Donna Habenicht

Enséñales a amar


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       Dios ofrece incentivos en forma de recompensas (Éxo. 15:26; 2 Tim. 4:7, 8; Apoc. 3:21).

       Dios envió a su Hijo Jesús a fin de mostrar su amor y proveernos salvación (Juan 3:16; 1 Juan 4:9, 10).

      Cómo trata Dios con el fracaso

       Dios está siempre listo para perdonar y olvidar, y borrará nuestro pasado para siempre (Sal. 103:3, 12; Isa. 1:18; Dan. 9:9).

       Dios ama a la persona, a pesar de su conducta. Al mismo tiempo que aborrece las malas acciones, todavía ama sin egoísmo (Prov. 6:16-19; Juan 8:3-11; Rom. 5:8).

       Dios nos da una segunda oportunidad, llevándonos de vuelta a las mismas circunstancias otra vez para fortalecernos (Joel 2:12, 13; Zac. 1:3; Fil. 4:13).

       El amor de Dios no es condicional. Nos acepta como somos sin pedirnos prueba de que hemos cambiado nuestra conducta; nos ama “en las buenas y en las malas” (Jer. 31:3; 1 Juan 4:10, 19).

       Dios es optimista acerca de nuestro futuro. Ve lo que podemos llegar a ser mediante Cristo (Jer. 31:17; Efe. 2:4-7).

       Dios es persistente. No se da por vencido fácilmente, él busca activamente al descarriado. Su paciencia no tiene fin (Ose. 11:8, 9; Luc. 15:11-24).

       Dios provee descanso de la batalla, cuando es necesario: un cambio de actividad y estímulo en el momento apropiado (Mat. 11:28; Mar. 6:31).

      ¡Dios nunca se da por vencido!

      Segundo, examina tu conocimiento de los estilos de paternidad completando el cuadro de “Control de Temperatura”, al final de este capítulo. Esto te dará también algunas ideas acerca de cómo funcionan realmente los diferentes estilos de paternidad en la vida diaria.

      Tercero, dile a tus niños que estás tratando de cambiar. Ellos esperarán que tú actúes como siempre lo has hecho y, de esta manera, te probarán para ver si realmente has cambiado. Las cosas pueden empeorar antes de mejorar, pero al fin tus relaciones con tus hijos serán mucho mejores. El esfuerzo vale la pena.

      Cuarto, ora cada día por sabiduría celestial. Ora muchas veces al día pidiendo a Dios que te dé el amor y el afecto que tus hijos necesitan. Ora también para que te dé la fortaleza de enseñar a tus hijos usando firmeza combinada con amor.

      CONTROL DE TEMPERATURA

      Después de leer estas breves descripciones de situaciones hogareñas, califica el clima emocional del hogar como 1) autoridad persuasiva, 2) autoritario, 3) permisivo o 4) negligente. Las respuestas correctas aparecen al final.

       Situación:

      Mamá corre a investigar los gritos que vienen de la sala y encuentra a Melisa, de dos años, golpeando a su hermanita de un año. Rápidamente, la mamá se acerca a Melisa y, suave pero firmemente, retira sus manos de la bebita y las sostiene con las suyas mientras dice:

      –No, Melisa. Eso lastima a tu hermanita. Busquemos un juguete para ella. Debemos ser amables con la bebita.

      Después de ayudar a Melisa a encontrar un juguete para la pequeña, la madre sugiere entonces que le ayude en la cocina.

       Clima:

      –Por favor, Juanito, quita tus juguetes de en medio, antes de que papá llegue a casa –ruega su madre por cuarta vez en 15 minutos.

      Juanito continúa jugando. Finalmente la madre se desespera y le ofrece a Juanito un caramelo, si tan solo quita de en medio sus juguetes.

       Clima:

      —No puedes ir a la playa porque ya dije que no; ¡y no quiero que se hable más de esto! –proclama el padre de Marylin, en términos nada inciertos.

       Clima:

      El Sr. Jiménez cree en el uso de la vara.

      “Es la única manera de hacer que los hijos obedezcan en estos días”, dice. Por lo general, sus hijos son castigados hasta ocho o diez veces por día.

       Clima:

      Rocelina, de diez años, entra corriendo de regreso de la escuela, exclamando en alta voz:

      –¡No quiero sentarme junto a José! ¡Huele mal! Por favor, mamá, llama a la maestra. ¡Dile que no puedo sentarme junto a él! A ninguno de los chicos le agrada estar con él. ¿Por qué tendría yo que sentarme a su lado?

      –Pensemos un poco, Rocelina –responde la madre. Esto suena feo. Me pregunto por qué José huele así. ¿Hay algo que podamos hacer para ayudarlo? ¿Cómo te sentirías si todos los chicos trataran de evitarte? Quizá, cuando papá venga a casa nos dé alguna idea. Podemos hablar de esto a la hora de la cena.

       Clima:

      Hoy Karina cumple seis años. Papá, que no vive más con Karina y su mamá, prometió venir para la fiesta. Pero no llegó. Karina lloró y lloró por la desilusión. Al día siguiente, él dijo que había estado demasiado ocupado en el trabajo como para poder asistir.

       Clima:

      –Ven, mi amor, ¿no crees que ya es tiempo de ir a la cama? –dice mamá tratando de convencer a Justino.

      Él sacude la cabeza y continúa jugando con sus bloques. Mamá suspira y regresa a trabajar con los papeles que trajo de la oficina. Una hora después, Justino cae dormido sobre el piso de la sala familiar. Mamá lo lleva a la cama.

       Clima:

      (Respuestas: 1, 3, 2, 2, 1, 4, 3).

      Claves para la disciplina

      1 Provee normas claras de conducta.

      2 Establece con claridad las consecuencias de una conducta equivocada.

      3 Sé razonable.

      4 Respeta a cada miembro de la familia individualmente.

      5 Provee un clima emocional de afecto y cuidado en el hogar.

      6 Espera una conducta madura; estimula la responsabilidad y la independencia personal.

      7 Respeta los sentimientos de cada miembro de la familia.

      8 Comunícate en forma clara y frecuente. Respeta los puntos de vista de tus hijos.

      Un crecimiento como el de Jesús

      “Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres”. Lucas 2:52

      El cultivo de las rosas es muy parecido a la ayuda que necesitan los niños para desarrollarse espiritualmente. En el lugar donde vivimos, las rosas requieren una gran cantidad de tierno y amante cuidado para florecer. En el otoño, debemos cubrir las plantas a fin de protegerlas de las tormentas del invierno. Cuando llega la primavera, debemos podarlas cuidadosamente de modo que puedan brotar las hojas nuevas. Las plantas necesitan fertilizante y una gran cantidad de agua y luz solar para producir hojas y luego, flores. La falta de cualquiera de estos ingredientes retrasará su crecimiento.

      Buscamos ansiosamente los primero botones. Los miramos todos los días para ver si ya se ven las flores. Por supuesto, nunca les decimos: “¡Qué terrible!, ustedes no son más que pimpollos, cuando debieran ser flores ya crecidas. ¡No son muy lindos!” En cambio, amamos los botones verdes. Son la promesa de futuras flores. Pronto se ve una puntita de color y pocos días después, unos cuantos pétalos rosados prometen una bella flor.

      Cuando Jesús era niño, su vida se desenvolvía suave y bellamente, como lo hacen las rosas en el jardín. Si bien la Biblia es muy breve acerca del temprano