Alberto Caselles Ríos

Cómo superar el trastorno bipolar


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recomponer mi vida el sufrimiento con mayúsculas me golpeaba de nuevo de una forma tan violenta como dolorosa. Aquella tragedia, para mi propia sorpresa, acabó por destapar la capacidad de sobreponerme a una situación tan dramática como excepcional. Entrar en detalles sobre la diferencia entre la vida de un hombre corriente y la de un superviviente no es el objeto de este libro, pero no podía omitir esta circunstancia vital tan extrema porque soy quien soy, en gran medida, debido a todo el sufrimiento que he padecido.

      Mi vida, desde entonces, es una vida completamente diferente porque después de un hecho tan trágico la vida de ningún hombre podría ser igual. Padezco dolor crónico y, de momento, aunque me impone sus limitaciones, he conseguido ganarle la batalla al dolor. Finalmente y felizmente, se ha convertido en una circunstancia más, como la de aquel que tiene que desplazarse en silla de ruedas o sufre una enfermedad irreversible. El dolor físico y el sufrimiento emocional han sido los dos protagonistas de mi vida. Aunque hubiera preferido tener otros profesores, ambos me han enseñado mucho y me han convertido en la persona que soy.

      En realidad, quien me permitió renacer fue una psicóloga a quien regalaré este libro por su cumpleaños. Una persona que, desde el momento en que la conocí y durante seis años de psicoterapia, hizo posible lo imposible, recogiendo mi sufrimiento una vez más y asistiéndome para que pudiera llegar un día en que yo mismo fuese capaz de ayudarme, especialmente tras la mayor desgracia de mi vida.

      Asistir a un taller de escritura en mi ciudad un año después del accidente, supuso el descubrimiento de que podría, con esfuerzo y dedicación, concluir un libro. Cuando comencé a adoptar el aprendizaje como motor de mi vida, mi mundo emocional, asombrosamente, empezó a ordenarse hasta llegar a alcanzar la emoción más intensa que conozco: la serenidad.

      Mi vida gira alrededor de dos actividades muy estimulantes: la lectura y la escritura. Curiosamente, las primeras habilidades que aprende un niño en la escuela, me permitieron volver a disfrutar y me enseñaron a vivir.

      Últimamente he leído muchos libros que me han enseñado cómo funciona el “piso de arriba”. Antes me dediqué a leer otros muchos que me permitieron comprender algunas experiencias de mi vida y enseñaron a no cometer los mismos errores. Uno puede llegar a tener una vida mucho más saludable aprendiendo simplemente de lo que los demás ya saben. Hoy ya no se trata de una necesidad, sino de una verdadera pasión.

      El saber sí ocupa lugar, decenas de libros junto a mi escritorio son la prueba de una falta de espacio cada vez mayor. El aprendizaje no sólo ocupa un lugar en tu vida, es uno de los ingredientes imprescindibles que posibilitan el bienestar psicológico. La motivación necesaria para perseguir tus ilusiones junto con el aprendizaje continuo son dos de los grandes pilares de la felicidad. Y no hay sensación más gratificante que recuperar la salud cuando el sufrimiento ha llegado a extremos fuera de lo común. La última capa de la tarta, y más dulce, surgió de una forma natural y espontánea. Una vez alcanzado el bienestar psicológico descubrí que podía desarrollar un potencial y tratar de aliviar el sufrimiento ajeno compartiendo mi experiencia.

      Una de las sensaciones más agradables de esta nueva vida es sentir que después de subir el primer peldaño de tu escalera, el pie izquierdo ya sabe dónde está el siguiente y puede pisar con firmeza. Reconocido cuál es tu propósito, todo resulta más fácil. Acudí a una asociación de pacientes bipolares donde empecé a conocer experiencias de otras personas que, como yo, habían sufrido los mismos síntomas en circunstancias aparentemente muy diferentes. Las situaciones de estrés parecen ser uno de los nexos comunes de muchos pacientes bipolares cuando aparecen los primeros síntomas, y los problemas de autoestima también son frecuentes entre los afectados. Esto era todo lo que conocía más allá de haber sufrido la depresión y la euforia propias del trastorno bipolar, algo que resultaba evidente, incluso en las primeras reuniones mensuales que manteníamos para compartir y apoyarnos mutuamente. Dos años después, constituí una nueva asociación con el nombre Esperanza Bipolar con el propósito de promover el bienestar entre las personas diagnosticadas con trastorno bipolar. Sorprendentemente, la asociación supuso un sueño más hecho realidad, uno de tantos por cumplir en el momento en que sufría todavía con intensidad los síntomas e imaginé el día en que podría compartir mi experiencia de recuperación tras la enfermedad.

      Durante los últimos cinco años, mi día a día ha consistido en leer para aprender, y reflexionar sobre mi propia experiencia con la finalidad de comprender qué me había sucedido para haber tocado fondo de aquella manera. Lógicamente, las respuestas fueron surgiendo cuando el bienestar ya dominaba mi vida y, súbitamente, aparecieron las primeras conclusiones más reveladoras.

      Un día, paseando por la calle, un destello me hizo recordar cuál era mi sensación y qué rondaba mi cabeza cuando la euforia invadía mi cuerpo. Se trataba de una sensación que se repitió en más de una ocasión, tras la cuál se escondían algunas experiencias pasadas que finalmente han adquirido un sentido.

      Este primer fogonazo de conciencia constituye el origen de este libro y me ha permitido ir reflexionando sobre algunas de las fuerzas que pueden desequilibrar a las personas diagnosticadas con trastorno bipolar que se vean reflejadas, de una u otra manera, en los veintiún malos hábitos que podrás leer en los próximos capítulos del libro.

      Todos ellos se relacionaron con mi experiencia vital y tuvieron un efecto tan perjudicial sobre mi salud que me derrumbaron como un castillo de naipes sorprendido por una una pequeña corriente de aire. Algunos de estos hábitos acabaron por convertirse en una fuente de sufrimiento emocional creciente en intensidad que trabajaba por debajo de mi nivel de consciencia.

      Mi mayor ilusión no es haber terminado este libro. En realidad, todavía está por cumplir. Si todo mi sufrimiento durante los cinco años que padecí los síntomas del trastorno bipolar sirven para aliviar tu sufrimiento, mi ilusión se habrá cumplido. Este libro tiende un puente entre mi sufrimiento y el tuyo, y es un compromiso personal que adquirí con todo aquel que sufre el trastorno bipolar, y que, hoy en día, es una parte muy importante de mi vida.

      Un presente

      “Lo que doy, me lo doy. Lo que no doy, me lo quito”

      Alejandro Jodorowsky

      Si tu pasado ha estado dominado por una sensación de freno vital, en el que cada paso supone un sobreesfuerzo cada vez mayor, puede ser el momento más apropiado para hacer un alto en el camino. Mi presente no hubiera cambiado radicalmente si no hubiera llegado el día en que me bajé de un tren que no me conducía a ninguna parte para cuestionarme mi vida y lo que habían sido mis circunstancias hasta ese mismo día. Cuando el nivel de sufrimiento psicológico sobrepasa ciertos límites queda en evidencia la necesidad de cambios importantes hacia fuera o hacia dentro de uno mismo. Priorizar tu salud cuando se ha visto quebrada en más de una ocasión, es el primer paso de un largo camino. Sin ella te sobra todo, con ella no te faltará nada.

      El día en que abandoné mi profesión para dedicarme a la escritura, mi madre me acompañó al psiquiatra porque pensaba que me había vuelto a subir al globo de la euforia. Sin embargo, sin ni siquiera saberlo, me acababa de subir a un globo que me elevaría sobre el sufrimiento y me conduciría a un progresivo bienestar.

      Quienes se imaginan a los neurotransmisores como unos señores bajitos, muchas veces desilusionados, y las menos, con ganas de fiesta, unos pequeños hombrecillos ajenos a tus necesidades, intereses o circunstancias, caen en la trampa de ver sólo la parte como un todo. Mi experiencia personal y la de otros, parecen indicar que somos mucho más que marionetas movidas por los invisibles hilos de nuestras emociones.

      Si triunfar en el mundo empresarial fuese una enfermedad mental, no sabríamos mucho acerca de los rasgos psicológicos de una persona que persigue el triunfo hasta alcanzarlo. La psicología del trabajo y las organizaciones, aplicada al mundo empresarial, es una actividad orientada a mejorar el rendimiento laboral y cualquiera puede encontrar cientos de libros en cualquier librería de su ciudad. Sin embargo, la psicología clínica, y, en especial, cualquier forma de terapia orientada a aliviar el sufrimiento de las personas diagnosticadas con trastornos graves, tiene todavía mucho que decir respecto al trastorno bipolar. El poder de la palabra y un simple diálogo constructivo orientado a iluminar las sombras