las clases de iglesias que formaron los apóstoles, sabemos que ellos hicieron discípulos. Miremos los tres ejemplos dominantes en Hechos y en las Cartas: La primera iglesia, en Jerusalén; la iglesia misionera, un conglomerado de congregaciones que Pablo plantó en sus primeros dos viajes misioneros; y la iglesia discipuladora, fundada en Éfeso (vea el Cuadro No.2). Los principios de los apóstoles fueron establecidos en la primera iglesia, expandidos en la iglesia misionera y madurados en la iglesia discipuladora.
La Primera Iglesia.
En Hechos 2-7, vemos los primeros cinco a siete años del discipulado en la primera iglesia. Como se ve en Hechos 2:42-47, las principales diferencias entre el liderazgo de los apóstoles y la manera en que Cristo dirigió a los Doce llegaron a ser manifiestas en la congregación.
“Ellos perseveraron en la doctrina de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración. Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los apóstoles. Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno. No dejaban de reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.”
En lugar de seguir un modelo cristocéntrico, ellos empezaron a establecer un enfoque eclesiocéntrico en la congregación. Al expandir el discipulado, los Doce podían alcanzar su objetivo: ganar a todo el mundo para Cristo.
La Iglesia Misionera.
De un puesto de avanzada llamado Antioquía, emergió el primer gran impulso evangelizador del cristianismo. Dos hombres que no habían seguido a Cristo durante su ministerio en la tierra lideraron el camino, estableciendo las mismas prioridades y prácticas que Él había enseñado y los apóstoles habían aplicado en la primera iglesia.
Aunque gobernada por los mismos principios y prioridades de la primera iglesia, la iglesia misionera era diferente. Estaba compuesta por toda una familia de pequeñas iglesias, dirigidas por ancianos desconocidos para la iglesia madre. La iglesia misionera nos proporciona un ejemplo de cómo las iglesias crecen y se multiplican, revela las etapas de madurez que las iglesias atraviesan y lo que ellas necesitan mientras se desarrollan.
De hecho, las iglesias deben pasar por cada etapa que los apóstoles experimentaron bajo el liderazgo de Cristo. Cualquier iglesia que se estanca morirá. Miles de iglesias americanas han probado la verdad de esto mientras la vida empieza a alejarse de ellas.
La Iglesia Discipuladora.
Pablo pasó más de tres años en Éfeso y aquí aprendemos más acerca de la naturaleza de una iglesia discipuladora madura. Tenemos más información acerca de Éfeso que de cualquier otra iglesia en el Nuevo Testamento, y en ella vemos un agresivo ministerio que ganó toda Asia con el evangelio.
La Carta de Pablo a los Efesios detalla las prioridades de la gente y sus Cartas a Timoteo, el pastor de Éfeso, detalla las prioridades pastorales. El relato de Lucas en Hechos proporciona otro punto de vista del trabajo de Pablo. De estos escritos tenemos una rica información para entender una moderna versión de la iglesia discipuladora.
notas
1. Esto se aclara en G. W. Bromily, The Theological Dictionary of the New Testament (Grand Rapids: Eerdmans, 1967), 457–59.
2. Ibid., 441.
3. Michael Wilkins, The Concept of Disciple in Matthew’s Gospel as Reflected in the Use of the Term Mathetes (Boston: E. J. Brill, 1988), 160.
4. Robert Coleman, El Plan Supremo del Discipulado (Bogotá D.C., Colombia: Ediciones Berea, 2004), 99.
5. Parafraseado de Wilkins, Concept of Disciple. Debo anotar que Wilkins no está de acuerdo con esta tesis y argumenta muy eficazmente en contra de ella.
6. Recomiento grandemente la lectura de los artículos del Dr. Michael J. Wilkins, publicados en el apéndice de The Anchor Bible Dictionary (Garden City, NY: Doubleday, 1992).
7. Mi libro, Jesucristo, el Hacedor de Discípulos (Bogotá D.C., Colombia: Ediciones Berea, 2015) está dedicado a la creencia de que Jesús puso el ejemplo de hacer discípulos.
2
Capítulo
El Enfoque de la Iglesia Hacedora de Discípulos
En sus palabras en el Aposento Alto, Jesús dio a sus discípulos simultáneamente un seminario y una advertencia de que su relación nunca sería la misma. Pronto ellos se relacionarían con Él a través del Espíritu Santo, en lugar de disfrutar su presencia física.
Cuando Él dijo, “les conviene que me vaya” (Juan 16:7), los discípulos no lo creían. Lo haríamos nosotros? Si tuviéramos que elegir entre la presencia física del Señor Jesucristo y la presencia del Espíritu Santo, no tomaríamos a Cristo? Es difícil imaginar que realmente pudiéramos ser mejores con el Espíritu Santo.
Cuando Cristo ascendió, los discípulos pasaron de la etapa de “Vengan y Quédense Conmigo” a la fase de entrenamiento de “Permanezcan en Mí” (Juan 15:7). Ellos usarían el mismo proceso de entrenamiento de cuatro puntos que Jesús les había enseñado. (Ellos no sabían que estaban usando un proceso de cuatro puntos; ellos sólo estaban haciendo lo que Jesús les enseñó). Su nuevo contexto requería alteraciones en quiénes y cuántos harían la obra, en cómo el grupo conocería la voluntad de Dios, cómo serían entrenadas las personas, cómo extenderían el mensaje y cómo satisfacer las necesidades de la gente. Aunque los discípulos no querían que Jesús se fuera, ellos adaptaron sus enseñanzas para acoplarse a las nuevas circunstancias.
La Iglesia necesita un cambio?
Gran parte de la iglesia contemporánea ha estado tan ocupada enfocándose en lo que Jesús hizo que ha ignorado los cambios que los apóstoles instituyeron. El enemigo ha usado este descuido para su conveniencia al retener a la mayoría de la iglesia fuera del proceso de discipulado.
En el modelo cristocéntrico, Jesús era el Maestro y los discípulos los aprendices. Debido a que Él era Dios, Jesús era suficiente para los Doce: Él podía dirigirlos, satisfacer cada necesidad y llevar a la madurez a cada seguidor. Ninguno tenía que hacer conjeturas acerca de la voluntad de Dios o decidir dónde anunciar. Sólo debían preguntarle a Jesús.
El uso efectivo de este modelo aún permanece en uno o dos ministerios de grupos pequeños que se mantienen en los límites de la iglesia y en organizaciones paraeclesiales. Este atrae a gente que piensa de una misma manera, talentosa y orientada a labores, y, enfatiza la acumulación de conocimiento y desarrollo de habilidades ministeriales.
El modelo cristocéntrico obra en un grupo plenamente comprometido con una meta clara y precisa, como la misión de una organización. La naturaleza orientada a labores y de una visión común de tal grupo permite al modelo obrar exitosamente; el evangelismo se enfoca en una estrecha parte de la Gran Comisión, sin comprometerse con la multiplicidad de agendas y la complejidad de la iglesia local. Donde todos los miembros pueden adquirir las mismas habilidades, tomar el mismo entrenamiento filosófico y encajar en un claro objetivo de misión, el modelo se vuelve efectivo.
A la luz del total deterioro de la iglesia evangélica, Dios en su gracia ha levantado muchas misiones para ocuparse de lo que necesita ser hecho. Pero eso no significa que convendría intentar poner la filosofía paraeclesial a la iglesia local. Sería como poner una clavija cuadrada en un agujero redondo.
La organización paraeclesial atrae a una persona orientada a la Palabra, agresiva en evangelismo y comprometida con la labor (una iglesia promedio probablemente tiene cerca de un 20 ó 30% de este tipo de personas). El modelo estrechamente cristocéntrico no ha obrado mucho en la iglesia porque no se ajusta a su variedad. Mucha gente en la congregación local es talentosa en otras áreas, miran la vida a través de