Michèle Petit

El arte de la lectura en tiempos de crisis


Скачать книгу

acechan permanentemente al bebé”.66 A semejanza de las manos que cargan a un niño, el ritmo sostiene. Independientemente del riquísimo aspecto de simbolización del lenguaje, de formulación de la experiencia gracias a las metáforas que ofrece un texto –que analizaremos más adelante– la lectura, en particular de obras literarias, intervendría así a un nivel más próximo a lo sensorial y a las primeras interacciones que permitieron la construcción de los límites de uno mismo. Sobre todo cuando se trata de lectura en voz alta, y de poesía.

      Es verdad que en Francia, quizá más que en otros países, hace ya largo tiempo que se consumó la ruptura entre el mundo de la inteligencia, de la razón, y el de la sensibilidad. En la escuela, durante mucho tiempo se estudió la literatura como algo externo a sí mismo, que no tiene que ver con las vivencias, las experiencias o las sensaciones. Algunos enfoques se han afanado en ahondar la distancia con el cuerpo, en repudiar cualquier emoción, la cual era vista como un alejamiento peligroso. Y durante mucho tiempo el cuerpo ha sido lo olvidado, lo impensado en las investigaciones sobre la lectura, reducida a una actividad mental pese a que se trata de una actividad psíquica que involucra de manera indisolublemente ligada tanto el cuerpo como la mente.

      Si la literatura está en parte distanciada de lo carnal, por el lado de la especulación, también está cercana a la vivacidad de los sentidos, y esto no tiene que ver con el tema tratado, sino con la escritura… o con la “lectura”, el ángulo de aproximación. El paraíso que evoca M.-F. Castarède es quizá el mismo que evocaba Ani Siro al iniciar el Centro de lectura para todos en Buenos Aires: el lugar en el que concuerdan emociones y pensamientos, en el que lo más singular, lo más irreductible de cada uno es lo que más se comparte, y el que se abre hacia horizontes hasta entonces insospechados.