Sandra Arenas

Ecumenismo


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los pastores David J. Calvo, Augusto Fernández Arlt y Ricardo Pietrantonio11; el presbítero Juan Carlos Maccarone, decano de la Facultad de Teología, el presbítero Osvaldo Santagada, Remigio Paramio OSA y Norberto Padilla. Aprobada por las máximas autoridades católicas de la CEA, de la IELU y de la IERP, la Declaración se firmó en un acto de oración el 30 de marzo de 1990, quedando como uno de los pocos documentos de naturaleza doctrinal ecuménica en América Latina. Posteriormente, la Iglesia Evangélica Metodista Argentina (IEMA) adhirió a la Declaración, pero debe lamentarse que otras denominaciones en el país no lo hayan hecho también.

      Juan Pablo II en la Argentina

      El ecumenismo toma una dimensión nacional

      A partir de 1982, el presidente del Secretariado de Ecumenismo y los obispos y pastores que preparaban la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos comenzaron a reunirse periódicamente. Fue así como surgió la idea de conformar una “Comisión Ecuménica”, que de acuerdo con el Directorio de Ecumenismo de 1967-1970 podía componerse de los líderes de las respectivas iglesias o sus delegados.

      Había prevenciones recíprocas que tenían mucho que ver con el alineamiento de las iglesias históricas, o al menos de sus dirigencias, con posiciones próximas a la teología de la liberación, así como con lo que sucedía en Nicaragua con el intento de una “iglesia popular”. Cuando se sancionaron leyes de educación sexual y reproductiva, el matrimonio “igualitario” y proyectos sobre aborto, las dirigencias de iglesias evangélicas históricas les dieron su apoyo, sin prestar atención o en contraposición expresa con las posiciones católicas sobre familia y sexualidad.