De hecho, la relativa debilidad de la administración militar de la Corona de Aragón, parcialmente encarnada en oficios organizados, es algo que también vamos a encontrar en otros estados italianos, a pesar de las diferencias de nivel de desarrollo administrativo vinculadas al grado de consolidación de contingentes permanentes.[122] Y una dualidad parecida, entre un nivel administrativo formal y un nivel clientelar, también se aprecia en otros estados europeos con dirección nobiliaria o feudal (el ducado de Milán o el reino de Francia).[123]
En último extremo, en el contexto de la estructuras estatales de Antiguo Régimen, perspectiva necesaria para comprender la organización militar bajomedieval, el ámbito militar es el más tardío en generar un nivel de desarrollo burocrático. Los tesoreros, escribanos, cancilleres del monarca a pesar de conservar una vinculación patrimonial al monarca, ya que forman o han formado parte de la Casa Real, han ido ampliando sus funciones extra-curiales y logrado generar desarrollos administrativos formales, merced al desarrollo de la administración, política y financiera, y a la gestación de la fiscalidad. Por el contrario las cadenas de mando del ejército y la movilización y encuadramiento continuarán ejercidas por servidores patrimoniales del rey, por nobles y caballeros cortesanos, una clientela feudal renovada y centralizada en torno a la Casa Real. Precisamente porque la vía clientelar es una de las primeras líneas de desarrollo de estructuras militares permanentes en los Estados feudales.[124]
4. LA CASA REAL, BASE DE UNA CLIENTELA MILITAR: CORTESANOS Y PENSIONADOS DEL REY
La importancia militar de los nobles y caballeros vinculados a la Casa Real exige que profundicemos en detalle en sus pautas de servicio y mecanismos de vinculación. De hecho, todos los miembros de la clase feudal, incluido el rey, cuando participaban en la guerra movilizaban a los mismos sectores de su clientela, fuera un caballero a su pequeño séquito de escuderos y servidores, fuera un noble a sus caballeros y escuderos de casa, vasallos y partidarios, o fuera el rey a sus cortesanos, los nobles vinculados a la Casa Real. Todos ellos cuando iban a la guerra se rodeaban en primer término de quienes constituían una clientela militar: sus servidores y seguidores, procedentes de familias nobiliarias de menor rango pero también de otras clases sociales, que vivían de los recursos del señor, fuera de forma permanente o temporal –durante su periodo formativo– y basaban sus vías de promoción social en el servicio al mismo. Para comprender la importancia de esa clientela militar del rey es necesario examinar la Casa Real en los mismos términos que cualquier otra corte señorial.
Para ello, partiremos de una interpretación amplia del peso social y funcional de la clientela feudal en el periodo bajomedieval, en términos de «feudalismo bastardo» entendido como el conjunto de formas organizativas del poder social de la clase feudal.[125] El desarrollo de las clientelas feudales en los siglos XIV y XV, con el aumento y diversificación social de integrantes pensionados por las Casas, constituye un fenómeno europeo al calor de la redefinición de las jerarquías nobiliarias que se deriva de la crisis bajomedieval.[126] El refuerzo de las clientelas feudales más allá de Inglaterra, ámbito privilegiado de estudio,[127] también ocurre en el resto de Europa.[128] Concentrar su estudio en la presencia o no en otros territorios europeos de contratos de servicio vitalicios al estilo inglés (indentures of retainers de caballeros y escuderos pensionados en las Casas feudales), distorsiona el análisis ya que la esencia del fenómeno no recae en la presencia o no de esas formas contractuales.[129] Incluso en Inglaterra, el desarrollo de nuevas clientelas feudales no es protagonizado tanto por la proliferación de servidores pensionados o retenidos por contratos (retainers) como por el aumento del personal vinculado a las Casas feudales. El centro de las nuevas relaciones de dependencia clientelares entre la clase nobiliaria sigue estando en la Casa feudal,[130] núcleo organizativo del conjunto de servidores y seguidores patrimoniales de cualquier miembro de la clase feudal, incluyendo al rey. El nuevo sistema clientelar de remuneración monetaria se solapa y convive con las tradicionales fidelidades feudo-vasalláticas y utiliza formas de retribución y vinculación propias de las casas señoriales y de sus redes vasalláticas (salarios, pensiones, feudos de bolsa, etc.). La clave de su desarrollo en el periodo bajomedieval hay que buscarla en el refuerzo de la comunidad de intereses y relaciones de fidelidad y lealtad que se crean entre el conjunto de la clase feudal, entre la monarquía y nobleza, y en el seno de la misma, entre magnates y baja nobleza. En último extremo, el desarrollo de las Casas y clientelas feudales no sería más que una nueva armonía entre nobleza y Estado feudal en expansión, entre clase y Estado, que permitiera la reproducción del sistema a nivel social y político.[131]
Y es desde esta perspectiva amplia es desde donde pretendemos profundizar en las formas de vinculación, mecanismos de retribución y pautas de servicio de los grupos de la clientela militar del rey. Para ello proponemos un modelo de análisis de la Casa Real, entendida como colectivo de servidores de la organización patrimonial del rey, concibiéndola como una serie de círculos concéntricos según el nivel de vinculación con el monarca y la estabilidad de servicio a la misma.[132] Podríamos considerar así tres grupos: a) domésticos y oficios administrativos; b) cortesanos y caballeros de casa; y c) pensionados y familiares de integrantes de la casa. El primer grupo se caracterizaría por su nivel de servicio regular, a tiempo completo, mantenidos y sustentados por la Casa con salarios periódicos: englobaría a los servidores propiamente domésticos, al frente de las necesidades cotidianas del rey (alimentación, transporte, vestido, abastecimiento, etc.) y a los oficiales e integrantes de los departamentos de gobierno y administración central de los recursos gestionados por la misma –departamentos de la Casa Real con atribuciones públicas, estatales– a nivel financiero (tresorer, maestre racional, escrivà de ració) y administrativo (canceller, secretaris, etc.). El segundo grupo englobaría a aquellos otros nobles que sirven y acompañan al rey de forma discontinua a pesar de formar parte de la Casa, vinculados a la cámara privada del rey o a la dirección nominal de labores domésticas (transporte, alimentación, caza, etc.) y que originalmente prestarían servicios de escolta, siendo la companyia que garantizaba su seguridad personal y representaba su estatus.[133] Serían nobles con cargos cortesanos (como camarlenc, majordom, cambrer, coper, por citar sólo cuatro oficios), o como cavallers, donzells o patges de casa del senyor rey, siendo para algunos de estos una fase de su proceso educativo feudal.[134] Todos habían relegado cualquier función doméstica derivada de sus titulaciones en la domus regia (desde el servicio en la cámara y mesa señorial hasta la dirección de departamentos domésticos) a un carácter nominal y secundario respecto a las competencias que realmente asumían, de naturaleza política y militar. Por sus funciones eran la élite de la clientela real. Se trataría de un colectivo muy fluctuante, según las necesidades e itinerancia del rey: sus cargos o títulos en la Casa Real no obligaban a un servicio continuo pero condicionaban la prestación de débitos político-militares a cambio de retribuciones extraordinarias (ajudes, gràcies, pagos en sustentació), su principal remuneración antes que los salarios ordinarios (quitacions) vinculados a sus cargos o títulos.[135]
Finalmente cabría identificar a un tercer círculo de integrantes de la clientela que se caracterizaría por no ser miembros de la Casa y mantener un nivel de servicio y presencia en su entorno muy irregular: un colectivo heterogéneo que incluiría a todo aquél que prestaba servicios al rey y su Casa cuando éste lo requería a cambio de pagos monetarios.