id="u25d3bdc1-d51d-4ce1-b6d4-30d7739bae82">
1897 Llegada del cine a Colombia
Jorge Nieto (1943-2012) y Rojas coinciden historiográficamente sobre al advenimiento del cine en Colombia. Al respecto, Rojas (1997) afirma:
[…] el 13 de Abril de 1897 la compañía de Balabrega llega en el vapor Str. Holstia, procedente de Jamaica, al Puerto de Colón en Panamá, entonces territorio colombiano. En esa ocasión el Vitascopio era la atracción principal [un proyector de 45 imágenes por segundo] […] La primera función tuvo lugar el miércoles 14 de abril de 1897 a las ocho de la noche (p.4).
Es pertinente recordar por aquellas fechas cómo a raíz del fallecimiento del presidente cartagenero Rafael Núñez le sucede —por su condición de vicepresidente— Miguel Antonio Caro. Cuando Panamá (descubierta por Rodrigo de Bastidas) se declara independiente del gobierno español, libremente se adhiere a la Constitución de Cúcuta de 1821. En tal declaración se pacta que los territorios de las provincias del istmo de Panamá pertenecen al estado republicano de Colombia.
Si el historiador colombiano Enrique Gaviria Liévano explica que, con base en esa proclamación, era innegable que el pueblo panameño no expresara de entrada su interés por permanecer soberano e independiente aspirara era seguir formando parte de Colombia, igual que en la Nueva Granada, entonces sepuede formular, sin temor alguno, que el lugar donde se origina por primera vez una experiencia de tipo cinematográfico en Colombia es en su región Caribe; y es que dos meses más tarde —y también por Panamá— llegaría el francés Gabriel Antoine Veyre con su cinematógrafo. Un joven del sur de Lyon y estudiante de farmacia, quien, a cargo de su madre y hermanos tras la muerte de su padre en 1802, decide ser camarógrafo de los Lumière y viajar a América.
Gabriel Antoine Veyre (Septème, Francia 1871–Marruecos 1936) fue cineasta, fotógrafo y operador del cinematógrafo con los hermanos Lumière. Fundamentalmente es conocido por su trabajo en México y se le considera pionero de la cinematografía de ese país, de Indochina y Marruecos. Durante su estancia en México, Veyre rodó cerca de 35 «vistas», muchas de las cuales se conservan en los archivos Lumière de la Cinemateca Francesa. Los académicos e historiadores del cine mexicano consideran que los cortometrajes del francés: Desayuno de indios (1896) y El canal de la Viga (1896) representan una parte de ese México socialmente diferente de la época.
El día 13 de junio de 1897 llega Veyre al Puerto de Colón y pocos días después se ubica en la ciudad de Panamá. Las primeras funciones del cinematógrafo en Colombia, según medios impresos, fueron: los martes, jueves y domingos del mes de junio. Según los diarios de entonces, estas funciones: «dejaron satisfechos a los numerosos espectadores» (Rojas, 1997).
Respecto al cine, el poeta Amado Nervo pronostica que «este espectáculo me ha sugerido lo que será la historia en el futuro, no más libros» (Reyes, 1990).
¿Qué es Caribe?
Al formular qué es Caribe, Trillos (2001) afirma lo siguiente:
En el momento de la Conquista iniciada por el español Alfonso Ojeda, quien llega a la Guajira en el año de 1499, los tayronas y los zenúes conformaban confederaciones muy organizadas en una amplia geografía (hoy región Caribe) y vivían de la caza, la pesca y de la horticultura […] La familia Karib tuvo su origen y centro de dispersión, en la región comprendida entre el alto Xingú y el Tapajoz, en Brasil (árbol tintóreo de origen hindú y también brass, vocablo irlandés que remite a la idea de felicidad); de donde debió empezar sus migraciones. Se cree también que los Karib llegaron a Colombia procedentes de las Antillas, surcando el mar que luego inmortalizaría su nombre (pp. 29-37).
En otro apartado, La lingüista María Trillos escribe:
Los relatos de los cronistas están llenos de citas de encuentro con los pueblos de habla karib, a quienes describen como: ‘eminentemente guerreros, feroces y valientes’. Es posible que a la denominación ‘caribe’, se le hubiese dado un sentido demasiado laxo, y se le aplicara a todo aquel pueblo que enfrentaba las tropas invasoras; quienes los calificaban como salvajes, crueles y antropófagos […] De suerte que ‘caribe, caribana o caníbal’ son vocablos sinónimos para estimar a los supuestos salvajes de las Antillas, con quienes volvieron a toparse en las costas continentales. Todo esto ha generado un desconcierto histórico, ya que ‘Caribe’, fue aplicado sin distinción a pueblos ancestrales y sus tradiciones culturales y lingüísticas que en contexto no eran caribes. En el territorio colombiano, los españoles encontraron tres grupos de habla karib: Grupo Perijá–Magdalena, grupo Caquetá–Apaporis y grupo Amazonas” (Trillos, 2001, p. 10).
El archipiélago caribeño toma el nombre de Antillas (Antilia), a la llegada de los españoles a América. Este era el nombre de una de las islas del Océano Atlántico que se puede observar en los mapas de los primeros años de la Edad Moderna. Pero retornando a la formulación inicial sobre qué es Caribe, se pueden obtener algunas bases geohistóricas interesantes al revisar la cuestión de la identidad mediante el acto de nominación del otro, o sea la alteridad, pues con esto se sugiere que “Caribe es ante todo uno de los problemas filosóficos modernos” (Avella, 2001).
En otro desarrollo conceptual, el etnólogo francés Paul Rivet, pionero de la antropología en Colombia, estimó que el foco de origen de los Caribes fueron las Guayanas. Por su parte, Luis Duque Gómez, Sergio Elías Ortiz y Álvaro Chávez aseguran que su centro de dispersión fue Brasil; origen, a su vez, planteado en 1809 por Francisco González Suárez, Obispo de Quito. Así mismo, Sourdís (2001) refiere que:
Rivet, en 1943 propuso como característica distintiva de los que él llamó Karib, la deformación de la pantorrilla, y a veces del brazo, que lograban mediante ligamentos que se colocaban debajo de la rodilla y encima del tobillo para forzar un mayor abultamiento del músculo. Rivet se fundamenta en diversas estatuillas y piezas de cerámica que muestran la deformación, encontradas en distintos sitios, desde la cuenca del Amazonas, a través de los ríos y planicies cálidas de Venezuela y Colombia; hasta llegar a las costas del Caribe y a las Antillas Menores (p. 30).
No hay certeza, pero en el momento en que se empezó a hablar de Mar Caribe, hay que remitirse a Juan de la Cosa. Dibujó el primer mapa de América en el año de 1500, habló de Mare Oceanum. Los mapas de los siglos XVI y XVII, hechos por cartógrafos españoles, holandeses y franceses traen esta denominación. El nombre «Caribe» en la cartografía lo encontramos por primera vez en un mapa de 1656, de N. Sanson D’Aberville, un cartógrafo del Rey de Francia, quien sitúa a los indios Caribes o caníbales, en las cercanías de la desembocadura del Orinoco (…) La denominación de Caribbean Sea (Mar Caribe) la encontramos por primera vez en un mapa de 1756 trazado por Juan Bautista de Burguignon D’Anville, uno de los más célebres cartógrafos del siglo XVIII. Los mapas de comienzos del siglo XIX, hablan indistintamente de Mar de las Antillas o Mar Caribe (Sourdís, 2002, pp. 31-32).
El Caribe y Macondo
La costa Atlántica —con una extensión de 132.288 Km2 que representa el 11.6% de territorio nacional con ocho departamentos—, es el Caribe colombiano y nos desafía a un escenario afín al de los habitantes de Macondo, en los primeros tiempos cuando, para designar las cosas era suficiente señalarlas con el dedo (Avella, 2001). Asimismo, nos permite crear un contraste con el interior andino colombiano.
Sobre el significado de Macondo, del documental de una hora Macondo (My Macondo, Dan Weldon, 1990), vale la pena recordar la aparición, al final, de Gabo y su frase: —Macondo es un estado del alma.
De acuerdo con el texto El misterio de los Buendía. El verdadero trasfondo histórico de Cien Años de Soledad (2003) de Guillermo Henríquez Torres —quien aparece en el documental de Dan Weldon—, para Gabriel García Márquez hubo tres macondos: Aracataca, Barranquilla y Ciénaga, siendo este último el que le dio el mayor número de los relatos1. Existen muy pocos cineastas caribeños que, antes del año 2003, hayan rodado en celuloide sobre el Nobel de Literatura