Emilio Parra Rubio

Una gabardina azul


Скачать книгу

color miel que dejan entrever su determinación. La luz de la lámpara se refleja en su iris como si de un túnel a ninguna parte se tratara. Casi puedo asomarme para mirar dentro y solo he dicho unas pocas palabras. Tiene unos labios finos pero bien enmarcados. Dos pequeñas líneas que se forman justo en la comisura le proporcionan una expresión de felicidad perturbadora.

      —Eso dicen —contesto a sabiendas de que no le estoy mintiendo.

      El camarero sigue frente a nosotros contemplando la escena.

      La mujer respira hondo. Yo casi me quedo sin aliento cuando pronuncia su nombre y furtivamente nos damos un par de besos en la mejilla. Cuánto tiempo hacía que no besaba..., que no sentía esas interferencias eléctricas que por un momento desconectan mis neuronas dejándome completamente alelado. Tanto tiempo que ya ni me acordaba.

      El camarero ha ido a atender a otro cliente que acaba de entrar.

      Margarita es su nombre.

      —¿Le importaría firmarme un autógrafo?

      Lo que me faltaba hoy.

      —En fin, no me importaría si en realidad fuera...

      —Es para mi sobrina, que ha leído alguno de sus libros. Yo he de confesarle que no he tenido la oportunidad —me interrumpe sin darme tiempo a terminar la frase.

      —Bueno, siendo así... —respondo automáticamente. Me dejo llevar, sin justificación alguna, por la enorme mentira que se va forjando a mi alrededor.

      La mujer mete la mano en el bolso y saca una pequeña libreta mostrándome la última página. Página en blanco esperando ser manchada por mi tembloroso garabato.

      —¿Cómo se llama su sobrina? —pregunto con una ligera desgana.

      —Andrea.

      Con afecto para Andrea. R. G. Un par de iniciales tan retorcidas como mi dudosa honestidad.

      —Gracias, seguro que le hará mucha ilusión —dice guardando el bloc.

      Su perfume impregna mi mente de sensaciones nuevas que no reconozco. La miro y percibo cierto nerviosismo, no inferior al que recorre mi cuerpo. Intuyo que tiene prisa, la prisa de quien tiene alguien que le espera.

      —¿Qué le trae por aquí? —pregunta cordialmente.

      —Un asunto familiar. —Se produce un silencio incómodo—. Nada relevante, hacía mucho tiempo que no venía por aquí y decidí hacerlo por pura nostalgia. Puede incluso que me quede una temporada, ya veremos.

      —¿Tiene familia en esta ciudad?

      —La tuve en su día —respondo sin calibrar muy bien lo que digo.

      —Bueno, espero que todo le vaya bien.

      Una despedida intrascendental como no podía ser de otra forma y me quedo frío, frío como la noche y solo, solo como siempre.

      La cafetería se ha quedado insulsa, apagada y aburrida. No aguanto ni un minuto sobre el taburete.

      Todo el buen estado de ánimo que tenía hace un momento ha ido decayendo conforme avanzo por el bulevar. Roberto Gallián va dejando sus trozos esturreados por la acera desde el mismo instante que he abandonado la cafetería, hasta dejarme completamente en pelotas frente al maldito espejo.

      La cena de la residencia me sabe de distinta manera. La comida no me agrada el paladar como otras veces. Lo mejor: el vaso de vino que me calienta el alma. Me siento profundamente deprimido. La realidad comienza a golpearme con sus latigazos de pobreza inmunda. Pobreza inmunda y real que me conduce con una fuerza invisible arrastrando los pies hacia el parque. Esta noche no dormiré caliente, no tengo derecho a despertar bajo un techo protector. Me debo una penitencia y mi cuerpo no merece muchas más atenciones. Tras sobornar con piropos a la secretaria de la asociación, adquiero media botella de vino con los vales del economato y me voy derecho a buscar un lugar donde dar rienda suelta a mis extremidades. La noche y sus estrellas harán el resto. Llevo en la riñonera mi vieja libreta y lo que queda de un lápiz. Así me encuentra la media luna que asoma fugazmente entre las nubes, beodo, en horas bajas, sin fuerzas para mantener mi autoestima erguida, profundamente aturdido por una melancolía inusual. Hace tanto tiempo que no lloro que tengo grietas en los párpados y el lagrimal seco como el páramo.

      Lagrimal seco de flujo escaso,

      garganta roma que no acepta un trago,

      piernas cansadas, esqueleto vago,

      raído, quebrado, no me hace caso.

       Los hombros, ¡ay, los hombros!..., caídos

      buscando el suelo por donde piso.

       Colgando unos brazos que

      no he pedido.

       ¿Para qué los quiero?

       Si no dan abrazos

       o los dan sin sentido...

      Конец ознакомительного фрагмента.

      Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

      Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.

      Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.

/9j/4REPRXhpZgAATU0AKgAAAAgADAEAAAMAAAABBiwAAAEBAAMAAAABCdQAAAECAAMAAAADAAAA ngEGAAMAAAABAAIAAAESAAMAAAABAAEAAAEVAAMAAAABAAMAAAEaAAUAAAABAAAApAEbAAUAAAAB AAAArAEoAAMAAAABAAIAAAExAAIAAAAeAAAAtAEyAAIAAAAUAAAA0odpAAQAAAABAAAA6AAAASAA CAAIAAgALcbAAAAnEAAtxsAAACcQQWRvYmUgUGhvdG9zaG9wIENTNSBNYWNpbnRvc2gAMjAyMTox MjoyMSAxMzo0NTowMwAAAAAEkAAABwAAAAQwMjIxoAEAAwAAAAEAAQAAoAIABAAAAAEAAAdcoAMA BAAAAAEAAAu4AAAAAAAAAAYBAwADAAAAAQAGAAABGgAFAAAAAQAAAW4BGwAFAAAAAQAAAXYBKAAD AAAAAQACAAACAQAEAAAAAQAAAX4CAgAEAAAAAQAAD4kAAAAAAAAASAAAAAEAAABIAAAAAf/Y/+0A DEFkb2JlX0NNAAH/7gAOQWRvYmUAZIAAAAAB/9sAhAAMCAgICQgMCQkMEQsKCxEVDwwMDxUYExMV ExMYEQwMDAwMDBEMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMAQ0LCw0ODRAODhAUDg4OFBQO Dg4OFBEMDAwMDBERDAwMDAwMEQwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAwMDAz/wAARCACgAGQD ASIAAhEBAxEB/90ABAAH/8QBPwAAAQUBAQEBAQEAAAAAAAAAAwABAgQFBgcICQoLAQABBQEBAQEB AQAAAAAAAAABAAIDBAUGBwgJCgsQAAEEAQMCBAIFBwYIBQMMMwEAAhEDBCESMQVBUWETInGBMgYU kaGxQiMkFVLBYjM0coLRQwclklPw4fFjczUWorKDJkSTVGRFwqN0NhfSVeJl8rOEw9N14/NGJ5Sk hbSVxNTk9KW1xdXl9VZmdoaWprbG1ub2N0dXZ3eHl6e3x9fn9xEAAgIBAgQEAwQFBgcHBgU1AQAC EQMhMRIEQVFhcSITBTKBkRShsUIjwVLR8DMkYuFygpJDUxVjczTxJQYWorKDByY1wtJEk1SjF2RF VTZ0ZeLys4TD03Xj80aUpIW0lcTU5PSltcXV5fVWZnaGlqa2xtbm9ic3R1dnd4eXp7fH/9oADAMB AAIRAxEAPwDzONUoKcJFFC0FKDCcpHhJS3xSlOPNdVgYGFbhYJdj1F9nTKrHOLGkmx3WasQ2u091 n2Z32ff/AKD9F/NpKeUBCXwXoub0jpWN1bG6hTgU24Bt6tnHG9Npa5mLjYzBiOZt99VPVK8iuqn6 DFxX1hw24PXupYTGbK8fKuZU0dmB7vR/8CLEgohz4MJT4pJJKV4Jk4mU/HZBS0JImxJK08L/AP/Q 8zkpTrqn7pHRFC7toIjULUx+jY1vSP2hkZzcWy05Lc