rector y Universidad de Salamanca. El licenciado Ioseph González, como protector del Collegio [Real de la Compañía de Jesús], me han suplicado, tenga por bien de interponer mi real autoridad, a fin de que las dos chátedras de Theología, que en el mismo collegio fundó la sereníssima reyna doña Margarita, mi abuela, de gloriosa memoria, y regentan los maesstros de esta sagrada religión en aquella Universidad, sean la una de Prima y la otra de Vísperas y, ambas, de curso, igual en todo a las demás de esta calidad, señaladamente a las dos que poco ha, erigieron y concedieron a mi interposición en la Universidad de Alcalá a esta religión: y estando yo en quenta de que la fundación referida es de patronato real y que, en favorecer y engrandecerla en honores y grados, cooperare al real ánimo, y tanto intento de mi abuela que fue, según consta en su testamento, instituir en ella, uno de los mayores seminarios de la christiandad y, reconociendo que esto mismo redundará en aumento de lustre, crédito, auctoridad y fama de esta Universidad y conveniencia pública de todos estos Reynos, y particular de cada uno de los que acudieren a aprenderla doctrina y enseñanza de aquellas Escuelas, y que será mayor estimación, decoro y adorno de una religión, que tan dignamente está bien recibida, aplaudida y célebre en todo el orbe por sus grandes letras, virtud, prudencia, modestia, obediencia, erudicción y religioso proceder, y que por tantos títulos y méritos tiene grangeado mi cariño y veneración, a exemplo de la que le tubieron mis gloriosos progenitores y, singularmente por lo que en esto desseo gratificar y alentar a Iuan Everardo Nidardo, mi confesor, hijo de la misma religión, en muestras de lo bien servida que me hallo de él; y por el anhelo y fatiga con que se desvela por los intereses del Rey, mi hijo, y desta Monarchía; y últimamente, por considerar que, todo esto se encamma a la mayor honra y gloria de Dios, exaltación y propagación de su santa fee y, por las demás razones que a ello me mueven, he resuelto significaros, como lo hago, que me hallo tan persuadida y satisfecha de vuestras atenciones a darme gusto en todo, que entendiendo le recibiré de que las referidas cáthedras se coloquen en el grado, título y igualdad antes mencionada, no sólo vengais en ello con promptitud y resignación, sino que también, encaminareis los medios y disposiciones que pueden conducir a adelantar y facilitar su execución, como lo fio de vuestro zelo a mi servicio, asegurandoos que, en esto, me le hareis muy agradable y de particular estimación. De Madrid, 10 de enero de 1668.
Yo, la Reyna.69
Las numerosas transformaciones que se han anticipado con los sucesos presentados a lo largo de esta investigación llegaban a su culmen. La gloria universitaria del Colegio Real había llegado. Un domicilio ilustre, solemne y ostentoso lograba su sueño de poder, saliendo victorioso.70 La paz dentro del gremio universitario no será ya un deseo sino que, manteniendo y perpetuando la contradicción, se logrará en el devenir de los años.
Estamos seguros de que ni Ignacio de Loyola, ni Miguel de Torres, ni Antonio Araoz, ni Francisco de Mendoza, entre otros, llegaron a pensar ni tan siquiera a soñar que podría darse tal situación en Salamanca. No solo lograban salvar las dificultades propias por el voto de estudiantes y las consecuentes problemáticas, enfrentamientos e intrigas, sino que recibían la dotación de dos cátedras, una de vísperas y otra de prima, intento que habían perseguido desde 1627.71
Como se observa en la carta de fundación, estas no fueron las únicas creadas para una orden religiosa. Con anterioridad a los jesuitas tenemos a los dominicos (1605 y 1608) y, tras la Compañía, aparecen la de los benedictinos (1692) y la de los franciscanos (1734),72 sin olvidarnos de la jesuítica de Francisco Suárez.73
El Colegio Real había sustentado lecciones en su general de Teología siguiendo las cláusulas testamentarias de su fundadora.74 Lo venía haciendo ya desde el domicilio primitivo, el problema fue que en la nueva fundación, bien por cercanía o bien por poseer reputación, los jesuitas obtenían mayor audiencia que la Universidad.
Nos encontramos ante una doble solución. Los estudiantes no se alejaban de las cátedras universitarias y la Compañía no tenía que temer nuevamente por problemas a la hora del reparto del general o de las materias. Fueron setenta y cuatro los doctores consultados de los que tan solo nueve votaron en su contra.
El diario interno de la institución jesuítica nos narra cómo comenzaron las lecciones con su nuevo estatus:
[el 27 de abril de 1668,] viernes. Vinieron las cédulas reales en forma para poder tomar la posesión de las cátedras.
29. Domingo por la tarde. Se presentaron en claustro pleno dichas cédulas y se tomó la posesión de dichas cátedras. El padre Lynce tomó la posesión de su cátedra de Vísperas y, por el padre Barbiano, la tomó el padre [Elgeta,] ministro.
30. Lunes. Se comenzaron a leer nuestras cátedras a la misma hora que las demás de la Universidad y en el general señalado por la Universidad y confirmado por el consejo.75
La Universidad aceptó sin dificultad. Se lograban equilibrar ambos poderes, quedando vinculados mutuamente en múltiples beneficios, reflejados en las condiciones establecidas.
Las referidas cátedras debían leerse a las mismas horas que sus correspondientes, tanto de la Universidad como de la orden de los predicadores;76 la competencia debía ser notable, pero se partía de una igualdad de condición por el hecho de leerse a la misma hora y en el corazón universitario, algo –que no debe ser olvidado– tan deseado por los hijos de san Ignacio.
Tampoco quedaron atrás al tener como condición:
[…] que dichas dos cátedras de Prima y Vísperas como cátedras de propiedad, gozen y deban gozar de todos los honores y perrogativas y exenciones que tienen y gozan las cátedras de Prima y Vísperas de la universidad y las de la orden de santo Domingo.77
No sólo dos miembros del Colegio Real serían catedráticos sino que, también, lo parecerían y disfrutarían de honra, incluso, en el salario de «[…] ciento y cinquenta florines altos o baxos, como saliexen por el valor de la Universidad, de que ha de dar testimonio su secretario cada año, poniendo para ello renta competente».78 En una sociedad tan dedicada a la ostentación y necesitada de la apariencia, estamos ante un punto de suma importancia.
A cambio de todo esto, la Universidad se aseguraría:
[…] que se han de graduar los padres prouistos de esta religión de lizenziados por la capilla de Santa Bárbara y de maestros de Teulugía [sic], por esta Universidad, dentro de dos años que dispone el Statuto más nuevo.79
De esta manera, quedaban cerradas las puertas para continuar yendo a realizar este proceso a territorio abulense, en la Universidad de Santo Tomás. Posiblemente se trata de un asunto pretendido, no solo por costes, sino también por visibilizar aún más el enfrentamiento con el gremio.
Estas no fueron las únicas condiciones, pero sí las que contenían mayor enjundia. Incluso el escribano Diego Antonio Nieto Cañete llegó a señalar que debían ser aceptadas las dichas cátedras: «[…] con estas y con todas las demás condiciones de las cátedras de santo Domingo que se han [sic] aquí por expresadas […]».80
La situación de las cátedras de propiedad de la Compañía mejoró notablemente en 1675 con la cédula real de Mariana de Austria, en la que permitía al prepósito general de la Orden y, en su nombre, al asistente de España, así como al provincial de Castilla, señalar quiénes debían ser los que optaban a ocupar dichas dignidades.81
A partir de este momento,
[…] quando se hace la renunciación por jubilación, etcétera, imbía el colegio al padre provincial un testimonio del secretario de la Universidad. Item para el nombramiento que remite el padre provincial al Rey, nuestro señor. Imbía el padre rector al mismo padre provincial un tanto de estos nombramientos, los quales con los otros papeles de las cátedras, se hallan en el archivo de la librería, el segundo de la mano derecha, en el caxon «cáthedras de la Universidad».82
CONCLUSIONES
La presente investigación no debe ser entendida como una totalidad culminada e independiente. Hace referencia a una presentación temática que debe ser situada en un conjunto de publicaciones que aspiran