Bill Hull

La Iglesia Hacedora de Discípulos


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un viaje en tren en Tokio, en el que los pasajeros estaban hacinados en cada vagón, muy lejos de lo legal. Con una estatura de más de 1,90 m., mi cabeza y hombros sobresalían por encima de la muchedumbre, de manera que podía ver a través de las ventanas que había al final de cada vagón, y empecé a pensar en cómo muchos conocían a Cristo. Yo estaba seguro de que muy pocos lo conocían y que la mayoría sólo sabrían que Él era el líder del cristianismo. Entre un 1 y 3% pueden haber oído alguna clase de evangelio convincente. Yo pensé: “Qué le pasará a nueve de cada diez personas en este tren?” Mi teología cristiana dice que sin Cristo, ellos irán al infierno. Subí a ese tren con mi teología intacta y salgo de él confundido.

      Esta “aldea global” que es ahora nuestro hogar, hace más difícil mantener las doctrinas ortodoxas y esta es otra razón por la que la gente ha dejado de ir a la iglesia. Lo que ellos están aprendiendo en la aldea global está en contradicción con la enseñanza cristiana. La aldea global enseña la tolerancia como un valor moral absoluto y no como la gracia para estar de acuerdo o no. El relativismo enseña que Verdad, con V mayúscula, está más allá de la lógica y la razón humanas. Es casi lo mismo que la posición cristiana que afirma que la revelación de Dios pone todos los fragmentos de la verdad juntos, en la Verdad con V mayúscula. La posición cristiana es que usted puede conocer la Verdad. La posición secular es que usted no puede conocerla, pero si pudiera ser conocida, sería por encima y más allá de la lógica o la razón. Se hallaría en la mente de Dios (siendo Dios una fuerza que desafía la definición). Así que al final, la Verdad es revelada a medida que evolucionamos como pueblo. Nosotros subiremos la escalera del conocimiento y mientras lo hacemos, descartaremos tales nociones anacrónicas como la de que una religión es la verdad.

      Esta deconstrucción de la verdad y la ortodoxia ha hecho que ahora sea más difícil que le interese a una persona más joven. Oí a un inteligente y joven cristiano decir que “las respuestas del cristianismo ortodoxo no son lo suficientemente más grandes y radicales para confrontar las perplejas preguntas que confrontan ahora a la raza humana". Los cristianos más jóvenes y los que buscan a Dios, están a la espera de algo que suene lo suficientemente grande y robusto intelectualmente para coincidir con su deseo de hacer que sus vidas importen. Hace treinta años, los cristianos no se decidían a evangelizar porque no conocían los suficientes fundamentos para convencer a un incrédulo. Hoy, los cristianos evaden el evangelismo porque temen ser acusados de ser unos arrogantes “sabelotodo”. Entonces, qué significa ahora hacer discípulos? Cómo le enseñamos a la gente a vivir en un mundo pluralista?

      Yo mantengo mis pensamientos iniciales en esta sección escrita hace más de veinte años. Aún creo que hacer discípulos está en el corazón de la misión de la iglesia. Esta es la razón por la que sólo discípulos maduros reproducen y crean movimientos que pueden ser sostenidos para la evangelización mundial. Predicar el evangelio a toda la raza humana está en el corazón de Jesús y de nuestra comisión. Jesús dejó esas instrucciones; por lo tanto, este es el plan para cada discípulo y cada iglesia. Todo lo demás es una pérdida de tiempo.

      Nuestro carácter es nuestra influencia. Eso es lo que significaba hacer discípulos en el primer siglo y lo que significa aún hoy. La iglesia parece insistir en tratar de ganar el mundo sin hacer discípulos. Esta omisión ha dañado seriamente nuestra reputación y nuestra capacidad de interesar a otros en Cristo y descuidado la instrucción de “enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes”. Ya que muchos líderes de iglesias en Occidente se han entregado al enfoque de la importancia y la conformación de congregaciones más grandes, el compromiso de un ejemplo personal y de una transformación del carácter individual a semejanza de Cristo ha sido disminuido.

      Dallas Willard afirmó enfáticamente a finales de los 80’s, lo que aún hoy es radical: “Los ministros prestan demasiada atención a gente que no viene a los servicios. En términos generales, esas personas deberían recibir del pastor exactamente el trato que ellos le dieron a Cristo. El líder cristiano tiene algo mucho más importante que hacer que perseguir a los impíos. La tarea del líder es equipar a los santos hasta que sean como Cristo (Efesios 4:12), y la historia y el Dios de la historia esperan que él lo haga.”4

      Cuando uno investiga la escena de la iglesia en el mundo, la iglesia norteamericana es la que está ahora en el campo misionero. La iglesia en Asia y África (e incluso en China), están haciendo ahora los esfuerzos más serios por hacer discípulos. La energía de los líderes de la iglesia debe dirigirse a conseguir que hombres y mujeres más jóvenes se vuelvan aprendices (discípulos) de Cristo. Esto supone que los líderes actuales vivan de tal manera que sean buenos ejemplos para el rebaño.

      He concluido que las prioridades de los líderes de la iglesia deben cambiar del éxito corporativo hacia uno personal, pues ahí, en la vida común y personal más que en la vida pública, radica el verdadero poder espiritual. Esa es la razón por la que es mucho más importante ser un discípulo que tener un plan para hacer discípulos. Cuando los individuos son discípulos, encontrarán una manera de hacer otros discípulos. De hecho, no podrán parar de hacerlo.

      notas

      1. Eberhard Bethge, Dietrich Bonhoeffer: A Biography (Minneapolis: Fortress Press, 2000), 83.

      2. Yo he cubierto este texto desde el punto de vista del pastor en algunos detalles en mi libro El Pastor Hacedor de Discípulos (Bogotá D.C., Colombia: Ediciones Berea, 2008).

      3. David T. Olson, The American Church in Crisis (Grand Rapids: Zondervan, 2008), 29.

      4. Dallas Willard, The Spirit of the Disciplines (San Francisco: Harper and Row, 1989), 246.

      2

      Parte

      La Primera Iglesia: Jerusalén

      La iglesia hacedora de discípulos empezó a esparcirse en Jerusalén. Con la venida del Espíritu Santo, en Pentecostés, la incipiente organización empezó a crecer a una tasa que casi desafía la imaginación.

      Todo eso sucedió porque los apóstoles siguieron las lecciones que habían aprendido de Jesús y condujeron a un pequeño grupo a obedecer el mandato del Señor de predicar el evangelio.

      Durante el camino, los apóstoles enfrentaron muchos problemas y desafíos que los forzaron a practicar los métodos y principios que Jesús les había enseñado por tres años. Su respuesta a esa prueba creó un modelo de crecimiento de la iglesia que resume el desarrollo de la comunidad de la iglesia desde sus primeros pasos hasta su plena madurez. En las páginas del libro de los Hechos de los Apóstoles, vemos los torpes pasos de los primeros conversos y los fracasos que tuvieron. Pero también vemos el mensaje y los principios que ellos esparcieron exitosamente por todo el mundo.

      Los problemas y errores de la primera iglesia también son los nuestros. Muy poco es lo que ha cambiado al interior de las congregaciones y tenemos tanto que aprender.

      3

      Capítulo

      Fundando la Primera Iglesia

      Después de la Ascensión de Jesús, empezaron los cambios en la primera iglesia en Jerusalén. En las páginas de Hechos 2-7, vemos la fundación de la iglesia, por el curso de cerca de seis años. Una vez que el campo de trabajo fue establecido, el evangelismo se puso en marcha bajo Felipe, Esteban y Pedro. Hechos 8-11 describe este crecimiento, el cual tuvo lugar por dos años.

      Observando los primeros cinco a siete años de la iglesia, podemos conocer su naturaleza y características. En principio, la iglesia en Jerusalén tenía las mismas funciones, las mismas prioridades del mandato de Cristo y los mismos conflictos internos de las iglesias de hoy. En esta sección tomaremos nota de la manera especial que los discípulos procesaron y aplicaron las enseñanzas de Cristo a sus congregaciones.

      Las Etapas del Desarrollo de la Iglesia

      A medida que una iglesia crece, cambia. En las páginas del Nuevo Testamento, vemos cómo la iglesia del primer siglo se alteraba y desarrollaba. Podemos aplicar estos patrones a nuestras iglesias.

      Las