y de los propios asientos de pago de soldadas de las administraciones financieras, subyace una relación contractual que, a falta de una denominación concreta, podríamos catalogar como contrato de acorriment. Los caballeros, nobles u hombres de armas cerraban compromisos contractuales de servicio militar con la monarquía tras aceptar las ofertas recogidas en las convocatorias y tras percibir sus respectivas soldadas. Ahora bien, formalmente no vamos a encontrar contratos de acorriment ya que la regulación del compromiso de servicio de los nobles y caballeros súbditos del rey no se fijaría por escrito sino, con toda seguridad, mediante compromisos verbales que éstos cerrarían con el monarca o con los cortesanos que les convocaban, aprobando las condiciones de servicio ofertadas. De hecho, los únicos contratos escritos que podemos encontrar son aquéllos que regulan el servicio de nobles extranjeros, en forma de capítols firmados por éstos y el rey, donde se recogen las condiciones del servicio armado aceptadas por ambas partes (características de las tropas, cuantía y mecánica de pago de la soldada, duración del servicio, distribución de ganancias de botín y excepciones del servicio), muy próximas a las propias condiciones ofertadas por los cortesanos en las convocatorias.[62] Los nobles y caballeros de los reinos y principados del rey, tras ser informados de la oferta, aceptarían verbalmente esas condiciones de servicio, sin mediar capitols o contratos escritos y sólo podría fijarse por escrito al percibir los pagos de soldada, en el tenor de las àpoques y los albarans d’escrivà de ració que generaba la administración financiera, originando la vinculación contractual de acorriment.
Este modelo de reclutamiento a sueldo de gente de armas guarda gran sintonía con otros ejemplos europeos. El contrato de acorriment es asimilable a los contratos de servicio armado de diferentes Estados europeos, desde las condotte italianas hasta las lettres de retenue francesas y las indentures inglesas.[63] El mayor grado de formalización de todos ellos, recogiendo in extenso cláusulas relativas a la dimensión, caracteres y armamento de la compañía, duración del contrato y posibilidad de prórroga, soldada, etc., no impide su similitud con los contratos de acorriment. Así aunque las administraciones financieras catalano-aragonesas no generaron documentación análoga, en último extremo, tanto esos contratos franceses, ingleses e italianos como el acorriment catalano-aragonés atienden al mismo objetivo: enrolar a sueldo combatientes en el ejército capitalizándolos previamente para el ejercicio de su servicio. Las diferencias formales existentes no impiden que las disposiciones que definían a los contratos de acorriment en las instrucciones de convocatoria sean las mismas que las de los otros contratos europeos. Semejanza que es muy evidente en la mecánica de pago anticipado de la soldada: el acorriment de sou es funcionalmente lo mismo que el prest de la indenture inglesa[64] o el prêt a compter de la lettre de retenue francesa;[65] pero también es idéntico a la prestanza o imprestanza de la condotta italiana,[66] como demuestra la asimilación en los registros de la tesorería en Italia de ambos términos (acorriment o emprestança).[67] Las similitudes entre la condotta italiana y el acorriment catalano-aragonés son todavía más estrechas, desbordando el ámbito de la contratación de tropas ya que los pagos en acorriment también eran extensibles a una variada gama de servicios civiles y bélicos al Estado (como la construcción y equipamiento de embarcaciones), como ocurría en tierras italianas con las condotte.[68]
El reclutamiento a sueldo con contratos de acorriment era, pues, el modelo hegemónico de movilización de gente de armas. Las campañas italianas a partir de 1436, en la medida en que la continuidad de la guerra exigía un estado de movilización de efectivos casi permanente, provocarían algunos cambios. El reclutamiento asoldado en Italia presenta unas características propias que exigen un examen más detallado. A diferencia de las campañas hispánicas de 1425 y 1429-1430 o las armadas navales de 1420 y 1432, el ejército real en tierras italianas no es contratado ex profeso para las operaciones ya que se encuentra en permanente servicio. La inmensa mayoría de quienes sirven a Alfonso V en la guerra de conquista del reino napolitano (1436-1442) militan en un ejército real en movilización continua; lo que vemos, pues, es una periódica renovación de contratos de servicio a capitanes y líderes de comitivas armadas. Tras la conquista del reino, la persistencia de la guerra entre 1443 y 1448 consolida contingentes de caballería en servicio permanente del rey. El Magnánimo en los años 40 del Cuatrocientos dispondrá del servicio regular de compañías de caballería pesada lideradas por cortesanos, caballeros y hombres de armas vinculados a la Casa Real, por capitanes y condottieri estabilizados a su servicio o por hombres de armas directamente enrolados por la administración real (lanze spezzate), al igual que otros estados italianos en las décadas centrales del siglo XV, como Venecia o Milán.[69] Los pagos de acorriment o emprestança suponen, en la práctica, la renovación de un ejército ya contratado, una mecánica rutinaria que sirve para mantener operativas las tropas e iniciar una operación. Podemos comprobarlo si examinamos la remuneración a lo largo de más de un año de dos combatientes del ejército, los caballeros valencianos Lluís Pardo y Lluís de Montagut.
Entre enero de 1441 y julio de 1442, en las campañas finales de conquista de Nápoles, el caballero valenciano Lluís Pardo, a cargo de una comitiva de 4 lanzas (12 caballos), percibió las siguientes cantidades. El 18 de enero en Benevento, tras finalizar las operaciones de rendición de dicha localidad, recibe 6 duc. en acorriment del sou de los 6 caballos que consta que entonces dirige.[70] Al mes siguiente, el 19 de febrero en Sessa, liderando sus 4 lanzas, es remunerado con 12 duc.[71] Ambos pagos de pequeña cuantía (1 ducado por caballo o 3 duc. por lanza) suponen un pequeño adelanto de ayuda, un acorriment, previo al total de la emprestança de 60 duc. por lanza. La emprestança de sus 4 lanzas, un total de 240 duc., la recibe a lo largo del mes de abril fraccionada en cuatro entregas, dos en moneda (120 duc., 40 duc. por lanza) y dos en paños (por valor de 80 duc., 20 duc. por lanza): en metálico percibe el 5 de abril, en Gaeta, 120 duc. (30 duc. por lanza) y el 16, en Aversa, 40 duc. (10 duc. por lanza);[72] en draps, el 6 de abril, en Gaeta, dos entregas de partidas de draps de lana y de seda por valor de 10 duc. cada una.[73] El resto del año, durante el desarrollo de las operaciones militares, será remunerado con dos libranzas más de pequeña cuantía, 3 duc. por lanza: el 18 de julio en el camp reial prop Ursara se le pagan 5 duc., sin especificarse la cuantía de su comitiva;[74] y el 15 de octubre en el camp contra Ponticorvo 8 duc. por su comitiva de 8 caballos (2 lanzas y 2 tercios de lanza).[75] Finalizadas las campañas, el 21 de diciembre en la localidad de Presenzano, donde está junto al monarca, percibe otro pequeño pago de 4 duc.[76] En la primavera del año siguiente, para contratar su participación en las operaciones de toma final de la ciudad de Nápoles, la tesorería le retribuye con media emprestança: 30 duc. por lanza (120 duc. por sus 4 lanzas), que percibe fraccionados en dos pagos de 15 duc., recibidos el 15 de abril en Pozzuoli y el 28 de mayo en el camp de Mazzaria de la Reina.[77] Finalmente, tras la toma de la Nápoles y su presencia en la batalla de Carpenone (25 de junio), el 26 de septiembre, en el camp de la praderia prop Pintola, recibe una libranza de 4 duc. por lanza.[78]
Una mecánica parecida se aprecia en la remuneración del caballero Lluís de Montagut entre noviembre de 1445 y julio de 1447. El 4 de noviembre de 1445, en las operaciones del ejército desplegado en