Fuente: Elaboración propia. Datos: INE.
3.3 Distribución personal o familiar de la renta
La redistribución de la renta nacional (obtenida por las aportaciones de los residentes al proceso productivo) mediante los impuestos directos, las cotizaciones sociales y las transferencias (monetarias y en especie) da lugar al ingreso o renta disponible de las personas y las familias. La distribución personal o distribución familiar de la renta recoge, desde la óptica del gasto, el reparto de la renta disponible entre los agentes económicos. Los flujos de redistribución de la renta (a través de donaciones, impuestos, transferencias y prestaciones sociales) alteran el reparto primario de la renta. Este ingreso o renta disponible de personas o familias es generalmente la variable considerada para estimar su poder adquisitivo, y a partir de ella se toman las decisiones de consumo y ahorro. El estudio desde la perspectiva personal se ocupa principalmente de medir cuál es el grado de igualdad en el reparto de la renta entre las personas o familias.
TABLA 3.4
Índice de Gini, percentiles de la distribución por comunidad autónoma (las 5 con mayor y con menor PIB per cápita). Gasto por persona
Fuente: Elaboración propia. Adaptado de J. Aldás, F. J. Goerlich y M. Más (2006): Gasto de las amilias en las comunidades autónomas españolas. Pautas de consumo, desigualdad y convergencia, CIEF, Centro de Investigación Económica y Financiera, Fundación Caixa Galicia.
A medida que aumenta el nivel de desarrollo económico, aumenta progresivamente la preocupación por la distribución personal (y también territorial) de la renta. Paralelamente, ha aumentado el interés por medir la incidencia de la pobreza y, recientemente, ha crecido el interés por evaluar en mayor profundidad el nivel de bienestar económico y la felicidad de las personas.
Entre los indicadores más sencillos y comúnmente utilizados para evaluar el grado de desigualdad en la distribución de la renta personal se encuentran el índice de Gini, la curva de Lorenz y las ratios entre distintos percentiles de la distribución de la renta. Entre estas últimas, tenemos la ratio [p0,10/p0,90], que es el cociente entre el nivel de ingresos o de renta que no supera el 10% de las personas y el nivel correspondiente que no supera el 90% de los individuos. Del mismo modo, la ratio [p0,05/p0,50] es el cociente entre el nivel de renta que no supera el 5% de las personas y el nivel correspondiente que no supera el 50% de los individuos.
El análisis de la distribución personal o familiar de la renta suscita problemas relacionados con la variable que utilizar (medida del ingreso o del gasto) así como con la unidad de referencia (individuo o familia). Independientemente de esta discusión que excede las pretensiones de este capítulo, pasamos a examinar la información disponible. La tabla 3.4 proporciona diferentes mediciones de igualdad en la distribución de la renta por CC. AA. (a partir del gasto por persona).
En primer lugar, las dos primeras columnas muestran que el índice de Gini se ha reducido ligeramente tanto en España como en la Comunidad Valenciana, en mayor medida en esta última, entre 1998 y el 2002, lo que sugiere una reducción de la desigualdad en la distribución de la renta. Navarra aparece como la región con una distribución más igualitaria de la renta en el 2002, mientras que Andalucía presenta la mayor desigualdad.
En segundo lugar, las columnas 3 y 4 muestran el índice de Gini de las regiones más ricas y más pobres en relación con la media española. El grado de desigualdad es superior en las regiones más pobres. Además, si tomamos como referencia el grado de igualdad del conjunto estatal, en el período 1998-2002, la Comunidad de Madrid, el País Vasco, Cataluña, Baleares, Galicia y Castilla-La Mancha han aumentado la divergencia en la distribución de la renta en su territorio, aunque se mantienen con una distribución más igualitaria que la del conjunto del país (con excepción de Galicia). Destaca que en Andalucía, que partía de una distribución más desigual en 1998, la disparidad en la distribución de la renta ha aumentado.
En tercer lugar, las columnas siguientes complementan el análisis del grado de igualdad en la distribución al centrarse en puntos discretos de la distribución de la renta entre los residentes de una región (ratio de percentiles), en relación con la media española. Por un lado, la distribución de la renta en la Comunidad Valenciana es más igualitaria que en el conjunto del país. Por otro, entre 1998 y el 2002 todas las ratios entre percentiles indican una tendencia hacia una mayor igualdad en la distribución de la renta, con excepción de la ratio [p0,05/p0,50], que es el cociente entre el nivel de renta que no supera el 5% de las personas y el nivel correspondiente que no supera el 90% de los individuos, el cual se ha acercado a 100 (media nacional), desde 109,7 a 106,5. Por último, para todas las ratios consideradas, destaca el elevado grado de igualdad en la distribución de la renta en Navarra y el País Vasco.
La tabla 3.5 muestra la distribución porcentual de la renta por hogares de las CC. AA. en el 2004 en relación con la media de España. De la primera columna se deduce que el porcentaje de hogares con una renta de hasta 9.000 euros era de 13,1 puntos porcentuales más en la Comunidad Valenciana que en España, donde el 18,3% de los hogares obtenían esta renta. Esta tabla complementa la tabla 3.4 para analizar la distribución de la renta de los hogares. Así, la última columna permite observar que la renta de los hogares de la Comunidad Valenciana se encuentra claramente por debajo de la media nacional, en concreto, es inferior en 11,2 puntos porcentuales. Además, el mayor grado de igualdad en la distribución de la renta parece tener su origen en la elevada concentración de hogares valencianos (con relación a la media española) con niveles de renta por debajo de 19.000 euros anuales y la escasa proporción de hogares con rentas superiores a 35.000 euros anuales (en concreto, 30 puntos porcentuales por debajo de la media española). Por el contrario, en Navarra, con una renta por hogar netamente superior a la media, como muestra la última columna, se aprecia una gran concentración de hogares en el estrato superior de renta (82,1 puntos porcentuales por encima del porcentaje para el conjunto del país).
TABLA 3.5
Distribución de renta anual de los hogares por CC. AA. en el 2004 (España = 100)
Fuente: Elaboración propia. Datos: INE.
El grado de desigualdad en la distributión de la renta se debe a distintos factores, tales como la calidad y cantidad ofrecida de factores productivos, el impacto de las políticas públicas, la disparidad de oportunidades, etc. Las políticas redistributivas intentan corregir estas disparidades utilizando instrumentos por la parte del gasto (prestaciones sociales monetarias y en especie) y por la parte de los ingresos (impuestos sobre la renta, cotizaciones sociales, etc.). El impacto de estos instrumentos depende fundamentalmente de la progresividad de los flujos de ingresos y gastos, más que del neto.
Para analizar con mayor detalle el efecto de las políticas redistributivas, comenzamos examinando la cuenta de renta de los hogares (tabla 3.6, panel superior).
TABLA 3.6
Distribución funcional de la renta de los hogares y redistribución de la renta (porcentajes)
Fuente: Elaboración propia. Datos: INE.
Los hogares son perceptores de rentas por aportar trabajo y capital al proceso productivo, como comentamos anteriormente. La cuenta de asignación primaria de la renta muestra la renta de los hogares generada directamente a partir de transacciones de mercado, por ejemplo, la compra y venta de factores de producción