perdido.
Mi punzante estribillo es nunca más.
Y sin embargo amo este cambio perpetuo,
este variar segundo tras segundo,
porque sin él lo que llamamos vida
sería de piedra.
LOS HEREDEROS
Mira a los pobres de este mundo. Admira
su infinita paciencia.
Con qué maestría han rodeado todo.
Con cuánta fuerza miden el despojo.
Con qué certeza
saben que estás perdido:
tarde o temprano
ellos en masa heredarán la tierra.
MAR ETERNO
Digamos que no tiene comienzo el mar:
empieza en donde lo hallas por vez primera
y te sale al encuentro por todas partes.
IRÁS Y NO VOLVERÁS
Sitio de aquellos cuentos infantiles,
eres la tierra entera.
A todas partes
vamos a no volver.
Estamos por vez última
en dondequiera.
OTRO HOMENAJE A LA CURSILERÍA
Dear, dear!
Life’s exactly what it looks,
Love may triumph in the books,
Not here.
W. H. AUDEN
Me preguntas por qué de aquellas tardes
en que inventamos el amor no queda
un solo testimonio, un triste verso.
(Fue en otro mundo: allí la primavera
lo devoraba todo con su lumbre.)
Y la única respuesta es que no quiero
profanar el amor invulnerable
con oblicuas palabras, con ceniza
de aquella plenitud, de aquella lumbre.
“BIRDS IN THE NIGHT” (Vallejo y Cernuda se encuentran en Lima)
Al partir de las aguas peruanas la anchoveta ha puesto en crisis a la industria pesquera y ha provocado en las ciudades del litoral la invasión de las hambrientas aves marinas.
Excélsior, 1972
Toda la noche oigo el rumor alado desplomándose
y, como en un poema de Cisneros,
albatros, cormoranes y pelícanos
se mueren de hambre en pleno centro de Lima,
baudelaireanamente son vejados.
Aquí por estas calles de miseria
(tan semejante a México)
César Vallejo anduvo, fornicó, deliró
y escribió algunos versos.
Ahora sí lo imitan, lo veneran
y es “un orgullo para el continente”.
En vida lo patearon, lo escupieron,
lo mataron de hambre y de tristeza.
Dijo Cernuda que ningún país
ha soportado a sus poetas vivos.
Pero está bien así:
¿No es peor destino
ser el Poeta Nacional
a quien saludan todos en la calle?
Islas a la deriva
HORAS ALTAS
En esta hora fugaz
hoy no es ayer
y aún parece muy lejos la mañana.
Hay un azoro múltiple,
extrañeza
de estar aquí, de ser
en un ahora tan feroz
que ni siquiera tiene fecha.
¿Son las últimas horas de este ayer
o el instante en que se abre otro mañana?
Se me ha perdido el mundo
y no sé cuándo
comienza el tiempo de empezar de nuevo.
Vamos a ciegas en la oscuridad,
caminamos sin rumbo por el fuego.
TULUM
Si este silencio hablara
sus palabras se harían de piedra.
Si esta piedra tuviera movimiento
sería mar.
Si estas olas no fuesen prisioneras
serían piedras
en el observatorio,
serían hojas
convertidas en llamas circulares.
De algún sol en tinieblas
baja la luz a este fragmento de un planeta muerto.
Aquí todo lo vivo es extranjero
y toda reverencia profanación
y sacrilegio todo comentario.
Porque el aire es sagrado como la muerte,
como el dios
que veneran los muertos en esta ausencia.
Y la hierba se arraiga y permanece
en la piedra comida por el sol
—centro del tiempo, abismo de los tiempos,
fuego en el que ofrendamos nuestro tiempo,
Tulum se yergue frente al sol. Es el sol
en otro ordenamiento planetario. Es núcleo
del universo que fundó la piedra.
Y circula su sombra por el mar.
La sombra que va y vuelve
hasta mudarse en piedra.
LA SECTA DEL BIEN
Era tan sólo un párroco de aldea,
criollo o tal vez mestizo, que de repente
abrió los ojos al horror del mundo,
vio la pena infinita, el sufrimiento
en la tierra, en las aguas, en el aire.
Y le dijo a otro párroco que Dios
no era responsable de todo esto:
El mundo cayó en manos del demonio
y el gran usurpador al que venera
la ceguedad cristiana
tiene al único Dios en el infierno.
El cura que escuchó la confesión
escribió al Santo Oficio. El denunciado
ardió en la leña verde, fue a reunirse
con su Dios —que es amor— en el infierno.
MÉXICO: