Gonzalo Restrepo Sánchez

Breve historia de los cineastas del Caribe colombiano


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se introduce en la Aracataca donde Gabo nació; en la cinta Del viento y del fuego, de Adolfo García Videla y Humberto Ríos (1983), se registra cómo fue el rodaje de Eréndira, de Ruy Guerra (1983); en Diario de Macondo de Fernando Birri (1988), el argentino —de forma concisa— filma cómo fue el rodaje de Un señor muy viejo con alas enormes. Acerca del filme documental de la Televisión Metropolitana, Canal 22, con la colaboración de Irene Soto Amaya, Patricia Castaño y Jean Stups, el escritor García Márquez habla sobre sus argumentos y guiones.

      Gabriel García Márquez: la magia de lo real (1982) es un video de sesenta minutos que, según la reportera de la Televisión Española Ana Cristina Navarro, es un documental que tiene tres etapas bien diferentes: finales del siglo pasado con la guerra civil; los años veintes con la llegada —en 1928— de la United Fruit Company; y los años de la violencia, que son secuela de El bogotazo. Otras películas documentales son: Macondo, sinfonía caribeña de Raúl García R. Jr. (1992), con un metraje de una hora; Gabriel García Márquez: La escritura embrujada, de Yves Billon y Mauricio Martínez-Cavard (1998) y el bien intencionado cortometraje de animación caribeño La llegada de Melquíades a Macondo, de Mauricio García Matamoros (2014), del Programa de Cine y Audiovisuales de la Universidad del Magdalena. En este trabajo, la voz en off es del director del Programa de entonces, el cineasta ‘Pacho’ Bottía; y la producción de la joven Michelle Hawkings Duica. De todas formas, en el libro de Gonzalo Restrepo Sánchez, Gabriel García Márquez y el cine ¿una buena amistad? (2001a), existe un amplio estudio de los asuntos de Gabo en el cine.

      Aracataca–Decreto 0480

      Pero si muy poco se filmó sobre Macondo por aquellos años, no menos triste era la situación de Aracataca. Un día 13 de marzo del año 1996, y gracias a los gestores culturales —quienes aun persisten en el empeño de un pueblo, al parecer, sin futuro—, a la alcaldía y a los habitantes de este municipio del Magdalena, el Gobierno Nacional —mediante decreto 0480 firmado por la Ministra de Educación de entonces, María Emma Mejía—, declaraba Monumento Nacional la casa natal de Gabriel García Márquez. De la ministra, dos referentes cinematográficos: Bienvenida a Londres (Mejía y Mayolo, 1980) un cortometraje de doce minutos sobre un caso del archivo diplomático, rodado en 35 mm y Ana Lenoit (Mejía, 1984), un cortometraje de veintiún minutos basado en la vida de la heroína francesa y protagonizado por María Eugenia Dávila (recordada en la cinta María Cano, de Camila Loboguerrero, 1990) e iluminado por el barranquillero Jorge Ruíz Ardila.

      De todas formas, si en pleno año de 2018 su sala de cine Teatro Olympia —de don Antonio Laconte, el Pietro Crespi en Cien años de soledad— apenas se mantiene de pie, y si bien Iguarán alegaba en el 2003 el estado lamentable y de abandono de la torre de la iglesia San José, la casa de Gabo, la Estación del Ferrocarril y la casa del telegrafista, hoy en día el escritor y gestor cultural cataqueño Rafael Darío Jiménez (autor de La nostalgia del Coronel, 2016) es el actual director de la casa Museo Gabriel García Márquez, y con su tesón ha logrado muchas cosas para desarrollo de la cultura del municipio.

      Primeras proyecciones

      Así pues, tras este paréntesis —pertinente, por lo demás—, yretomamos la cuestión inicial sobre dónde y cuál fue la primera función de cine dentro de la noción del actual territorio colombiano. Cuando el médico cartagenero Manuel Amador Guerrero —primer presidente de Panamá— con la ayuda de los Estados Unidos, un 3 de noviembre del año de 1903, proclama la independencia del territorio panameño, las ciudades de Bucaramanga y Cartagena de Indias pugnan por ser ese primer lugar. Trashumantes y estacionarios empresarios incluyen el proyector de los hermanos Lumière y el Vitascopio de Edison en las representaciones que llevaron por varias ciudades de Colombia: Ernesto Vieco, Salvador Negra y Pagés; en Barranquilla, Cartagena de Indias y Bogotá.

      Los historiadores de cine colombianos: Hernando Martínez Pardo (1935–2015), Carlos Álvarez (1982) o Diego Rojas Romero, no señalan una fecha precisa; don Hernando Salcedo Silva, en su texto Crónicas del cine colombiano 1897-1950, no se obliga para nada. De todas formas hay quienes creen que el empresario natural de Maracaibo, fotógrafo y pionero del cine venezolano Manuel Trujillo Durán (1871-1933) presenta por primera vez su proyector Vitascopio en Bucaramanga, un 21 de agosto de 1897. Se exhiben, de la Compañía Edison —con base en textos del periódico El Norte, de Bucaramanga—: El martirio de Juana de Arco (The Burning Joan of Arc, Alfred Clark, 1895) y el éxito La serpentina (Serpentine Dance, William Heise, 1895), ambos metrajes de corta duración. Asimismo, se debería sospechar que Trujillo Durán haya exhibido sus primeros filmes rodados en Venezuela.

      En el año de 1897, la producción Lumière está entre 300 y 400 películas de corto metraje, y sobresalen ciertas reconstrucciones históricas como Robespierre (Hatot, 1897). Méliès produce sesenta filmes de corta duración, tales como La alucinación del alquimista (L’hallucination de l’alchimiste, Méliès, 1897). En Colombia —y en el continente— los llamados trashumantes llegaban a los puertos, exponían el cinematógrafo, proyectaban algunos filmes y, sin detenerse mucho tiempo, proseguían su camino.

      el 16 de diciembre de 1897, en Cartagena de Indias —la prensa de la época da fe de ello— se presenta el Cinematógrafo Lumière, y la primera función se anuncia para el Teatro Cartagena. Se proyectan películas famosas de la época como: Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir (La sortie des usines Lumière, a Lyon- Montplaisir, Lumière, 1895) y Los lazadores de toros de México (Veyre, 1896). Es pertinente, no obstante, citar a otros autores, quienes insisten en señalar que la primera exhibición en la ciudad se dio a finales del siglo XIX, en el Teatro Mainero, por parte del empresario de origen samario Ernesto Vieco Morote (Santa Marta, marzo 2 de 1845), quien, junto con el señor Senén Martínez Aparicio, llegaron con un Vitascopio y proyectaron en la ciudad, el 29 de julio (22 de agosto, según otras fuentes) de 1897.

      Con base en el episodio de la Guerra de los Mil Días (1899-1902), históricamente, los primeros años del siglo XX transcurrieron en medio de muchos problemas culturales, económicos, sociales y políticos en Colombia. Una vez terminado el conflicto, el cine nacional respira de nuevo, y en Francia se estrena Viaje a la luna (Le Voyage dans la Lune, Méliès, 1902), de catorce minutos de duración; un híbrido de ciencia ficción con espectáculos de variedades. En los Estados Unidos, Edwin S. Porter realiza sus primeras películas.

      El primer plano que se conoce de la ciudad de Barranquilla, levantado por Cayetano Moreno y David Granados, data de 1897, y si bien en el año de 1889 se ubicó por primera vez el alumbrado público entre las calles del Comercio y la Calle Ancha, y los Callejones de San Nicolás y Cuartel —estamos hablando, hoy en día, de la calle 33, Paseo Bolívar, carrera 42 y la carrera 44—, la ciudad no se disputa esa primera función en una sala de cine en el Caribe colombiano.

      Antes de que se inventase el cine, en el Praxinoscopio-Teatro de Emile Reynaud (1877), el espectador miraba a través de un falso proscenio.

      Fotograma del filme de los hermanos Lumière: La sortie des ouvriers des usines Lumière à Lyon Monplaisir (Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir). 1895. (Imágenes de dominio público. Ley No. 23 de 1982).

      Gabriel Antoine Veyre (Francia 1871–Marruecos 1936) fue un cineasta, fotógrafo y operador del cinematógrafo de los hermanos Lumière. Foto: 1896.

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      Antiguo mapa de los Estados Unidos de Colombia. Imagen: Erhard Schièble, Georges, 1821-1880. (Imágenes de dominio público. Ley No. 23 de 1982).

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