los métodos, seguidores, viajes y escritos de Pablo, veremos estas fases en los cuarenta años del ministerio apostólico:
Fase Formativa. Todas las definiciones al respecto tienen como base la idea de estructurar o conformar algo. De igual manera, los apóstoles dieron estructura, creando una nueva y creciente entidad. Ellos empezaron con la predicación que produjo conversiones y agrupando a los nuevos creyentes en unidades manejables para el desarrollo.
Fase de Desarrollo. Una vez que establecieron las bases, los apóstoles tuvieron que desarrollar principios alrededor de los cuales pudieran edificar la vida de la iglesia local. Ellos crearon una estructura corporativa, prácticas estandarizadas y establecieron una forma de vida. En la Escritura, hay descripciones generales que describen este proceso.
Fase Correctiva. En el desarrollo de la iglesia, los líderes tuvieron que ajustar desequilibrios, abusos de dirección y rebeliones contra las prioridades y prácticas. Algunas iglesias encuentran que esta etapa se convierte en una manera de vivir.
En esta fase, podemos también incluir medidas más positivas de corrección que vienen con la obediencia y los roles internos y externos que juega la oposición en el proceso de madurez.
Fase Reproductiva. A diferencia de la iglesia en Jerusalén, muchas iglesias nunca alcanzan esta etapa. Mientras no se reproduzca en una muy extensa base individual y a nivel corporativo, la iglesia estará incompleta. Una congregación local debe evangelizar eficazmente su campo de cosecha y reproducirse mediante la plantación de iglesias.
Yo proporciono estas fases como herramientas de comunicación, espacios donde podemos ver los hechos y aprender a aplicarlos. Ayudaría si entendiéramos que todas las cuatro obran simultáneamente en la iglesia.
Con estas fases, espero ayudarle a ver la naturaleza progresiva de la madurez de la iglesia. Enfóquese en su ministerio actual. Está usted estancado en una fase? Usted puede salir de allí.
El camino de la primera iglesia en Jerusalén hacia la iglesia discipuladora en Éfeso tomó veinte años. Durante ese tiempo, muchos procesos tuvieron lugar en la mente de Pablo y en las prácticas de la iglesia. Gran parte de esto fue martillado en el debate y sobre el yunque de las experiencias humanas.
Las prioridades de la iglesia no cambiaron durante ese tiempo, pero sus prácticas evolucionaron. En la primera iglesia, la iglesia misionera y la iglesia discipuladora, vemos los principios que Jesús enseñó y practicó. Aunque la literatura escritural es limitada, como Pedro de manera elocuente lo expresa, tenemos todo lo que necesitamos (2 Pedro 1:3).
La Etapa Formativa de Jerusalén
Al igual que la reacción inicial de un soldado al disparo de un arma de fuego o la respuesta de una madre al llanto de su bebé, la primera inclinación de los discípulos revela mucho. Los Doce, junto con los demás en el aposento alto, no tuvieron tiempo de escribir una estrategia. Antes que ellos pudieran analizar su experiencia, salieron a las calles y predicaron el evangelio en lenguas que no conocían. Los recuerdos de cómo hacer las cosas rondaban sus cabezas, tal como Jesús había dicho que sucedería: “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho” (Juan 14:26, resaltado agregado).
Los apóstoles sabían que ellos iban a dar testimonio de Jesús, pero cómo saldrían de Jerusalén hacia Judea, Samaria y finalmente, a los más remotos confines del mundo? Su reacción visceral a los eventos naturales y sobrenaturales surgió de sus recuerdos de Jesús.
Esa reacción revela sus creencias profundamente arraigadas y practicadas.
Lanzando la Iglesia de Jerusalén
Al igual que un misil balístico dirigido, la iglesia de Jerusalén estalló con un extraordinario poder sobre la ciudad. Como 120 hombres y mujeres con ojos desorbitados tropezaban por las calles, balbuceando y parloteando, parecía ser el clímax de una orgía de ebrios. Pero diez días de oración, una llenura del Espíritu y tres años de entrenamiento hicieron posible la respuesta de Pedro a la situación.
Las multitudes llenas de asombro, pensaban que aquellos charlatanes estaban borrachos. Sin embargo, cuando Pedro se paró y habló, ninguno expresó sorpresa alguna; Pedro sabía qué hacer con una multitud. Una vez su Maestro se había parado en medio de una multitud de adoradores, justo cuando el sacerdote estaba derramando agua sobre el altar, simbolizando la promesa de Dios de la venida del Espíritu, y había dicho: “Si alguien tiene sed, venga a mí, y el que crea en mí, beba... Del interior de aquel correrán ríos de agua viva” (Juan 7:37-38, DHH). Durante la Fiesta de la Pascua, el Maestro de Pedro se llamó a sí mismo el Pan de Vida. Jesús había tomado ventaja de cada situación y Pedro empezaba a experimentar esa lección.
El Espíritu prometido había llenado el corazón de Pedro y las palabras del profeta Joel vinieron a su mente (Joel 2:28-32). Pedro explicó el Pentecostés, exaltó a Cristo y exhortó a quienes lo escuchaban a comprometerse.
Él contextualizó su mensaje para la audiencia judía que creía en el Antiguo Testamento.
El Mensaje Predicado
De manera inherente en esta historia vemos principios para empezar una iglesia. Gente inspirada comunica un mensaje a los que eran cautivados por una demostración del poder de Dios. El mensaje vino de una fuente respetada y de autoridad, y los que oyeron fueron llamados a una decisión y una acción.
“Cuando oyeron esto, todos se sintieron profundamente conmovidos y les dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: “Hermanos, ¿qué debemos hacer?” “Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo. En efecto, la promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los extranjeros, es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar.”
Hechos 2:37-39
Cuando la gente responde al evangelio, necesitan ser llamados a una acción que puedan entender. Los judíos entendían el arrepentimiento, tanto por su historia como por el ministerio de Juan el Bautista. Culturalmente era la línea de demarcación que indicaba que ellos estaban en una grave situación.
Pedro había aprendido de Jesús a explicar la vida eterna en una forma contextualizada. Para la mujer en el pozo, Jesús fue el Agua Viva; a Nicodemo lo llamó a nacer de nuevo; al joven rico le dijo que vendiera todo lo que tenía; y Zaqueo fue influenciado por Él a devolver todo el dinero que había robado. Cada acción dependía del punto de conflicto, del área exacta que ponía a prueba el compromiso. Con miles delante de él, Pedro dio un medio relevante pero general de sellar su compromiso con Cristo.
La Etapa Moderna de Formación
La iglesia que empieza hoy, debe poseer las características de la iglesia de Jerusalén. Gente inspirada debe aún comunicar de manera creativa y poderosa un mensaje contextualizado a quienes se han reunido. Ya sea que se trate de señales y prodigios, como en Jerusalén, o de proyectos de servicio en la comunidad, es vital tener gente que capture la atención.
Los plantadores de iglesias deben ser bien instruidos y entrenados en el método de seis pasos empleados por Cristo:
1. Dígales qué.
2. Dígales por qué.
3. Muéstreles cómo.
4. Hágalo con ellos.
5. Déjelos hacerlo.
6. Despliéguelos.1
Una combinación de entrenamiento sobre la marcha y conocimiento crea líderes de convicción poco común. Basados en la experiencia, líderes entrenados tendrán la “comprensión espiritual” para transformar más situaciones en laboratorios de enseñanza. Ellos aplicarán sus convicciones de principio a las necesidades.
Hace más de veinte años enseñé que el discipulado empieza en el momento en que alguien camina por la puerta de la