incluía presentarle a otros a Cristo, edificarlos en la fe y enviarlos al campo de cosecha. Este proceso puede ser resumido en tres puntos: proclamar, transformar y enviar. A través del poder de Cristo, somos liberados del pecado; por el proceso de discipulado, somos transformados en creyentes maduros; y, finalmente, Dios nos envía al campo de cosecha para ganar a otros. Algunos discípulos tendrán dones de liderazgo, y Dios los llamará a encabezar la actividad de hacer discípulos. Sólo unos pocos son llamados al liderazgo en la institución, pero cada discípulo debería participar en el proceso de hacer discípulos en algún nivel.
Cuánto durará el Proceso?
Jesús dijo a sus discípulos que hicieran tantos discípulos en tantos lugares como pudieran y prometió que Él estaría con ellos “hasta el fin del mundo”. Cristo sabía que la misión sobreviviría en el tiempo a aquellos hombres, y nosotros aún no hemos llegado al final. Por lo tanto, las instrucciones de Jesús permanecen hoy tan vigentes como en el día en que Él las dio. La tarea de hacer discípulos continuará hasta que Cristo venga de nuevo. La Iglesia de Jesucristo está bajo la orden de mantenerse haciendo discípulos mientras respiremos. Esta es la fuerza conductora y el fundamento de todo lo que la iglesia es y hace.
Qué incluye el Discipulado?
Con dos palabras, bautizar y enseñar, Jesús dejó claro el proceso del discipulado. Bautizar nuevos discípulos significa llevarlos a manifestar públicamente su fe. A través de este único momento de testimonio público, ellos hacen su declaración de lealtad a Cristo.
En el primer siglo, el bautismo era una declaración valiente y costosa. Hoy, ha perdido su impacto público. Culturalmente es algo esperado y una ocasión para estrenar vestido, fiestas y videos caseros. El desafío hoy es enseñar el evangelio como una invitación a seguir a Cristo y entregar el control de la vida de uno para hacerlo. Cuando una iglesia ha sido edificada sobre una profesión de fe en lugar de que la fe esté cimentada en la obediencia, ser bautizado no implica mucho cambio.
Enseñar, sin embargo, es un proceso de toda la vida. La instrucción exacta es: “enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes” (Mateo 28:20).
Dónde establecemos la línea que separa una actividad de discipulado de una que no lo es? Qué podemos incluir legítimamente en el discipulado? Cristo establece el límite: “todo lo que les he mandado a ustedes”. Todo lo que cae dentro de los mandamientos y directrices de Cristo podemos considerarlo discipulado. El Sermón del Monte, el mensaje del Aposento Alto, los mandamientos de orar y amarse unos a otros, todo cae dentro del plan del discipulado.
Muchos tienen la falsa idea de que el discipulado involucra una estrecha enseñanza de las habilidades del ministerio y una acumulación de conocimientos bíblicos, pero el discipulado es de hecho de un alcance tan amplio como las enseñanzas de Jesús. Al incluir todo lo que Él enseñó, ampliamos nuestra comprensión del discipulado. Sin embargo, aunque nuestro alcance sea más amplio, no debemos permitir que se convierta en una excusa para una falta de intención. Ni debemos perder la noción de la necesidad de una obediencia constante: “enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes”. Si a usted no se le ha enseñado a obedecer ni animado a ello a través del seguimiento, no tenemos discipulado.
Jesús: el Modelo del Hacedor de Discípulos.
Cuando Jesús dijo a los discípulos que fueran e hicieran discípulos de todas las naciones, ellos sabían lo que Él quería decir: Él les había enseñado a través de su ejemplo y ellos entendieron los principios y las prioridades que habían visto en su comportamiento. Ellos fueron a ganar a otros para la fe y hacer que fueran como ellos.7
Jesús les dio el ejemplo tanto de una estrategia como de un estilo de vida. Jesús dijo que cuando un discípulo “haya completado su aprendizaje,... será como su maestro” (Lucas 6:40). Así que cuando alguien pregunta, si los discípulos discipularon, podemos responder: “Por supuesto que sí. Cómo podían ellos hacer algo diferente a lo que Jesús les había enseñado? Ellos hicieron exactamente lo que sabían hacer.”
Algunos han tratado de argumentar que Jesús no tenía una estrategia intencional. “Deben estar leyendo una Biblia diferente a la mía,” les replico yo. Si una cosa se muestra claramente en los evangelios, es que Jesús fue un hombre con un plan, unas prioridades y una meta.
Jesús tuvo un plan de desarrollo en cuatro fases fundamentado en cuatro puntos claves, cada uno de los cuales inauguraba una nueva fase de entrenamiento (vea el Cuadro No.1):
“Vengan y Vean.” En esta etapa formativa, Jesús extendió una invitación para que la gente lo conociera a Él y su obra.
“Vengan y Síganme.” Esta es la etapa de desarrollo en la cual Jesús entrenó y afirmó a creyentes maduros. Él les mostró cómo y lo hizo con ellos.
“Vengan y Quédense Conmigo.” Al unir la corrección a la etapa de desarrollo, Jesús desafió a quienes tenían habilidades de liderazgo a ser como Él. Fuera de esto estuvieron los Doce, que recibieron una posición y autoridad especiales.
“Permanezcan en Mí.” En la fase final, Cristo esperaba que los discípulos se reprodujeran. Él los envió al mundo a obedecer su mandamiento y hacer discípulos.
Podemos ver la estrategia intencional de Jesús en su resistencia al maligno en el desierto (Mateo 4:1-11), en su negativa a satisfacer una sentida necesidad inmediata a expensas de un objetivo mayor (Marcos 1:38), y en su declaración de que Él hace “solamente lo que ve que su Padre hace” (Juan 5:19). Jesús recibió sus instrucciones desde el cielo y no se apartaría nunca de la agenda de su Padre.
Ninguno de nosotros puede dudar que Jesús siempre tuvo presente su objetivo. En al menos cinco ocasiones Él dio a los discípulos las instrucciones de la Gran Comisión (Mateo 28:18-20; Marcos 16:15-18; Lucas 24:44-49; Juan 20:21; Hechos 1:8). La idea de esparcir el evangelio llenó sus pensamientos incluso desde su encuentro con la mujer en el pozo (Juan 4), cuando Él llamó la atención de sus discípulos sobre los campos maduros para la cosecha.
Consciente de la necesidad, Jesús lamentaba: “La cosecha es abundante, pero son pocos los obreros. Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo” (Mateo 9:37-38). Su respuesta inmediata fue ampliar la base de trabajadores: “Subió Jesús a una montaña y llamó a los que quiso, los cuales se reunieron con Él. Designó a doce, a quienes nombró apóstoles, para que lo acompañaran y para enviarlos a predicar” (Marcos 3:13-14). Al preparar a otros para la responsabilidad más grande, Jesús podía multiplicar su influencia. Cinco meses después de su llamado, los Doce salieron de dos en dos, sin su presencia física (Mateo 10). Más tarde ellos liderarían a los setenta en los viajes de ministerio. Pero en cada caso, ellos se reportaron de nuevo con Él para su evaluación y recomendación.
Él inculcó en ellos un sentido de responsabilidad fundamentada en la relación mientras el proceso de aprendizaje continuaba.
Jesús no podía enfocar todos sus esfuerzos en los setenta, pues era un grupo demasiado grande para lidiar con ellos exitosamente. En su lugar, Él estableció relaciones cercanas con los Doce. Los discípulos proporcionaron una variedad de personalidades, dones y peculiaridades, y al enfocarse en un grupo de ese tamaño, Jesús podía enseñarles a trabajar juntos y a través de las diferencias; pero los números nunca llegarían a ser inmanejables. Los discípulos de hoy han descubierto que un grupo pequeño sigue siendo la mejor herramienta de discipulado.
Lentamente Jesús llevó a los discípulos a asumir su ministerio, dándoles gradualmente cada vez más responsabilidad mientras ello pasaban de una etapa a la siguiente. Él había seleccionado a estos hombres sobre la base del carácter y los dones. Ya ellos habían puesto a Cristo antes que a sí mismos, que sus posesiones e incluso que a su familia (Lucas 14:25-33); ellos se sacrificarían voluntariamente y comenzarían su misión (Lucas 9:23-25). A través de estos pocos dedicados, Él podría obrar, expandiendo el ministerio en una manera que ningún hombre podría. Esta descentralización llegaría a ser más relevante después