y de la época, así como de la obra de los arquitectos y artistas más célebres. La valoración de la arquitectura por su filiación a la arquitectura grecorromana, gótica, renacentista o el estilo clásico, así como las referencias de la jardinería con el jardín inglés o el paisaje romántico, poseen una pertinencia y erudición propias de alguien plenamente formado en las artes del construir y del diseño. Abundan en sus diarios descripciones como estas. Viaje a Italia, 17 de noviembre de 1785. Visita en Venecia: «Temprano á ver las obras principales del famoso Arquitecto Andrea Paladio, que es seguramte. el artista mas inminente de su especie […] —S. Francesco de la Vigna; Santa Lucia; Le Zitelle; son bellisimas piesas: mas il Redentore; y S. Giorgio Maggiore son excelentes! esta ultima sobre todo me parese su Copo de obra... que sencillez, que magestad, y que elegancia al mismo tiempo reina por todo el edificio asi interior como exteriormte! el altar maior isolado, que bellisimo efecto produce!» (1977 [1929-1938], p. 203 [f. 17]). Viaje a Rusia. Moscú: Luego de avistar la ciudad de Moscú a su arribo y describir el paisaje de palacios, chozas, jardines, alamedas que le evocan a Constantinopla resalta en su diario del 12 de mayo de 1787: «[…] —ó que extensiva Ciudad es esta! […] pues los Jardines, Parques, y vacios que en el medio se encuentran son muchisimos—sin embargo hai un gran numero de mui buenos edificios y Palacios construidos en el gusto Ytaliano, Francés, Ynglés, Olandés &c., y aun en un gusto peculiar, que se conforma mui poco, con el griego y romano» [sic] (p. 258 [f. 12]). Otra descripción reveladora de su profundo conocimiento de la arquitectura y la construcción alude a a la nueva casa de gobierno: «Temprano fui a vér la Nueva Casa de govierno que se esta rematando de construir en el Cremlin —: tiene dos grandes piezas una Ovál, y otra redonda, que son magnificas, y bien decoradas en arquitectura— […] dho edificio es vasto, y no de mala arquitectura ... mas es nada en Comparación del que está enfrente del antiguo Arsenál (construido en tpo. de Pedro 1º pr. Le Fort. ** es nada —en mi concepto este es el mejór edificio que tiene moscou, tanto por su solidez, como pr. Sus bellas proporciones, y gusto de la Arquitectura, la Puerta pral. está decorada en piedra orn: Dor: pr. el mejór gusto griego: —y me admira como un tan magnífico, y util edificio no está aun reparado de la ruina a qe. un insendio reduxo su interior... le comiensan ahora á restaurar» [sic] (pp. 269-270 [f. 17]). Viaje a Rusia, San Petesburgo, 16 de junio de 1787: «la famosa casa del P. Potemkin que esta cerca de las guards. á Caballo–y es á la verdad una singular y buena Pieza de Arquitectura... una gran sala rotonda precedida de su Vestibulo y antesala: —una otra en forma de circo romano: —con otra maior aun quadrilonga con un gracioso Templo rotondo en medio; y divididas estas dos pr. una magnifica colonada O. J. según las del templo de Ereclea á Athenas, componen los Cuerpos principales de este magnífico edificio... cuios adornos, y proporciones son del buen gusto griego; y puede decirse desde luego que entre los modernos edificios, es aquel que mas se aproxima á la esplendidéz y magnifisencia de los Termes romanos que en ruinas vemos oi pr. Ytalia —visité todos los apartamentos altos, y bajos en que encontré arabescos de sumo gusto, y en uno de ellos el modelo de la Colonada y fachada de la Yglesia de Sn Pedro en Roma, de madera; tal vez la que se trabajava en el Palacio Farnece quando io estuve allí. —Las dos alas que se construien ahora Le daran suma extención y gracia al todo; mas examinando los materiales de que se hacen hallé que no eran buenos absolutamte., ni el Ladrillo, ni la mescla, de que resulta el que con facilidad se arruinan, como ia comiensa á experimentarse. Lastima realmte. que un conjunto tan hermoso no esté hecho de una materia mas solida. —El jardín se comienza á formár en el gusto Ynglés, y lleva mui buena traza y direccion» [sic] (pp. 318-319 [f. 16]).
28 El desmembramiento del territorio nacional producido por iniciativa de Bolívar debía tener una serie de otras razones, como su interés por reducir la capacidad de presión geopolítica del territorio peruano frente a su proyecto de la Gran Colombia. Lo cierto es que casi todas las decisiones de Bolívar respecto a la cuestión territorial de la América hispánica estaban perfectamente articuladas con las ideas de la época, según las cuales, las nacientes repúblicas debían reconfigurar sus dominios a partir de la creación de nuevas ciudades-capital, no solo distintas en ubicación y función a la ciudad capital del poder colonial, sino mejor articuladas con la nueva dinámica del comercio mundial y el emergente capitalismo mercantil industrial. Los ejemplos que influyeron en Bolívar: la fundación de San Petersburgo, por Pedro el Grande, en 1703, como nueva capital del Imperio ruso; la fundación de Washington, en 1791, como la nueva capital de la nación norteamericana según el plan de Pierre Charles L’Enfant. En el caso específico de las medidas de Bolívar respecto al territorio peruano, estas dos acciones igualmente articuladas por él y desarrolladas a partir de las propuestas formuladas por Francisco de Miranda para que las nuevas repúblicas se organicen en torno a una gran nación continental, cuya única capital pudiera ubicarse en el istmo de Panamá. Lo que propone Bolívar, en 1815, en su célebre «Carta de Jamaica», con cierto aliento utópico, mesianismo y voluntarismo romántico, es crear una sola gran nación con una sola gran ciudad-capital: «Yo deseo mas que otro alguno ver formar en America la mas grande nacion del mundo, menos por su estencion y riquesas, que por su libertad y gloria. Aun que aspiro á la perfeccion del gobierno de mi patria, no puedo persuadirme que el nuevo - mundo sea por el momento rejido por una gran republica; como es impocible no me atrevo á desearlo, y menos deseo aun una Monarquia universal de America, por que este proyecto, sin ser util, es tambien impocible. Los abusos que actualmente existen, no se reformarian, y nuestra rejeneracion seria infructuosa. Los Estados Americanos, han menester de los cuidados de gobiernos paternales, que curen las plagas y las heridas del despotismo y la guerra. La Metrópoli, por ejemplo seria Mejico, que es la unica que puede serlo por su poder intrinseco, sin el cual no hay Metrópoli. Supongamos, que fuese el Ystmo de Panamá, punto céntrico para todos los estremos de este vasto continente: ¿no continuarian estos en la languidez y aun en el desorden actual? Para que un solo gobierno dé vida» (Bolívar, 2015, pp. 23-24 [f. 22]). Respecto a la composición y la ubicación de la gran capital, sostiene que: «Los Estados del Ystmo de Panamá hasta Goatemala formaran quisá una asociacion. Esta magnifica posision, entre los dos grandes mares, podrá ser con el tiempo el emporio del Universo. Sus canales acortaran las distancias del Mundo: estrecharan los lazos comerciales de Europa, America, y Asia, traeran á tan felis region los tributos de las cuatro partes del Globo; ¡Acaso solo allí podra fijarse algun dia la Capital de la tierra!; como pretendió constantino [sic] que fuese Bisancio la del antiguo hemisferio» (2015, p. 26 [f. 25]). Sobre cómo se organizarían los nuevos estados, Bolivar escribe: «La Nueva Granada se unirá con Venezuela, si llegan á convenirse en formar una Republica Central cuya Capital sea Maracaybo, ó una nueva Ciudad que, con el nombre de Las Casas (en honor de este heroe de la filantropia) se funde entre los confines de ambos paices, en el sobervio puerto de Bahiahonda» (p. 26 [f. 25]). Sus opiniones sobre el Perú no son precisamente entusiastas para los fines de su proyecto personal: «El Perú, por el contrario, encierra dos elementos enemigos de todo regimen justo y liberal: oro y esclavos. El primero lo corrompe todo; el segundo está corrompido por sí mismo. El alma de un siervo, rara vez alcansa á apreciar la sana libertad: se enfurese en los tomultos, ó se humilla en las cadenas. Aunque estas reglas serian aplicablez á toda la America, creo que con mas justicia; las merece Lima, por los conceptos que he espuesto, y por la cooperacion que ha prestado á sus Señores contra sus propios hermanos los ilustres hijos de Quito, Chile y Buenos Ayres. Es constante que el que aspira á obtener la libertad, á lo menos lo intenta -. Supongo que en Lima no tolerarán los ricos la democrácia, ni los esclavos y pardos libertos la aristocracia. Los primeros preferiran la tirania de uno solo, por no padeser las persecuciones tumultuarias, y por establecer un orden siquiera pacifico. Mucho hará si concigue recobrar su independencia» (pp. 27-28 [ff. 27-28]). Bolívar reitera numerosas veces su entusiasmo de formar con los países del nuevo mundo una sola gran nación: «Es una Ydea grandiosa pretender formar de todo el nuevo mundo, una sola nacion con un solo vinculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbrez y una Religion, deberia por consiguiente tener un solo Gobierno, que confederase los diferentes estadoz que hayan de formarse; mas no es pocible, por que climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres de semejantes dividen á la America: ¡Que bello seria que el Ystmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los Griegos! ¡ojala que algun dia tengamos la fortuna de instalar allí un augusto Congreso de los