las lenguas naturales. Así, el orden de las letras es pertinente, de forma que CAU es Histidina y UAC es Tirosina, como sal no significa lo mismo que las, por ejemplo. Pero las diferencias son mucho más importantes que las semejanzas. Lo primero que llama la atención es la tremenda redundancia de estas supuestas palabras. Parece evidente que para denominar a veinte aminoácidos, eran suficientes las dieciséis palabras posibles de dos letras más las cuatro posibles de una sola letra. El hecho de que tengamos sesenta y cuatro resulta un desperdicio incomprensible. Los biólogos tratan las seis denominaciones de la serina, por ejemplo, como homónimos contextuales. Sin embargo, nada demuestra que así sea: las intervenciones practicadas por la ingeniería genética no piden que un aminoácido sea evocado por una determinada secuencia de letras, sino por alguna de las que le corresponden sin más. De otra parte, tampoco se entiende la limitación a tres letras: podríamos haber tenido aminoácidos asociados a cadenas de cuatro o cinco letras también. Las lenguas naturales desaprovechan muchas más secuencias de las que llegan a realizar efectivamente: en español existen rosa, raso, roas, aros y oras, pero hasta ahora no hay palabras como *saro, *sora, *orsa, *arso, aparte de otras secuencias ajenas a las leyes fonológicas de esta lengua como *aors, *rsoa, etc.
Más cuestionable todavía resulta el concepto de «doble articulación» tal y como se ha interpretado en relación con el código genético. Evidentemente los codones participan a su vez en unidades más amplias (operones, cistrones, etc.), es decir que no es que tengamos sólo dos dominios, sino un dominio de unidades con sonido y sentido y un dominio de unidades con sólo sonido, con independencia de que cada uno presente varios niveles de articulación interna por su parte. Pero la analogía que se establece con el lenguaje está mal planteada:
1) En el lenguaje, tiene una rosa en la solapa es una secuencia de sonido y sentido cuyo significado no se reduce a la suma de los sentidos de tiene, una, rosa, en, la y solapa, sino que, aparte de estos contenidos, hay también un esquema oracional y unos esquemas frásticos que se superponen a los mismos y que realmente los determinan (en estaba más fresco que una rosa el sentido de rosa es muy diferente). Lo que importa es que, al fragmentar la secuencia tiene una rosa en la solapa, los distintos fragmentos que se van obteniendo, primero tiene una rosa, luego una rosa y, por fin, rosa, siguen siendo unidades de la primera articulación, es decir, de sonido-sentido. En cambio, al fragmentar rosa, primero como /ro/ (frente a /sa/) y luego como /o/, se llega a unidades a las que de ninguna forma podríamos atribuir un sentido, es decir, a unidades de la segunda articulación. Esto se aprecia claramente cuando se procede a un análisis de los rasgos simultáneos propios de rosa (último fragmento de la primera articulación) y de /o/ (último fragmento de la segunda articulación): rosa es [inanimado], [vegetal], [flor], etc.; en cambio, /o/ es [vocal], [velar], [posterior]. Nada tienen en común el rasgo [flor] y el rasgo [velar], pertenecen a dos mundos incompatibles.
2) En el lenguaje de la vida las cosas no funcionan así. Se dice que una secuencia como UCA asocia el sentido «serina» y se descompone en los sinsentidos sucesivos «uracilo + citosina + adenina». Pero, ¿por qué debemos considerar la serina como un sentido y estos tres compuestos como elementos del sonido? El primero es un aminoácido, los segundos son ácidos nucleicos. La fórmula química del radical seril de la serina es:
la fórmula de la citosina (las de la adenina y el uracilo son parecidas) es:
¿Qué diferencias relevantes existen entre uno y otro? Desde el punto de vista químico muy pocas, en realidad se componen de los mismos elementos, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y carbono, aunque dispuestos en proporciones y estructuras diferentes. Lo que nos hace ver un salto de articulación entre la serie UCA y la serina es que la serina no es la suma de estos tres ácidos nucleicos, sino que, simplemente, la sucesión «uracilo + citosina + adenina» en la cadena de ARN tiene el efecto de asociar una serina en la cadena polipeptídica, efecto que también se lograría con otras secuencias como AGU, UCC, UCU, etc. Más que un salto de articulación, lo que tenemos es una asociación arbitraria.
2.6.4 Equivalencias formales
Ante estas dificultades se han ensayado nuevos caminos (López García, 2002). Es prematuro extraer conclusiones sólidas, pero lo cierto es que adoptando un punto de vista diferente se llega a resultados sorprendentes. Dicho punto de vista ha consistido en sugerir que el equivalente del codón podría ser la frase, que consta de «Especificador + Núcleo + Complemento» y que el equivalente del aminoácido asociado al codón es el sentido funcional ligado a la frase. A partir de aquí es posible desarrollar una gran cantidad de correlaciones formales entre ambos códigos, el genético y el lingüístico, cuyo verdadero significado y cuya importancia para comprender el problema del origen del lenguaje están todavía por evaluar.
Lecturas recomendadas
AA.VV (2003): Del crit a la paraula. Fonaments biológics del llenguatge, número 39 de Mètode. Revista de difusió de la investigació.
Universitat de València.
Número monográfico de esta conocida revista de divulgación científica dedicado al origen del lenguaje. Los artículos son muy claros y la síntesis que desarrollan resulta muy útil. Contiene trabajos sobre génetica y lenguaje, sobre patologías lingüísticas, sobre comunicación animal, sobre el desarrollo del proceso de hominización, sobre cognición lingüística y sobre inteligencia artificial, así como sendas entrevistas a Noam Chomsky y a Per Aage Brandt.
DIAMOND, A. S. (1974): Historia y orígenes del lenguaje.
Madrid, Alianza.
En esta obra se pasa revista a las principales propuestas que se han venido dando, antes de la época moderna, sobre el tema controvertido del origen del lenguaje.
LENNEBERG, Eric (1975): Fundamentos biológicos del lenguaje.
Madrid, Alianza.
Es el libro clásico sobre la materia. Con gran claridad y sencillez se va pasando revista a todos los aspectos biológicos relacionados con el lenguaje. Se recomienda como ampliación general al capítulo.
LORENZO, Guillermo y Víctor LONGA (2003): Homo loquens. Biología y evolución del lenguaje.
Lugo, Tris Tram.
Trabajo en el que se examinan todos los condicionamientos evolutivos que pudieron incidir en el surgimiento del lenguaje. Especialmente indicado para comprender la polémica planteada con las propuestas darwinistas. Su posición es empirista.
MENDÍVIL GIRÓ, José Luis (2003): Gramática Natural. La Gramática Generativa y la Tercera Cultura.
Madrid, Antonio Machado.
Un libro de nivel avanzado en el que se intenta responder, desde la perspectiva de la gramática generativa, al doble entronque, natural y cultural, del lenguaje. Su posición es humanística.
3. El lenguaje y la mente*
Beatriz Gallardo Paúls
Universitat de València
Para MARTÍ.
Se llega mejor a la profundidad
mirando desde dos puntos a la vez.
Jerome S. Bruner
En este apartado obviaremos las habituales discusiones sobre cuál es el objetivo de la psicolingüística, y las posturas reivindicativas (cuando no claramente beligerantes) sobre la legitimidad del estudio por parte de lingüistas o de psicólogos. Asumimos, sin más, que ambas tradiciones epistemológicas tienen mucho que decir a propósito de las relaciones entre el lenguaje y la mente, y rechazamos cualquier pretensión de exclusividad que por lo general, o bien trata de justificar ausencias bibliográficas, o bien responde a una tradición «burocratizante» de las disciplinas científicas que la última década del siglo XX ya ha demostrado poco operativa.
Efectivamente,