a la publicación de esta obra, el Centro de Educación y Cultura Americana (CECA), una entidad privada dedicada a la investigación y extensión, ha publicado tres tomos de Historia del cristianismo en Chile y América. A diferencia de todas las obras reseñadas, esta historia tiene una pretensión decididamente ecuménica, incluyendo en su primer tomo dos artículos de síntesis sobre el protestantismo del siglo XIX25, un artículo sobre el rol de la Fraternidad Ecuménica de Chile en el segundo26 y un artículo sobre el rol del educador bautista Diego Thompson a comienzos del siglo XIX en el tercer tomo27. Sin embargo, a pesar de incluir artículos dedicados al protestantismo en Chile (reivindicación que no pretendo defender aquí), la Historia del cristianismo en Chile y América posee una falencia fundamental: una ausencia absoluta de criterio histórico a la hora de seleccionar los temas que se incluirían en cada tomo. Benjamín Silva, compilador del primer tomo, sostiene en la introducción que “en los futuros tomos invitamos a participar a quienes estudien el cristianismo en Chile y América desde las voces más polifónicas. Para nosotros este es un espacio abierto tanto para especialistas cercanos a tendencias confesionales, de las heterogéneas sensibilidades cristianas, como para estudios muy distantes y críticos del desarrollo histórico del cristianismo en tierras americanas”28. En este caso, la polifonía está lejos de ser armónica. Para poner un ejemplo: junto a los dos artículos sobre el protestantismo del siglo XIX, se incluyen trabajos acerca de la religiosidad en la literatura latinoamericana del siglo XX, el pensamiento sociopolítico de Manuel Larraín y un análisis de los hospitales de indios fundados por Vasco Vázquez de Quiroga en el México colonial. Los dos tomos restantes siguen exactamente la misma lógica.
La historia de la Iglesia y el Concilio Vaticano II
Es relevante preguntarse si “ha contribuido el Vaticano II a la renovación de la historia de la Iglesia que ya estaba en camino”29. Tras analizar las 63 veces en las que en los textos conciliares aparecen las palabras “historia” o “histórico”, Xeres concluye que, de manera específica, solo dos textos se refieren a la historia de la Iglesia en cuanto disciplina, ambos en el decreto Optatam totius sobre la formación sacerdotal. Sin embargo, más allá de estas menciones específicas, la apertura ecuménica operada en el Concilio —lo que Xeres llama “un panorama eclesial notablemente ampliado” y cuyos alcances y límites auténticos no me corresponde exponer aquí— podría haber operado una “recepción historiográfica” más profunda. Si bien algunos historiadores han señalado que el Vaticano II y las conferencias generales del episcopado latinoamericano “no han dejado indiferentes a quienes, sobre todo desde el seno mismo de la Iglesia, han emprendido la labor historiográfica”30, me parece que la orientación de la historiografía eclesiástica nacional es precisamente la opuesta.
Lo que ha ocurrido, según Xeres —la obra de Salinas e Historia del cristianismo en Chile y América dan cuenta perfectamente de ello— es que “un reflejo evidente del cambio del planteamiento de la historiografía eclesiástica es la preferencia, en los títulos de las obras y en los cursos universitarios, por la denominación “Historia del cristianismo” o “Historia religiosa” antes que “Historia de la Iglesia”. Por otra parte, esta preferencia terminológica podría también ser interpretada como una recepción solo superficial de la apertura conciliar desde el momento en que la misma ampliación de la idea de iglesia operada por el Vaticano II, superando la precedente reducción al elemento jerárquico y al inclusivismo católico, ha permitido indirectamente el desarrollo de una historia de la iglesia que comprenda también otros componentes eclesiales, así como elementos de iglesia presentes en las diversas confesiones cristianas”31. Xeres toca el punto esencial: algunos autores han optado por una historia del cristianismo que les permita no verse comprometidos con la tradicional visión jerárquica y exclusivista del catolicismo. Pero si el Vaticano II precisamente desplaza tales premisas, ¿por qué no considerar la escritura de una historia de la iglesia inclusiva con las tradiciones cristianas no católicas y abierta con rigurosidad académica a la polifonía y la diversidad?
La ampliación del concepto de iglesia operado en el Concilio Vaticano II puede tener un correlato historiográfico. La escritura de tal correlato implica, en primer lugar, una puesta al día de la discusión sobre las relaciones entre historia y teología. La persistencia de ciertos tópicos —“Chile y su Iglesia: una sola historia”— confirma el diagnóstico de Massimo Faggioli respecto a la situación actual de la historia de la Iglesia como disciplina académica.
Podría pensarse que la inclusión de capítulos sobre iglesias evangélicas, protestantes y ortodoxas, escritas por historiadores afines a cada una de estas tradiciones, atenuaría la fuerte identificación del concepto iglesia con su expresión hegemónica, el catolicismo. Sin embargo, la historia que aquí se propone pretende mirar ecuménicamente toda la historia de la iglesia en Chile (y así en otros países). Las consecuencias eclesiológicas de la intuición ecuménica del Vaticano II obligan a releer la historia con lentes renovados, capaces de estimular un relato que, al tiempo que inclusivo y abierto, no se escandalice frente a las rupturas y tensiones históricas entre las tradiciones cristianas en nuestro país y al interior de ellas32.
Notas:
1 Licenciado en Historia por la Universidad de Chile; Magíster en Pensamiento contemporáneo por la Universidad Diego Portales y candidato a doctor en Historia por la Pontificia Universidad Católica de Chile.
2 F. Araneda, Historia de la Iglesia en Chile, Paulinas, Santiago 1986.
3 M. Barrios, La iglesia en Chile: sinopsis histórica, Ediciones Pedagógicas Chilenas, Santiago 1987, 12.
4 M. Barrios, Chile y su iglesia: una sola historia, Editorial Salesiana, Santiago 1992, 9.
5 F. Aliaga, La iglesia en Chile. Contexto histórico, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago 1987, VII.
6 M. Salinas, Historia del pueblo de Dios en Chile. La evolución del cristianismo desde la perspectiva de los pobres, Cehila-CEDM, Santiago 1987, 9.
7 Para la revisión de las orientaciones teológicas e historiográficas de Cehila, véase Cehila, Para una historia de la iglesia en América Latina. Encuentro latinoamericano de Cehila. Quito, 1973, Nova Terra, Barcelona 1975.
8 Para un análisis histórico-teológico de la trayectoria de la Confraternidad Cristiana de Iglesias, véase M. Ossa, Iglesias evangélicas y derechos humanos en tiempos de dictadura. La Confraternidad Cristiana de Iglesias, 1981-1989, Fundación Konrad Adenauer-Centro Ecuménico Diego de Medellín, Santiago 1999.
9 M. Salinas, Historia del pueblo de Dios en Chile, 82.
10 Ibid., 121.