su uso debería reservarse para designar la técnica de obtención de ampliaciones de gran tamaño.
El nombre realmente correcto para designar la técnica de fotografiar sujetos pequeños es fotomacrografía. De todas formas, dada la amplia difusión y general aceptación del término macrofotografía, seguramente será el que se imponga frente al más académico de fotomacrografía. Para evitar tener que optar por una de estas denominaciones, y además facilitar la lectura, en el resto del libro designaremos a esta técnica fotográfica con el nombre genérico de macro.
La mejor opción para definir la fotografía macro es hacerlo en términos de relación de ampliación, que no es otra cosa que la relación existente entre el tamaño que presenta el sujeto en la toma y su tamaño físico real.
Supongamos un arbusto de 36 centímetros fotografiado sobre un sensor de 36 milímetros, la relación de ampliación sería de 1:10. Si fotografiamos algo muy pequeño, como los ojos de una araña, que tengan un tamaño de 3,6 milímetros, la relación de ampliación sería de 10:1. Ahora imaginemos un pequeño insecto de 36 milímetros retratado con el mismo sensor, su relación de ampliación sería de 1:1. A esta relación de 1:1 también se la denomina “tamaño real”, pues el sujeto fotográfico aparece representado sobre el sensor exactamente con el mismo tamaño que tiene en el mundo real.
Los objetivos macro tienen una escala doble en el barrilete de enfoque, en la parte inferior la de metros y en la superior la correspondiente al factor de ampliación.
Se suele llamar macro a la fotografía de objetos con una ratio superior a 1. Como fotografía de aproximación denominamos a la que capta los sujetos con ratio comprendida entre 0,1 y 1. El campo de la microfotografía, en el que se utiliza un microscopio conectado a la cámara, abarca aquellas tomas con una ratio superior a 10.
Esta forma de referenciar el grado de ampliación de una toma, si bien es fácilmente comprensible gracias a su similitud con el sistema habitual de los mapas, se vuelve bastante engorroso. Por ello es más sencillo reducir esta relación a su equivalente aritmético y hablar de ratio. Así, una relación de ampliación de 1:10 tiene una ratio de 0,1 y una relación de ampliación de 10:1, tendría una ratio de 10. Todo se simplifica con la ratio; así cuando hablamos de una ratio de 5 queremos decir que el sujeto ocupa en el sensor una superficie 5 veces mayor que la que posee físicamente. Esta forma de definir la macro es demasiado rígida y poco eficaz; ¿acaso hay mucha diferencia, desde el punto de vista práctico, entre fotografiar una araña con una ratio de 1 que con una de 0,95? Otras tendencias clasificadoras definen la macro en función del empleo de objetivos fotográficos o elementos propios para macro. De este modo, si para obtener la fotografía de la araña de antes, hemos empleado un objetivo macro o una lente de aproximación, o cualquier otro elemento fotográfico específico, podemos clasificar la fotografía dentro de la categoría de macro.
Los teleobjetivos no son una solución
Podríamos suponer que sería mucho más sencillo conseguir una imagen mayor que el objeto sin necesidad de acercarse, simplemente con la ayuda de un teleobjetivo. Pero en la realidad la distancia mínima de enfoque para los teleobjetivos no suele ser inferior a uno o dos metros, y a esa distancia las ratios están muy lejos de 1.
En esta toma el encuadre cubría 24 mm en el lado mayor, por lo que el factor de ampliación es de 1,5:1, ya que el sensor de esta cámara tiene un tamaño de 36 mm.
Nikon D800 con MicroNikkor 105 mm 1:2.8 a f/5,6 y 1/125. Anillos de extensión y reflector.
El área captada en esta foto tenía un tamaño aproximado de unos 36 mm en su lado mayor, con lo que su factor de ampliación sobre el sensor es de 1:1.
Nikon D800 con MicroNikkor 105 mm 1:2.8 a f/11 y 1/200.
La mayoría de los objetivos que utilizamos, de uso general, apenas logran ratios superiores a 0,1 - 0,4, por lo que para introducirnos en el campo de la macro será necesario el uso de un equipo concreto para esta actividad. Las ratios mayores a 1 significan disponer de un material altamente especializado, poseer una técnica exquisita, gran sensibilidad y saber disfrutar con un trabajo metódico y cuidadoso.
A modo de enumeración, que será matizada y ampliada más adelante, podemos adelantar los diferentes modos en que podemos adentrarnos en el mundo de la macro:
•Empleando una lente positiva que nos permita enfocar más cerca.
•Separando el objetivo del cuerpo de la cámara, para obtener así una distancia de enfoque también menor: anillos de extensión y fuelles
•Incrementando la distancia focal del objetivo, aumentándose también el tamaño del sujeto: teleconvertidores.
¿Necesitas precisión para conocer los aumentos?
Siendo sinceros casi nunca precisaremos saber la ratio exacta a la que estamos fotografiando, a no ser que tengamos entre manos un trabajo científico. A medida que vayamos realizando más y más tomas sabremos exactamente qué equipo hemos de utilizar para conseguir que nuestro pequeño insecto quede registrado en nuestro sensor digital con un determinado aspecto, que sin duda nos interesará más por sus implicaciones estéticas que por tener una determinada ratio.
Para aquellas personas que necesiten saber la ratio exacta de la toma será fácil fotografiar una regla enfocada y observar cuantos milímetros aparecen en ella. Conociendo el tamaño de nuestro sensor, bastará una sencilla operación aritmética para determinar la ratio exacta sin necesidad de cálculos previos, bastante engorrosos. Si nos limitamos a mirar la regla por el visor, sin realizar la toma, hemos de valorar que la mayoría de los visores de las cámaras no cubren el 100% de la superficie que sale en la toma.
Por ejemplo, si nuestra cámara tiene un sensor de 24 mm en el lado mayor y en la toma salen 6 mm estaremos trabajando con una ratio de 24/6=4x.
Aunque en realidad si la foto se va a visualizar en un monitor o en una copia, los cálculos que hemos de hacer han de tener en cuenta el tamaño final. De esta forma la ratio final que tendremos será el resultado de la ratio anterior multiplicada por esta nueva ampliación. Así, siguiendo con el ejemplo anterior, si imprimimos el resultado sobre una copia de 24 cm, que suponen multiplicar por 10 el tamaño del sensor (240 mm del papel / 24 mm del sensor) la ampliación final será de 10x4=40 aumentos sobre el tamaño real.
Si nuestro propósito es científico podemos incluir en la toma una escala, lo que simplificará los cálculos y pondrá en perspectiva al observador.
La cámara
Existen en el mercado diversos sistemas fotográficos: cámaras réflex, compactas, APS, cámaras de gran formato… Cada uno de ellos tiene sus ventajas respecto al resto. En mi opinión la cámara ideal para macro es la réflex de un único objetivo intercambiable con fotómetro incorporado, llamada también SLR (Single Lens Reflex). Pero veamos con calma los tipos de cámara más habituales.
Son cámaras de precio muy asequible, ligeras, fáciles de transportar y con las que se pueden obtener resultados interesantes. Si dispone de visor directo hemos de tener en cuenta que existirá una apreciable diferencia entre lo que se ve por éste y lo que en realidad capta el sensor, especialmente en las tomas macro. Es lo que se conoce como error de paralaje. Por eso recomendaría componer a través de su pantalla cuando sea posible, puesto que las situaciones de luz intensa pueden dificultar mucho la visión.