Bill Hull

La Iglesia Hacedora de Discípulos


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el que puedan volverse reproductores y multiplicadores.

      La ruta de los grupos pequeños. Si el discipulado eclesiocéntrico proporciona un entrenamiento en varios niveles, este debe ser aplicado a la iglesia a través del ministerio de grupos pequeños. Jesús dio el ejemplo de esto cuando expuso los grupos de personas a la verdad, haciéndoles en seguida una invitación, y trabajó con los que respondieron a ella. Hoy, los grupos pequeños aún le brindan a la iglesia el mejor medio para el desarrollo de la gente.

      Una vez que la predicación ha motivado a las personas a seguir a Cristo, ellas necesitan un medio en el que puedan canalizar su deseo. Cuando las invitaciones de “vengan y vean” y “vengan y síganme” han sido extendidas, la iglesia canaliza ese deseo a aceptar ser parte de la membrecía de los grupos pequeños. Esto empieza con un fuerte énfasis en el apoyo, pero el grupo pequeño lentamente se dirige a un mayor énfasis en la Biblia y las tareas (Vea la Gráfica No.3).

      El grupo puede seguir por esa ruta porque el líder del grupo pequeño lo dirige. Él y su aprendiz o líder asistente hacen parte del grupo de liderazgo, que se reúne con el pastor y con otros líderes de la iglesia. Esta red de grupos pequeños cuida de las necesidades de los miembros de la iglesia, identifica líderes para el grupo de liderazgo y lleva a cabo el entrenamiento y ministra las habilidades cristianas tan vitalmente necesarias.

      4. En Alcance: Pasando de un Evangelismo Individual a un Equipo Evangelístico.

      Vemos el evangelismo cristocéntrico en el encuentro de Jesús con Nicodemo, la mujer en el pozo y el joven dirigente rico. La iglesia moderna lo ha mantenido al entrenar a sus miembros para compartir su fe tan a menudo como sea posible.

      Creo que a cada cristiano se le ha dado la responsabilidad de dar testimonio (2 Corintios 5:18-20). Por lo tanto, creo que cada cristiano debería ser entrenado en cómo compartir el evangelio (1 Pedro 3:15). Pero no creo que los cristianos más capacitados compartan su fe en muchas situaciones. Por qué? Eso violaría su variedad de dones y pondría en peligro su capacidad de alcanzar a otros para Cristo.

      No es eso raro? Cómo podría una persona sabotear su capacidad de alcanzar a una persona para Cristo al compartir su fe? Déjeme explicarlo. Dios ha dotado a cada miembro del cuerpo con una herramienta para ser usada en el servicio de su reino (1 Pedro 4:10). Algunas de estas herramientas son para ser empleadas como apoyo en la comunidad de fe; otras se manifiestan en las primeras líneas de la comunicación y enseñanza de la fe. Una persona talentosa en alcanzar a otros sobre una base relacional, al ayudarlas en tiempos de crisis, puede lastimar el proceso al compartir su fe demasiado rápido.

      Sí, debemos compartir, pero cuándo? El modelo cristocéntrico es agresivo, personal y verbal. Las personas con tales dones deben ser parte del modelo eclesiocéntrico, pues ninguno puede venir a Cristo sin oír el evangelio. Pero Jesús mismo explicó una manera aún más poderosa para que la iglesia de testimonio:

      “Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros.”

      Juan 13:34-35

      “No dejaban de reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.”

      Hechos 2:46-47

      En el modelo eclesiocéntrico, la palabra clave es “compartían”. El liderazgo, la autoridad, la dirección de Dios y el entrenamiento de la gente, son compartidos. Ahora podemos aprender que el evangelismo es compartido. El testimonio colectivo del amor de los unos a los otros en la iglesia, crea un poder y una atracción que hace que compartir la fe sea un resultado natural. Qué poder más grande podría haber que el amor que Jesús prometió que haría que toda la gente supiera que somos sus discípulos? Vemos que esto funcionó en la primera iglesia, donde el compromiso de amar incrementaba su número diariamente. Le gustaría pertenecer a una iglesia que experimente tan maravillosa cosecha?

      Funcionalmente, cómo puede el evangelismo ser parte de la iglesia discipuladora?

      Penetrando el mundo naturalmente. Los que entre nosotros comparten su fe, siempre se sentirán cómodos yendo por el oro cada vez. Este tipo de persona es necesaria en la iglesia y si la iglesia discipulara fielmente a la gente, habría más de ellos. Pero no importa cuántos en la iglesia compartan su fe, ellos siempre serán superados por quienes no lo hacen.

      Generalmente, quienes comparten su fe son maestros, y ellos tienden a enseñar lo que funciona para ellos. Esta es la razón por la que la mentalidad de un evangelismo agresivo domina la iglesia. Pero aún si cada cristiano compartiera consistentemente su fe, seríamos menos eficaces que cuando la gente desempeña su función en el cuerpo de la iglesia. Si la iglesia sólo proclamara el evangelio, sería como un boxeador con un solo brazo. No importa cuán impresionante sea su gancho de izquierda, si usted no tiene un buen cruce de derecha, no ganará muchas peleas. La iglesia necesita la eficaz combinación de ser afirmada en amor y de un evangelismo estratégicamente establecido.

      Dios ha ubicado estratégicamente a los miembros del cuerpo en el campo de cosecha del mundo. El desafío de la iglesia es transformarlos de residentes a trabajadores del campo. Podemos hacerlo al comunicar un enfoque más holístico del evangelismo. La gente necesita ser desafiada a emplear el don de ayudar a ministrar a los que se encuentran en necesidad y luego trabajar en red con los que comparten su fe en la congregación. Por ejemplo, si yo quiero compartir con mi socio que tiene un interés en la evolución y la creación. Si yo soy una persona visualmente orientada, que lee un libro cada década, no puedo hablar acerca de tales temas con él. Yo puedo llevarlo a uno o dos juegos de pelota y regar su césped durante sus vacaciones, pues él confía en mí, pero no puedo satisfacer su necesidad en ese tema. La iglesia hacedora de discípulos me ayuda a hacer eso.

      Un entrenamiento artificial no se traduce en redes de trabajo normales. Gran parte del entrenamiento en evangelismo no se enfoca en el uso de los dones espirituales y de las redes de trabajo naturales, sino en medios artificiales como llevar equipos evangelísticos a centros comerciales a hablar con extraños o llamar a las puertas de casas de gente que no conocen. Incluso la visitación en la iglesia no es una forma natural de conocer gente.

      El problema es que incluso un buen entrenamiento, hecho en redes de trabajo artificial no se traduce en una vida normal. En muchos casos, el entrenamiento se va al traste porque los cristianos han sido entrenados para hablar directamente a extraños o hacer una presentación específica. Esas tácticas no funcionan bien con la gente a su alrededor, con quienes convive, trabaja y juega.

      La iglesia debe convertirse en un equipo, uno que coordine sus dones y recursos para ganar el mundo. Eso requiere la creatividad del Espíritu Santo obrando a través de miembros discipulados, la suavidad de los dones de amor, la corrección de los dones de palabra y la determinación de los dones de liderazgo. Trabajar juntos es la clave.

      5. En el Cuidado Pastoral: Pasando de Cristo Satisfaciendo Él solo Todas las Necesidades a Cristo Satisfaciendo Necesidades a través de los Dones del Cuerpo.

      Qué tiene que ver un buen cuidado pastoral con el discipulado y cuál es su relación con el entrenamiento? Sin un buen cuidado pastoral, no puede haber una iglesia discipuladora. Jesús es el Buen Pastor, el Pastor Principal, el que podría y puede satisfacer cada necesidad. Mientras Él estuvo en la Tierra, los discípulos no tuvieron que acudir a nadie más que a Él, a ningún otro ser humano, para tener satisfechas sus necesidades. Como hemos visto, el modelo de discipulado cristocéntrico pone un fuerte énfasis en una persona que vierte su vida en otra.

      En el modelo eclesiocéntrico, lo que Jesús era para los discípulos, ahora los miembros del cuerpo lo son unos con otros. Eso no implica que los miembros del cuerpo sean sobrenaturales, sino que Cristo escoge satisfacer muchas de las necesidades del cuerpo a través de otras partes del cuerpo. Por ejemplo, yo puedo orar a Cristo