Fran Nieto

Fotografía Macro


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una parte de la toma y enfocar con enorme precisión. Si la pantalla se puede abatir será de gran ayuda en posiciones a ras de suelo. También resultará útil tener la posibilidad de evaluar el histograma de la toma antes de realizarla.

      Será imprescindible que nos deje grabar las tomas en formato RAW, única forma de aprovechar al máximo todas las ventajas del formato digital y que no tenga tiempos demasiado altos de puesta en funcionamiento, de latencia de disparo ni de espera entre toma y toma. Conviene que la velocidad de sincronización del flash sea lo más alta posible, de al menos 1/125 de segundo. Lo ideal sería 1/250 o 1/500 de segundo. Estas velocidades serán apropiadas para la técnica de flash de relleno a plena luz del día. También podemos contar con unidades de flash que sincronizan a cualquier velocidad de la cámara. Esta sincronización a velocidades altas supone una pérdida grande de su potencia de destello, pero dado el pequeño tamaño de nuestros modelos no significa un gran problema en macro.

       Una decisión complicada: ¿qué marca compro?

      Es importante que la marca que elijamos cuente con cualquier accesorio que podamos necesitar en un futuro, pues, de lo contrario, tal vez nos veremos obligados a adquirir un nuevo equipo por culpa de nuestra falta de previsión. Marcas como Nikon o Canon disponen de un amplio catálogo en el que difícilmente echaremos de menos algo imprescindible. Otros sistemas como el de Pentax, Olympus o Sony son menos generosos a la hora de ofertar accesorios para macro. También podremos recurrir a las principales marcas alternativas como Sigma, Tokina, Sunpak, Metz, Novoflex, o Tanrom en busca de accesorios de calidad para macro, disponibles para cualquiera de las principales marcas.

      Es posible realizar excelentes fotografías con cualquier cámara del mercado. Si ya disponemos de un cuerpo réflex con el que estamos contentos, lo más sensato será continuar con el mismo y adquirir los accesorios que necesitemos para lograr tomas de macro. No será difícil aunque tengamos que recurrir a otras marcas.

      Sin embargo, si necesitamos adquirir una cámara o sustituir la que ya tenemos considero que, a día de hoy, la mejor opción para macro es contar con equipo Nikon. Es la marca que más material tiene en su catálogo para esta especialidad. Además existe una gran oferta y demanda en el mercado de segunda mano, con lo que será más fácil adquirir objetivos usados o vender los que sustituyamos en el futuro. Los sensores que montan las Nikon, fabricados en su mayoría por Sony, ofrecen actualmente los resultados de mejor calidad del mercado en cámaras réflex.

      Sería deseable que el espejo de la cámara se pudiese elevar antes de efectuar el disparo; de esta forma se evitan indeseables trepidaciones que pueden producir una apreciable falta de nitidez. Este desagradable fenómeno es especialmente manifiesto al disparar a velocidades comprendidas entre 1/4 y 1/15 de segundo o al trabajar con ratios altas. No es lo mismo hacer una foto a 4:1 que a 1:4 y las vibraciones que produce el espejo pueden causar incluso que se pierda el foco en la zona seleccionada si el enfoque es muy crítico. También será esencial en el apilamiento de imágenes. En algunos modelos existe la posibilidad de programar un retardo de disparo; de esta forma al oprimir el botón de exposición se levanta el espejo y transcurrido el tiempo programado se abre el obturador. No lo confundamos con el autodisparador, que simplemente espera un tiempo a activar el obturador, sin levantar previamente el espejo.

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      El formato RAW supera al JPEG ampliamente en la capacidad de captar la gama tonal de la escena.

      Que la cámara tenga la posibilidad de mostrarnos líneas auxiliares sobre el visor para ayudarnos a componer y situar los elementos de la escena de forma adecuada es interesante. Si disponemos de botón de previsualización de campo, que permite cerrar el diafragma a la posición de exposición (está a plena apertura hasta que se eleva el espejo) podremos ver el efecto que tiene el diafragma sobre la profundidad de campo y nos ayudará a elegir el valor f más apropiado.

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      Las líneas auxiliares, bien en el visor o en la pantalla de la cámara son muy agradecidas para distribuir los elementos de la composición.

      El formato APS tiene un espejo de menor tamaño que el formato full frame, lo que se traduce en imágenes menos brillantes sobre el visor y, por tanto, una dificultad algo mayor para enfocar. Antes de decantarnos por un cuerpo u otro lo mejor que podemos hacer es mirar a través de su visor con objetivos similares y optemos por aquella que nos ofrezca la imagen suficientemente brillante y nítida. Es importante que la batería esté colocada y cargada para poder evaluar adecuadamente la luminosidad del visor en algunos modelos. Tampoco todos los visores ofrecen un 100% del área que captan; algunos sólo alcanzan al 95%, y puede que en ese 5% tengamos algo que nos estorbe y haya que reencuadrar luego la toma, perdiendo parte del tamaño del archivo generado.

       No todo son ventajas en una réflex

      Una clara desventaja de las réflex es que al intercambiar los objetivos es posible que el polvo ambiental alcance el sensor y aparezcan molestas manchas en la fotografía. A pesar del sistema de auto limpieza de la cámara hemos de aprender a convivir con el polvo.

      Esto supone limpiar de vez en cuando el sensor. Para ver si ha llegado el momento, la mejor opción es fotografiar nuestro monitor con una imagen completamente blanca. No enfocaremos la imagen sino que dejaremos la óptica en posición de infinito. Utilizaremos un diafragma muy cerrado, f/16 o f/22, y una velocidad que consiga que el histograma esté desplazado hacia la derecha sin sobreexponer. Esto nos dará un tiempo de exposición largo durante el cual moveremos la cámara para diluir todavía más los detalles de la pantalla. Abriremos la imagen resultante en un programa de edición y realizaremos un ajuste automático de niveles. De esta forma todas las motas de polvo serán bien visibles en pantalla y podremos proceder a su limpieza si lo estimamos oportuno. Lightroom también dispone de una interesante herramienta para lograr el mismo resultado.

      Con la llegada masiva al mercado de las cámaras digitales en la década del 2000 algunos fabricantes de película anunciaron el cese de sus partidas destinadas a investigación. En la fecha de la edición de este libro disponemos de muy pocas emulsiones, y ya son muchos los fotógrafos que no han conocido la fotografía química, por tanto es ya redundante hablar de fotografía digital, siendo más práctico y correcto poner calificativo a la más antigua.

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      Hace ya una eternidad que no usamos película. El cambio a la tecnología digital ha permitido vencer casi todas las limitaciones que imponía el proceso químico.

      La fotografía será sin duda digital y los sensores continúan imparables su mejora de eficacia y prestaciones, habiendo superado ampliamente hace tiempo las capacidades de las mejores películas en definición, color, acutancia…

      La primera decisión que hemos de tomar a la hora de elegir un cuerpo digital es la del tamaño de archivo que genera el sensor. En principio este dato nos permitirá determinar el tamaño máximo de ampliación que podemos obtener con la mayor calidad posible. Así, con una cámara de 6 megapíxeles podremos imprimir directamente el fichero sobre papel fotográfico en un tamaño de 20x30 centímetros, mientras que una de 10 megapíxeles ronda la ampliación de 30x45 centímetros para una resolución de 254 puntos por pulgada, la estándar para los laboratorios actuales. Evidentemente si nuestro destino es publicar en Internet bastará con una cámara de menor tamaño de archivo generado.

      Si nuestro trabajo se dirige fundamentalmente a la prensa escrita, dado que la resolución en imprenta es de 300 puntos por pulgada, deberíamos pensar en adquirir cámaras con sensores de entre 15 y 24 megapíxeles, que llenarán una doble página sin problemas a esa resolución.

      Si necesitamos mayor tamaño de impresión o recortar parte del archivo deberíamos invertir en sensores de entre 25 y 40 megapíxeles, con ellos podemos cubrir superficies superiores