Jorge Sáiz Serrano

Caballeros del rey


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valenciano de los Centelles: Bernat de Centelles (Ramon de Riusech) fue marescal y conseller sucesivamente de Martín el Humano y Fernando I, conservando sus oficios con el Magnánimo: en 1419 consta como marescal del regne de Sicilia, cargo que heredaría su hijo Francesc Gilabert Centelles.[112] Respecto al relevante oficio de condestable, la documentación nos indica que mantendría, aunque con carácter nominal, parte de sus funciones de administración militar, como vemos en la guerra de Castilla. Entonces el rey recriminaba a su condestable, el noble catalán Arnau Roger, conde de Pallars, su tardanza en acudir al punto de reunión del ejército en junio de 1429, aludiendo especialmente a su oficio;[113] también confirmaba la relevancia del condestable al referirse al conjunto de su ejército de forma jerárquica (condestable, marescal, capitanes y hombres de armas).[114] Con todo, la trayectoria de quien ejerce tal cargo, un conde de Pallars más vinculado a sus negocios feudales y patrimoniales, haciendo frente a bandosidades y problemas de endeudamiento, que a las guerras del rey, contrastaría con las necesidades de servicio como condestable.[115]

      Unos cortesanos que eran, ante todo, la élite clientelar del rey disponible para los más diversos cometidos en cualquier reino y cuyas competencias en la administración militar podemos caracterizar en dos grandes ámbitos. En primer lugar, en la movilización y reclutamiento, gestionando las convocatorias y la contratación de quienes participarían en el ejército. En este nivel, como ya vimos, los cortesanos ejercían como reclutadores en sus territorios de origen, colaborando con la administración real local (batles, governadors, procuradors, etc.). En segundo lugar, en la formación del ejército, quedando al frente de conjuntos de comitivas armadas, bien en campaña o bien en guarniciones como cuadros de mando del ejército (en escuadras, batallas, guarniciones, etc.). Disponemos de ilustrativos ejemplos del mando de tropas a cargo de cortesanos en las campañas hispánicas e italianas del Magnánimo.

      Las máximas estructuras de mando del ejército real emanan, pues, de un círculo cortesano: nobles y caballeros, estrechos colaboradores personales del monarca y vinculados a la casa del senyor rey, que concentran poder político y militar y disponen de las mayores competencias en el encuadramiento militar, aunque sin generar cuadros administrativos formalizados. La organización del ejército está, pues, fuertemente centralizada en la Casa Real. A la hora de encuadrar el potencial militar de cara a una operación concreta (un asedio, una batalla campal), el rey confiaba el mando a esos nobles cortesanos, especialmente a quienes más confianza le proporcionaban, ya que habían actuado a su lado desde los comienzos de su carrera, como sus compañeros de armas. Mientras el monarca dirigió en persona sus ejércitos, entre 1420 y 1448, siempre estuvo acompañado por esos cortesanos de altas jerarquías nobiliarias, de los reinos de la Corona o de su tierra natal, Castilla.