todas las diferencias personales privadas. Muchos son los miembros enérgicos de la Sociedad Teosófica que desean trabajar duro, pero el precio a pagar por su asistencia es que todo el trabajo se haga, exclusivamente, como ellos quieren. Si no cumplimos con sus deseos, se sumergen en la apatía o abandonan la Sociedad Teosófica, exclamando, de manera enfática, que ellos son los únicos teósofos verdaderos. O, si deciden quedarse, se dedican en encumbrar su método de trabajo menospreciando al ajeno. Esto es un hecho, pero no es Teosofía. En tal caso, resultará que el desarrollo de la Sociedad muy pronto se escindirá en varias sectas, tantas como hay líderes, y tan irremediablemente fatuas como las 350 y más sectas cristianas que existen actualmente, sólo en Inglaterra. ¿Es esta perspectiva algo que anhelar para la Sociedad Teosófica? ¿Es esta “separatividad”, coherente con el altruismo unido de la hermandad universal? ¿Es ésta la enseñanza de nuestros nobles maestros? Hermanos y hermanas de América, en sus manos está decidir si esto se cumplirá o no. Ustedes trabajan y trabajan duro; sin embargo, a fin de trabajar apropiadamente en nuestra gran causa, es necesario olvidar todas las diferencias de opiniones personales con respecto a la realización del trabajo. Que cada uno de nosotros trabaje conforme a su método, sin tratar de imponer sus ideas a los demás. Recuerden cómo el iniciado Pablo avisó a sus corresponsales en contra de la actitud de separatividad que asumieron en los primeros días de la iglesia cristiana: “soy Pablo, Yo, de Apolos”; y traigamos beneficio de tal advertencia. La Teosofía es, esencialmente, antisectaria y trabajar en su favor abre la puerta de la vida interior. Sin embargo, nadie puede cruzar su umbral si no está movido por el espíritu de hermandad más elevado y verdadero. Toda otra tentativa para entrar será fútil o se pulverizará en el umbral.
Pero el karma reconciliará todas nuestras diferencias de opinión. Se llevará una cuenta rigurosa de nuestro trabajo efectivo y los “salarios” ganados se depositarán en nuestro crédito. Sin embargo, se llevará una cuenta igualmente rigurosa del trabajo que cada uno, inducido por resentimientos personales, puede haber hecho para impedir que su vecino cumpliera con el suyo. ¿Acaso piensas que es algo inconsecuente obstruir la fuerza de la Sociedad Teosófica, representada en la persona de cualquiera de sus guías, impidiendo llevar a cabo el trabajo asignado a la Sociedad? Entonces, es seguro que existe un poder kármico tras la Sociedad, el cual equilibrará la cuenta por la obstrucción provocada; y aquel que se opone a ese poder con su personalidad insignificante, para que el trabajo asignado no se lleve a cabo, es un incauto y un ignorante.
Por lo tanto, la union hace la fuerza y las diferencias personales deben disolverse en el trabajo unido en favor de nuestra gran causa.
Ahora bien, ¿cuál ha sido nuestro trabajo durante el año pasado? Aquí hemos organizado la Sección Británica de la Sociedad Teosófica con la ayuda, y bajo las órdenes del presidente fundador, el coronel Olcott. En lugar de una logia, se han formado sucursales locales más pequeñas, las cuales, por lo tanto, tienen un mayor poder para el trabajo, reuniéndose con más facilidad. Es probable que ya estén enterados de lo que se ha efectuado en la India; y han oído hablar o conocen lo que se ha cumplido en su Sección y cuánto ha aumentado su fuerza.
En lo referente a nuestros medios para difundir el conocimiento, en occidente tenemos las revistas Lucifer, Path y los folletos de la Sociedad Teosófica de imprenta. Todos estos nos han relacionado con numerosas personas cuya existencia, de otra manera, desconoceríamos. Por lo tanto, son todos necesarios para la causa, así como lo es la tentativa de influenciar la mente pública valiéndonos de la prensa. Siento decir que varios colaboradores del Lucifer han dejado tanto la revista como la Sociedad a causa, precisamente, de tales diferencias personales como las aludidas anteriormente; y ahora están antagonizando no sólo a mí, personalmente, sino al sistema de pensamiento que la Sociedad Teosófica inculca.
A causa de un sentimiento personal contra el coronel Olcott, la revista francesa Loto se ha separado, también, de la Teosofía; sin embargo, acabamos de fundar La Revista Teosófica para que reemplace al Loto en París. Yo soy la editora y la gerente es la Condesa d’Adhemar, una señora americana amada y respetada por todos los que la conocen; además, es amiga de nuestro hermano, el doctor Buck.
Como muchos de ustedes saben, hemos formado la Sección Esotérica. Entre otras cosas, sus miembros han dado una promesa de trabajar a favor de la Teosofía bajo mi dirección. Mediante tal Sección hemos logrado obtener alguna solidaridad en nuestro trabajo común; formar un grupo de resistencia fuerte contra las acometidas del mundo externo que quiere lastimarnos, contra el prejuicio dirigido a la Sociedad Teosófica y contra mí, personalmente. Mediante esta Sección se puede efectuar mucho para anular el daño perpetrado al trabajo de la Sociedad en el pasado, facilitando, ampliamente, su trabajo futuro.
Sin embargo, estaría dispuesta a cambiar su nombre, porque los escándalos de Boston han desacreditado, totalmente, el adjetivo “esotérico”. Esta es una cuestión a considerar posteriormente.
Así, ya les he enumerado nuestros enemigos principales: el prejuicio público y la obstinación empedernida de un mundo materialista; la fuerte “personalidad” de algunos de nuestros miembros; la falsificación de nuestros propósitos y nombre por charlatanes amantes del dinero y, sobre todo, la deserción de amigos, un tiempo devotos, que ahora se han convertido en nuestros enemigos más viscerales.
Las palabras que se atribuyeron a Jesús en los Evangelios, entrañan mucha sabiduría. Hemos sembrado nuestras semillas. Algunas han caído a márgenes, los oídos indiferentes; otras en un terreno pedregoso, donde crece en un momento de entusiasmo y después muere marchitándose porque no tiene raíces. En otros casos, las “espinas” y las pasiones de un mundo materialista sofocan el desarrollo de un buen fruto que muere, si yuxtapuesto a “los cuidados de la vida y los engaños de las riquezas”. ¡Ay!, la semilla de la Teosofía encuentra un terreno fértil y florece lozana sólo en pocas personas.
Sin embargo, nuestra unión es, y siempre será, nuestra fuerza, si conservamos nuestro ideal de hermandad universal. El antiguo: “con este signo ganarás”, debería ser nuestro santo y seña; ya que bajo su sagrada égida prevaleceremos.
Ha llegado el momento de despedirnos. Mis palabras pasarán al olvido, pero ciertos párrafos entresacados de las cartas que los Maestros escribieron son indelebles por ser la representación de la Teosofía práctica más elevada. Voy a traducirlos para ustedes:
“Que el fruto del buen karma no sea su motivación; ya que nada, bueno o malo, puede acontecer que muchos otros no compartan, en cuanto su karma, bueno o malo; es uno y la propiedad común de toda la humanidad. Por lo tanto, si su intención es egoísta, puede engendrar sólo un efecto doble: bueno o malo y, o anulará sus acciones o éstas beneficiarán a otro ser humano”.
“No existe felicidad para quien piensa constantemente en el ser personal, olvidándose de todos los otros seres”.
“El universo gime bajo el peso de tal acción (karma) y sólo el karma del autosacrificio puede aliviarlo. ¿Cuántos, entre ustedes, han ayudado a la humanidad a llevar la carga más diminuta, para que se consideren teósofos? ¡Oh, hombres occidentales, que les gustaría desempeñar el papel de salvadores de la humanidad, cuando ni siquiera pueden dejar de matar a un mosquito porque su picadura los amenaza! ¿Les gustaría ser partícipes de la sabiduría divina o ser verdaderos teósofos? Entonces, compórtense de manera análoga a los Dioses cuando se encarnan. Sientan los vehículos de toda la humanidad, el género humano como parte de ustedes y actúen en conformidad”.
Estas son palabras doradas, ¡que podrán asimilarlas! Esta es la esperanza de quien se considera, en la forma más sincera, la hermana y la servidora devota de todo seguidor verdadero de los maestros de teosofía.
Fraternalmente suya,
Helena P. Blavatsky.
Tercer mensaje
1890
Hermanos teósofos y colaboradores:
El nuevo ciclo que se ha abierto para la Teosofía ya está comenzando a ser fructífero.