaciones masivas que estaban siendo llevadas a cabo por las fuerzas de seguridad y sus aliados paramilitares, estuvieron entre los grupos que se preguntaron si tomarse las calles en protesta por los derechos humanos básicos ofrecía un camino promisorio.14 ¿Eran los derechos humanos demasiado reducidos políticamente? Este fue un interrogante que tuvo resonancia más allá de Barranca. Como escribió el intelectual del Partido Comunista y dirigente del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos con base en Bogotá, Hernando Hurtado: “A diferencia de protestas anteriores, ésta no enarbola reivindicaciones económicas ni sociales, su objetivo único es el Derecho a la Vida”.15 Más allá de la reflexión teórica, hubo unas implicaciones prácticas. En el momento del asesinato de Sandra Rondón, se estaba planeando una movilización histórica de campesinos, llamada el Paro del Nororiente, concebida como un éxodo masivo proveniente de áreas rurales en Santander, Norte de Santander, Cesar y Arauca. A algunos líderes campesinos les preocupaba agotar a sus miembros y poner a prueba la paciencia del resto de la comunidad. En últimas, ambas protestas tuvieron lugar. Los debates dentro de los grupos de activistas con respecto a la mejor manera de defender a las comunidades vulnerables de la violencia política continuarían. No obstante, en el año siguiente al asesinato de Sandra Rondón, activistas en Barranca organizarían ocho paros cívicos más en pro de los derechos humanos. Además de los movimientos campesinos, los sindicatos de los trabajadores del petróleo, la Iglesia católica, la Organización Femenina Popular y el gobierno municipal se movilizaron en contra de la violencia política en sus propios términos, estableciendo subcomités especializados de derechos humanos y publicando acciones urgentes. Organizaciones de Bogotá establecerían proyectos en Barranca en respuesta a una creciente guerra sucia. Durante el transcurso de la década siguiente, los activistas con base en Barrancabermeja perfilarían los debates a nivel nacional e internacional sobre los asuntos de derechos humanos.

      En este libro se examina el porqué, el cómo y con qué impacto la gente que vive en zonas de conflicto se organiza colectivamente para defender los derechos humanos. En Barrancabermeja han sido asesinadas miles de personas, primordialmente por las fuerzas armadas colombianas y sus aliados paramilitares.16 Las guerrillas en la ciudad también han sido responsables de actos de violencia allí y en su región circundante, aunque de menor manera. Los activistas sociales con base en Barrancabermeja se unieron alrededor de la causa de los derechos humanos en medio de un conflicto armado en el cual la gran mayoría de las víctimas eran civiles. Desde principios de los años ochenta, unidades paramilitares que trabajaban en colaboración con fuerzas de seguridad del Estado habían estado llevando a cabo acciones represivas en contra de los movimientos populares en la región del sur del Magdalena Medio. Al mismo tiempo, los grupos guerrilleros expandieron su control sobre territorios estratégicos cercanos. Para asegurar sus posiciones, las guerrillas efectuaron secuestros y asesinatos selectivos, así como actos de sabotaje contra la infraestructura. En respuesta a las represalias paramilitares contra campesinos que vivían en zonas bajo influencia guerrillera, decenas de miles de personas abandonaron el campo y buscaron refugio en zonas marginales en las afueras de Barrancabermeja. Para mediados de los años ochenta, los homicidios y desapariciones forzadas también estaban ocurriendo en las calles de la ciudad y tenían por objetivo a dirigentes y activistas sociales y políticos. Entretanto, la violencia paramilitar se intensificó en el campo, desplazando a más personas y permitiendo que traficantes de drogas acumularan gigantescas propiedades.17 A finales de los años ochenta, activistas de Barranca y de la región del Magdalena Medio se unieron para exponer a los autores de la violencia, hablar en nombre de las víctimas y sus familias, hacer un llamado al Estado colombiano a proteger los derechos humanos y denunciar las cada vez más profundas desigualdades socioeconómicas que ellos consideraban fuentes del conflicto.

      Los movimientos de derechos humanos han tendido a surgir en lugares donde el Estado tiene una presencia fuerte. Esto se pone en evidencia en toda América Latina en la concentración de organizaciones de derechos humanos en grandes centros urbanos, particularmente en ciudades capitales, donde la interacción con el gobierno y las organizaciones internacionales es más directa. Los movimientos de derechos humanos más conocidos en la región son aquellos que surgieron en el Cono Sur durante el período de las dictaduras militares a comienzos de los años setenta. Por lo tanto, no es evidente que un movimiento de derechos humanos emergiese y perdurase en el contexto de un conflicto armado irregular, dominado por actores armados ilegales, en un país donde el Estado central es históricamente débil y se ha desarrollado de manera desigual.18 Aunque Barrancabermeja es distante de Bogotá y está ubicada en lo que generalmente se conoce como una región de frontera, allí hay una presencia robusta del Estado debido al petróleo. Por décadas, Barranca ha albergado al movimiento sindical más importante de Colombia. A lo largo del siglo XX, los partidos gobernantes, Liberal y Conservador, garantizaron el flujo de petróleo mediante acciones represivas en contra de los sindicatos y de las interrupciones regulares del orden constitucional, conocidas como declaraciones de estado de sitio.19 Barrancabermeja fue un sitio singular de distensión entre esos rivales, incluso durante la conflagración de mediados de siglo conocida como La Violencia. El afincamiento del gobierno por dos partidos durante los gobiernos del Frente Nacional de los años sesenta y setenta dieron origen a la formación de nuevos movimientos sociales paralelamente a las insurgencias armadas, quienes se levantaron contra la exclusión política. Para los residentes de Barranca, las autoridades del Estado nacional eran una presencia constante y representaban una frustración para los activistas. Para Bogotá, Barranca representaba un problema al que se le debía hacer frente.

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       Figura 2. Refinería en Barrancabermeja

      Fuente: fotografía del autor.

      Barrancabermeja y el circundante Magdalena Medio por largo tiempo han estado asociados con la política radical. Los fundadores de la insurgencia conocida como Ejército de Liberación Nacional inicialmente tomaron el nombre de Brigada José Antonio Galán, en honor al dirigente santandereano de la Revolución de los Comuneros de finales del siglo XVIII.20 Durante la primera década del siglo XX, liberales que huían de la represión conservadora tras la derrota en la Guerra de los Mil Días establecieron colonias en la zona. En los